“Autónoma, autónoma y autónoma”. El tweet es de hace más de un mes y su autor es Eduardo Machiavelli, jefe de campaña full time de Rodríguez Larreta y secretario de Espacios Públicos en sus ratos libres. Como aquella vez, la Ciudad vuelve a cortarse sola. Amparado en el fallo favorable de la Corte de hace tres semanas, el Jefe de Gobierno porteño anunció que a partir de mañana retornarán las clases presenciales para los jardines maternales, la educación inicial, la primaria y la especial en el territorio que gobierna. La reapertura se impuso sobre la idea más conservadora que se barajaba, de adelantar las vacaciones de invierno escolares para ganar 15 días y patear el problema para adelante. Otra vez, osado, Larreta se embanderó en el lema educativo para desmarcarse de la Rosada: "Dijimos que las escuelas iban a ser lo último en cerrar y lo primero en abrir, y vamos a cumplir", aseguró en conferencia de prensa el viernes, con tono de campaña.

Pese a que pareciera lo contrario, en la sede de Gobierno de Parque Patricios son muy conscientes del estado de situación actual de la pandemia. De hecho, cuando Alberto Fernández anunció hace 10 días el encierro vigente que vence esta noche, en el entorno del ministro de Salud Fernán Quirós apoyaban la medida sin miramientos y apostaban a un cierre total incluso cuando persistían especulaciones sobre qué pasaría con las escuelas. Eso no quita que el de la Ciudad siga siendo el Ejecutivo más permeable a los reclamos de apertura y mayores flexibilizaciones, como lo viene demostrando hace varios meses.

A la polémica sin retorno con los gremios docentes, que ya directamente lo acusan de “asesinar” a más de 20 trabajadores de la educación, Larreta sumó un contrapunto con un sector de los médicos. Según los números oficiales, en la Ciudad había hasta ayer 415 camas de terapia intensiva ocupadas sobre un total de 550, y unas 718 de “gravedad media” sobre un total de más de 1100. Un panorama complicado, pero no en una crisis alarmante. El director del Hospital Durand, Horacio Bolla, intentó desmentir esa información en una conferencia de prensa a mitad de semana, y habló de “colapso” y de "cama caliente”, un término que se utiliza para graficar que cada cama que es abandonada por una muerte es enseguida ocupada por un nuevo enfermo. “Las y los trabajadores de la salud queremos denunciar, la Falta de Camas de UTI, Respiradores, salas abandonadas y la vacunación para quienes estamos en la primera línea en la lucha contra el Covid-19”, denunciaron.

La oposición porteña, además, aprovechó también para pegarle por la decisión. “Larreta Insiste con su capricho mientras miles de argentinos pelean por su vida en hospitales colapsados. La pelea del jefe de gobierno no es contra el gobierno nacional, es contra la realidad”, dijo el diputado nacional y referente del kirchnerismo porteño, Mariano Recalde.

El propio ministro de Educación, Nicolás Trotta, lo acusó de "incumplir los parámetros sanitarios" construidos "en consenso" con todas las jurisdicciones. "La ciudad de Buenos Aires triplica el indicador de Alemania para cerrar escuelas", dijo, con algo de criterio, pese a que su palabra quedó deslucida y hasta desautorizada por el Presidente hace varias semanas, cuando el ministro tenía claramente otra postura.

“Autónoma, autónoma y autónoma”: Larreta vuelve a embanderar a la Ciudad en las clases presenciales pese a la crisis sanitaria

¿En qué se apoya Rodríguez Larreta para avanzar políticamente en la apertura de escuelas pese a la catástrofe sanitaria que sacude al AMBA y al país? Básicamente, no está solo: “la defensa de la educación” es una bandera que eligieron los principales distritos opositores al Gobierno. A partir de este lunes no sólo volverán a abrir las aulas de primaria y jardín en la Ciudad, sino que lo mismo harán Mendoza, Córdoba, y Corrientes. Allí donde hay dirigentes que tienen respaldo político y aspiraciones presidenciales hay una clara intención de despegarse de la estrategia de la Rosada y marcar otro rumbo posible para enfrentar la pandemia.

Otro respaldo es el sector duro de la oposición, encabezado por la a esta altura inefable Patricia Bullrich y sus secuaces de la extrema derecha y las teorías conspirativas respecto del virus. En todo este tiempo hubo un acumulado político en ese sector, que habrá que ver qué tipo de peso electoral atesora, pero que tuvo que una actitud pendular frente al Jefe de Gobierno: lo criticó cada vez que acercó posiciones con Fernández y lo apoyó cada vez que intentó confrontarlo.

Acumular ese electoralmente ese fenómeno extraño de la ultraderecha bizarra y evitar su desborde y ruptura es una de misma tarea fundamental para Larreta, a pesar que trae sus complejidades. El ex vice y senador por Mendoza Julio Cobos dijo esta semana, muy cómodo, que si Bullrich sigue reclamando encabezar la lista en capital, el Jefe de Gobierno deberá optar por hacer cruzar la General Paz a Vidal.

Entrevistado por Fontevecchia en Perfil, Cobos analizó que “habrá esos matices, halcones y palomas. Eso se trasmitirá al proceso electoral. Le van a traer complicaciones a la figura que pueda liderar, que es Horacio Rodríguez Larreta. Es el caso, por ejemplo, de Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, que aparentemente decidieron competir en el mismo distrito”.

Curioso rol de Vidal: de haber sido una gobernadora con alta imagen positiva, cuidada por los medios y el establishment empresario, pasó a ocupar un lugar de “tapón” del sector duro de la oposición en el distrito más cómodo para competir, en el que casi no hay rival. De todas maneras, para ella es una oportunidad: si gana, vuelve a estar en la danza de dirigentes presidenciables y recuperará la centralidad perdida en el llano, lo que para Larreta será también otro problema mirando hacia 2023.

Pero de todos, el apoyo más firme que obtuvo Larreta para su “autonomía” fue precisamente el fallo, arbitral, de la Corte, que reafirmó precisamente esa autonomía. Obtener el respaldo unánime de la cúspide del Poder Judicial es equivalente a recibir un espaldarazo del poder real, una suerte de habilitación, que lo deja hacer y deshacer a gusto incluso desautorizando la voz presidencial, Mas allá de las interpretaciones jurídicas alrededor del fallo de los supremos, está claro que arbitró en una discusión política, que de infectología no tuvo nada, como nadie tienen los CVs de los miembros de la Corte en la materia.

Otro respaldo ineludible es el de la minoría intensa que entiende que en la apertura de las escuelas se juega el futuro educativo de los pibes y pibas. Es un círculo pequeño pero nada deleznable de ONGs e institutos privados conformados en su mayoría por “mamis y papis” de los grupos de wasap, de clase media para arriba. Sumado a la militancia partidaria y de los medios, el Jefe de Gobierno tuvo una tribuna para amplificar su discurso y replicar uno de sus ejes de campaña.

Otra razón: nadie está prestando la atención necesaria pero, a diferencia de la primera ola, la Ciudad casi no realiza testeos en los barrios populares. A esta altura del año pasado, los principales puntos del detectar estaban situados en puntos críticos, como la Villa 31. Hoy ya no están.

Los bares y restaurantes, también organizados y con un gran poder de lobby por los puestos de trabajo que generan (sin entrar en la discusión de que son muchos, pero igualmente precarios) “van a volver a poder atender en espacios al aire libre en mesas de hasta 4 personas o grupo familiar” hasta las 19 horas, según informó el gobierno porteño. “Luego de esa hora podrán seguir trabajando con delivery o retiro en el local”, agregaron.

Allí se encuentra otra de las claves. Quizás como en ningún otro centro urbano del país, el DNU presidencial casi no tiene vigencia en la Ciudad: los controles son mínimos y hace rato la Agencia Gubernamental de Control dejó de informar cuántos locales clausuró por encontrarlos en infracción de las medidas sanitarias. El rol de policía malo lo termina ejerciendo el propio Gobierno nacional. Ahí sí, a espejo de su electorado, en la Ciudad hacen como si nada hubiese pasado.