Compras con tarjetas de crédito, Leliqs, sellos: todo lo que se mueve es susceptible de nuevos impuestos para un Horacio Rodríguez Larreta necesitado de fondos. La legislatura convirtió en ley el presupuesto porteño para 2021, que generó un importante revuelo y prevé crear tres gravámenes nuevos, a saber: impuesto a los sellos para el uso de tarjetas de crédito, ingresos brutos a los intereses de Leliqs y a los intereses de pases pasivos. El argumento detrás de estos nuevos impuestos tiene que ver el porcentaje de coparticipación que, por decreto, lo otorgó el gobierno de Mauricio Macri a la ciudad en 2016 y sobre el gobierno de Alberto Fernández decidió dar marcha atrás. Lo cierto es que, históricamente, la ciudad de Buenos Aires se ha sustentado con el 1,4% de coparticipación que recibía antes del aumento del macrismo sin necesidad de crear nuevos impuestos. Realizaremos un análisis un poco más detallado para comprender de mejor manera qué significan estos cambios para el presupuesto y cómo impactan en la vida cotidiana de los vecinos y vecinas de la ciudad.

Lo primero que vale la pena señalar es que, el primero de estos tres nuevos impuestos, cargará su peso sobre el consumo. La alícuota del impuesto a los sellos por el uso de tarjetas de crédito será de 1,18%, lo cual afecta básicamente a todo el universo de personas que utilizan este instrumento para financiar sus compras. El segundo y tercer impuesto afectan a la operatoria de los bancos comerciales debido a que, para simplificar, se grava una alícuota del 7%, tanto para los intereses de Leliq como para los intereses de pases pasivos, estos son dos de los principales instrumentos de inversión que tiene el sector bancario donde se mueve una gran masa de dinero. Ahora bien, el problema de estos impuestos consiste en que que puede llegar a generar una distorsión en las tasas de interés de la economía y, por lo tanto, encarecer el crédito. Veamos porqué.

Las Leliq son uno de los principales instrumentos de política monetaria. Como ya dijimos una gran masa de dinero que está depositado en los bancos fluye hacia estas letras. Entonces la tasa de interés de estas letras de inversión funciona, en la práctica, como reguladora de las tasas pasivas y activas, es decir, marca una suerte de “piso” para las tasas de los plazos fijos y los créditos. Ahora bien, si los rendimientos de estas letras caen debido a la alícuota de este nuevo impuesto, y el BCRA desea sostener la demanda de Leliq, se verá obligado a subir la tasa de interés para que el rendimiento de estas letras no caiga. Esto probablemente arrastre la tasa de interés de los créditos al alza lo cual afectaría tanto a los consumidores como al sector productivo.  Otro escenario posible que se podría plantear es que la tasa de interés de Leliq no se modifique lo cual hará efectivamente reducir los rendimientos de los intereses de estas letras y por lo tanto la demanda de las mismas. en Ese escenario, el dólar aparecería como una reserva de valor atractiva, lo cual tampoco es un panorama favorable debido a las restricciones de divisas que el país está atravesando actualmente. Al respecto de este debate, el titular de la autoridad monetaria, Miguel Pesce, adelantó que apelará a la Corte Suprema de Justicia si se llegasen a aprobar estos dos impuestos.

Larreta aprueba un presupuesto de ajuste y con nuevos impuestos para los porteños

Ahora bien, del mismo modo que hicimos este análisis, también podríamos decir que, si se cobran más impuestos, el Estado de la Ciudad Autónoma recauda más y eso se traduce en mayor y mejor inversión del Estado porteño en beneficio de los vecinos y vecinas. Analizaremos en trazo un poco más fino el presupuesto propuesto para 2021 a la luz de este argumento que acabamos de realizar para observar cuáles son los resultados.

El proyecto de ley contempla una suma de $ 90.886.397.508 en gastos de capital, esto significa alrededor de un 10% más de lo que fue en 2020. El gasto de capital que realiza un gobierno se compone, entre otros componentes, de la inversión directa que se realiza en materia de salud, educación, vivienda, agua potable y cloacas, cultura y trabajo. Ahora bien, si bien el gasto total de capital del presupuesto 2021 se propone ser un 10% superior a 2020, cuando se analiza la inversión directa del gobierno, el panorama es tanto más contrario. A excepción de vivienda y educación, el gobierno porteño prevé recortes en la inversión de los demás rubros. Quizás el caso mas saliente sea el de la inversión en trabajo que se recorta en un 100% con respecto al presupuesto 2020, pero los demás rubros no se quedan atrás. En salud se prevé una disminución del 7%, en materia de promoción social la inversión será un 1% menor, en relación a la cultura la inversión directa del gasto de capital se proyecta en un 55% menos, y la inversión en agua potable y alcantarillado se reducirá en un 21% en comparación con 2020. Queda claro entonces, luego de haber desmenuzado los componentes de la inversión del gobierno porteño en gastos de capital que, de ninguna manera se podría afirmar que este aumento en la carga impositiva se traducirá en más obras en la ciudad en beneficio de los vecinos y vecinas.

Así las cosas, el jefe de gobierno porteño, en su disputa con el gobierno nacional por la quita de la coparticipación que Mauricio Macri le había otorgado por decreto y que, vale decir, no se correspondía de ninguna manera con la evolución de los ingresos por coparticipación del resto de las jurisdicciones, llevó al gobierno porteño a presentar este presupuesto para 2021. Presupuesto que carga el peso de los nuevos impuestos sobre los consumidores, en definitiva, sobre los habitantes de la ciudad de Buenos Aires, y que no se traduce en una mayor inversión en beneficio de la ciudad de Buenos Aires y sus habitantes, sino en compensar lo que el gobierno de Mauricio Macri había otorgado discrecionalmente en los ingresos por coparticipación a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.