Luego de estar internado durante varias horas, las autoridades del Hospital El Cruce de Florencia Varela informaron la muerte de Lucas González, un chico de 17 años que jugaba en las divisiones menores de Barracas Central, luego de recibir un disparo en la cabeza por parte de un efectivo de la Policía de la Ciudad cuando salía de entrenar ayer por la mañana

El joven futbolista salía del club de Barracas Central con otros tres amigos en un auto cuando policías de civil, en un vehículo no identificado, los interceptaron a balazos. La primera versión de la fuerza de seguridad porteña hablaba de un enfrentamiento, sin embargo, se supo que los jóvenes nunca dispararon y que ni siquiera estaban armados. El Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad abrió un sumario administrativo para investigar la actuación de los policías involucrados, sin embargo ninguno se encuentra detenido. 

“Fueron atacados sin motivos por los policías”, denunció la mamá de Lucas. La versión que intentó instalar la Policía decía que efectivos de la Comisaría Vecinal 4C “irradiaron un alerta por la presencia de varios jóvenes en la zona a bordo de un auto Volkswagen Suran azul que se negaron a ser identificados y huyeron”. Según este relato,  “la persecución se extendió hasta el cruce de Alvarado y Perdriel, donde se logró detener a tres de los sospechosos tras un tiroteo, uno de ellos herido de bala en la cabeza, mientras que un cuarto ocupante logró escapar a la carrera”.

Sin embargo, lo que sucedió fue muy distinto. Los cuatro jóvenes salían de probarse en las inferiores del Club de Barracas cuando fueron interceptados por un Nissan Tiida blanco del que descendieron dos hombres de civil con armas de fuego. Los chicos creyeron que se trataban de delincuentes y que iban a ser víctimas de un robo, por eso intentaron esquivar el vehículo que los bloqueaba. En ese momento, los policías comenzaron a disparar. 

El padre del adolescente que conducía el auto contó que tras ese episodio su hijo lo llamó para decirle que les habían querido robar y que a Lucas, su amigo, le habían pegado tres tiros. “Ellos fueron a entrenar y cuando salen los intercepta un auto, que no tiene identificación de nada, se bajan tres personas apuntándoles y ellos se escapan, y ellos (los policías) arrancan a los tiros”, relató el hombre.

Además, contó que su hijo detuvo el auto apenas vio a policías uniformados en la calle “para decirles que les querían robar”. Sin embargo, los efectivos detuvieron a los chicos. “Mi hijo sólo quería que lo asistan al amiguito que se le estaba muriendo arriba de las rodillas”, exclamó el padre de uno de los jóvenes.