Decepción amarilla: ambiente de velorio en un PRO que quedó al borde del colapso
Javier Milei dinamitó todos los puentes con Mauricio Macri, con la expectativa de un resultado que finalmente lo acompañó, y con el que ahora impone condiciones para todo lo que resta del calendario legislativo. El PRO perdió en la Ciudad de Buenos Aires después de 20 años, y quedó diluido por una ultraderecha que se jugó por la buena imagen del Presidente y se llevó toda ganancia.
Silvia Lospennato no pudo votar en el distrito donde aspiraba a construirse como una referencia. En los espacios dispuestos para los periodistas en el bunker PRO de la calle Balcarce la decoración incluía mesas con manteles negros y unas flores dignas más para un sepelio que para una campaña de un espacio ganador. Señales erráticas de un domingo fatídico que marca un antes y un después en el espacio político que latió durante las últimas dos décadas al son de un antikirchnerismo que hoy parece que encuentra un espacio consolidado en la ultraderecha.
En una jornada en la que el principal ganador fue el abstencionismo, con solo un 53% de concurrencia a las urnas, el partido de gobierno que se venía imponiendo desde el 2005 en la Ciudad de Buenos Aires mordió el polvo.
La Libertad Avanza (LLA) lo dobló en votos para quedarse con un impensado primer puesto hasta hace solo unos días y le torció el brazo al PRO. Fue 30% contra tan solo un 15 de los amarillos que no pudieron ganar ninguna de las 15 comunas.
A pesar de la derrota, pudieron meter en la Legislatura cinco bancas: la de Lospennato, que será acompañada por Hernán Lombardi, Laura Alonso, Darío Nieto y Rocío Figueroa. Quedó afuera Waldo Wolff.
Los Milei, tan reacios a la “rosca” propia de la “casta”, pueden ahora librarse a su juego más cómodo. El de mostrar números, con los que enrostrarán la distancia de los votos que los separan para poner fin al eterno debate sobre las condiciones entre las dos principales fuerzas de la derecha para encarar una alianza de cara a la elección legislativa de la Provincia de Buenos Aires, y también rumbo a la campaña para el Congreso nacional.
De nada le sirvió al elenco macrista sirvió la impronta “anticorrupción” que quiso mostrar la candidata “amarilla” que hasta solo un par de meses era una virtual candidata legislativa por la Provincia de Buenos Aires y tuvo que cruzar el Riachuelo por pedido expreso de Mauricio Macri, Tampoco su bronca contra la “campaña sucia” del gobierno nacional, que con las milicias digitales orquestadas por Santiago Caputo le asestaron un golpe de efecto en las horas previas a los comicios con unos polémicos fakevideos.
El clima de pesimismo se extendió durante toda la fría tarde noche de domingo, y pasadas las 20 se conoció el peor escenario para el partido que perdió su primera elección en la CABA en los últimos 20 años.
En las charlas que pudo recoger Diagonales, esperando los primeros números de la jornada, desde el PRO resaltaban la baja participación electoral e insistían con dos escenarios que podían dejar “lo mejor parado posible” al elenco “amarillo”.
En primer lugar, cuanto más cerca estuvieran del 20% ciento, "mejor". Y, por otro lado, si finalmente se ubicaban terceros, apuntaban a que la diferencia con respecto a LLA fuese lo más escasa posible.
Con cualquiera de estas dos hipótesis, la primera plana del PRO tendría más recursos bajo la manga para negociar. Pero a medida que bajaba el sol, también se hacía la oscuridad para el partido de Mauricio Macri. María Eugenia Vidal fue la cara visible en el área de prensa que solo atinó a decir que esperarían “con tranquilidad” los resultados.
Pero su cara lo decía todo. Solo era cuestión de minutos para saber fehacientemente las cifras finales del fracaso. A eso mismo apuntó el ministro de Salud porteño Fernán Quirós cuando planteó que “si salían terceros” había un mensaje que tenían que escuchar de las urnas.
Antes de conocerse los resultados definitivos, los dirigentes amarillos no quisieron diltar más el final anunciado y fueron a rendir cuentas al escenario. En el centro de la escena se podía ver a un Jorge Macri que invitaba a su primo y líder (todavía) del PRO, Mauricio, a posicionarse más al frente. El ademán corporal del expresidente fue tajante. Decía: “Acá me quedo yo”.
Lospennato agradeció a los votantes que acompañaron la propuesta del PRO y destacó la importancia de “sostener los valores que construyeron la ciudad en estos últimos años”. “El resultado no nos favorece, pero el PRO sigue siendo una fuerza fundamental en la vida política de Buenos Aires”, sostuvo la nueva legisladora porteña, que recalcó que había una “nueva generación” que necesita de más tiempo para la renovación partidaria. También fue directa en su mensaje contra la corrupción y mencionó la “campaña sucia” que sufrió por parte de LLA.
Luego fue el turno de Jorge Macri que aseguró que intentaron garantizar la gobernabilidad en la Legislatura. “Silvia, fuiste nuestra mejor candidata”, elogió a su compañera, mientras reafirmaba una directriz que será una leitmotiv en sus dos años y medio que le restan de mandato. “Vamos a tender puentes, pero sin abandonar lo que somos. No vamos a cambiar por una elección”, sostuvo.
“Las ‘mabeles’ no votaron”, confiaban a este medio en el equipo de Cristian Ritondo, en referencia a la poca participación del electorado de mayor edad más conservador tradicional que no acompañó al oficialismo porteño. El titular del PRO bonaerense ya estaba en el quinto piso del edificio contiguo al bunker de campaña amarillo junto con los primos Macri y María Eugenia Vidal, pero sin Lospennato, excluida de una reunión que se prolongaba. El aire se cortaba con cuchillo.
Para Mauricio Macri, el exkiller con capacidad de daño, es momento “para reflexionar”. Afirmó que se irá a una serie de homenajes al escritor y político peruano Mario Vargas Llosa. “Propusimos adelantar la elección para generar un debate sobre cómo cuidar lo logrado en la Ciudad y resultó ser un error. El Presidente logró derivar la agenda en un plebiscito nacional sobre su política económica”, aseguró el titular nacional del PRO.
Macri recordó que el Gobierno nacional sorteó “cinco crisis” por la ayuda de su partido, y criticó “la falta de respeto” libertaria. “Tuvimos que denunciar delitos que se cometieron en la campaña de la Ciudad y nunca había sucedido. No me puedo olvidar de esto por el exitismo”, mantuvo en TN.
Y repitió un mantra que será tema de debate central en las próximas semanas en el elenco amarillo: “Los que tenían precio y estaban regalados, ya se pasaron. A los que quedan los noto con vocación de sostener un conjunto de valores, un método de trabajo más organizado, meritocrático en la interna”.
Mientras Macri ya deambulaba por los canales de televisión, el bunker se apagaba rápidamente y todo se iba desarmando a la velocidad de la luz. En esos minutos, la playlist del evento incluía canciones de un Fito Páez que desde hace años es mala palabra cuando se trata de elecciones porteñas.
Y por si fuera poco, sonó dos veces “Yo no me doy por vencido” de Luis Fonsi. “Son unos hijos de puta”, confiaban entre risas y un poco molestos a Diagonales en el equipo de campaña macrista, cuando se les consultaba por los temas que sonaban en el parlante. Todo un mensaje de principios para un PRO que quedó al borde del precipicio y que, casi desnudo, deberá ceder posiciones para evitar la implosión total.