Cuando la política Juega con los niños
Análisis político a partir de la Teoría de Juegos
La Matemática aplicada utiliza modelos para estudiar interacciones en estructuras formalizadas en incentivos, llamada “Teoría de Juegos”. Esta fue retomada por la Teoría Económica para comprender procesos de Toma de Decisiones y también por otras disciplinas como la Sociología y la Ciencia Política.
Los conflictos entre seres racionales que desconfían uno del otro, o la pugna entre competidores que interactúan y se influyen mutuamente, que piensan y que pueden ser capaces de traicionarse, constituyen el campo de estudio de la Teoría de Juegos. La cual se basa en un análisis matemático desde un punto de vista racional. Desde el enfoque de esta teoría, un «juego» es una situación conflictiva en la que priman intereses contrapuestos de individuos o instituciones, y en ese contexto una parte -al tomar una decisión-, influye sobre la decisión que tomará la otra; así, el resultado del conflicto se determina a partir de todas las decisiones tomadas por los actuantes.
La teoría de juegos plantea que debe haber una forma racional de jugar (o de negociar en un conflicto), especialmente en el caso de haber muchas situaciones engañosas y segundas intenciones; así, por ejemplo, la anticipación mutua de las intenciones del contrario, que sucede en juegos como el ajedrez o el póquer, da lugar a cadenas de razonamiento teóricamente infinitas, las cuales pueden también trasladarse al ámbito de resolución de conflictos. Los individuos, al interactuar en un conflicto, obtendrán resultados que de algún modo son totalmente dependientes de tal interacción
El “chicken game” o "juego del gallina" viene de una práctica que se ve reflejada en la película “Rebelde sin causa”, en la que dos jóvenes, bastante insensatos, se retan a ir con sus coches a gran velocidad hacia un barranco, de forma que el primero que dé un volantazo para ponerse a salvo será considerado un cobarde, un gallina; mientras que el otro es el héroe y el ganador del juego.
Analizando el resto de posibilidades, podemos observar que si ninguno produce el volantazo a tiempo, se encontrarán en la peor de las situaciones posibles, cayendo ambos por el barranco; mientras que si ambos reaccionan a la vez, ambos sobrevivirán y ninguno será considerado un cobarde, pero tampoco ganador. Como ninguno querrá morir, el que sea más temeroso de caer dará el volantazo antes y ambos se salvarán, de forma que los Equilibrios de Nash[1] se producen cuando uno coopera mientras el otro no lo hace.
Al comenzar la Pandemia en el año 2020, tanto el Gobierno Nacional de la mano de Alberto Fernández, como el Jefe de Gobierno de la Capital, Horacio Rodríguez Larreta, consideraron jugar otros juegos en donde, ambos ganaron con la cooperación. De esto se trataban las conferencias de prensa conjunta entre “amigos”.
Los años impares en Argentina coinciden con los electorales, por lo tanto con el cambio de estrategias, ni Fernández, ni Rodríguez Larreta parecieran ser James Dean; tampoco son Rebeldes sin Causa. Pero sin dudas, ambos hasta ahora decidieron ir directo al precipicio. Quizás lo más grave, es que debajo están todos los niños esperando que los autos no se caigan sobre ellos. Ambos están dispuestos a jugar a fondo, a punto tal de quitarse la centralidad de la decisión política.
Dejan en manos de los jueces lo que debe decidir la política. En el medio, los niños y los adolescentes son espectadores de un juego que no quieren, ni decidieron jugar. Ahora son los adultos, peor aún, los decisores políticos de nuestras vidas -los que juegan- y los niños mirando por detrás de un vidrio.
Mientras tanto, el escenario central adonde se deben desarrollar los juegos y lo lúdico-educativo, que son los patios de las escuelas, están cerrados esperando que el Presidente y el Jefe de Gobierno, devuelvan la pelota.
*Lic. En Ciencia Política. Docente e Investigador de la UBA/USAL/UAI. Autor de varios libros sobre Sistemas Electorales. Twitter: @GusGonzalezok
[1] John Forbes Nash, era un matemático que dio nombre al Equilibrio de Nash. Una situación en la cual todos los jugadores han puesto en práctica, y saben que lo han hecho, una estrategia que maximiza sus ganancias dadas las estrategias de los otros. Consecuentemente, ningún jugador tiene ningún incentivo para modificar individualmente su estrategia.