Con una situación cada vez más grave dentro del barrio Padre Mugica (Villa 31), donde pedirán que se declare "inmediatamente" la emergencia sanitaria porque los casos de coronavirus se multiplican, se conoció que este domingo murió Ramona Medina,  una vecina y referente de la Villa 31, que era paciente de riesgo y puso su voz para denunciar la falta de agua y de asistencia dentro del barrio.

Cuando el Covid-19 comenzó a ganar terreno y se confirmó el primer caso dentro del barrio, el 3 mayo Ramona salió a denunciar con fuerza la falta de agua, mostrando lo difícil que es el aislamiento en los barrios precarios y populosos, más sino te asisten. 

Cabe recordar que estuvieron 12 días sin agua en plena Ciudad de Buenos Aires y en medio de una pandemia dónde lo más importante es la higienización de las manos, de los alimentos y de los espacios habitables.

En este contexto, Ramona se contagió de conavirus también sus dos hijas, una de ellas discapacitada quien permanece internada. A los pocos días su situación se complicó, era paciente de riesgo, era diabética, y este domingo desde 'La Poderosa' confirmaron la triste noticia.

El deceso de la mujer, de 42 años y con una hija discapacitada también infectada por el Covid-19, se convierte en un problema político tanto para el Gobierno porteño como para la empresa Aysa, ya que al margen de responsabilidades puntuales, no resolvieron la provisión de agua en medio de una pandemia.

El escrito de la Garganta Poderosa:

"NOS MATARON A RAMONA. Apretando los dientes, golpeando el teclado, aguantando la rabia y escupiendo lágrimas, nos toca escribir ahora esta mierda, para decirles todo eso que Ramona les dijo en tiempo pasado, todo eso que nos cansamos de gritar durante dos meses, todo eso que no quisieron escuchar, ni cuando postergaron 4 años la relocalización de su familia, ni cuando pedimos que registraran a los grupos de riesgo, ni cuando escondieron sus denuncias para cuidarse, ni cuando callaron por plata, ni cuando nos dejaron sin insumos en todas las postas de salud, ni cuando maquillaron la realidad con programas fantasmas, ni cuando jugaron cubrirse las espaldas, ni cuando publicamos el primer contagio en la Villa 31, ni cuando demostramos que no habían aislado a tiempo a la primera fallecida, ni cuando denunciamos que no estaban asistiendo a los demás, ni cuando dejaron 12 días al barrio sin agua, ni cuando gritó desesperada que tenía 7 personas de riesgo viviendo hacinadas, ¡Ramona no se murió! A Ramona la mataron los dueños del silencio, los cómplices de la indiferencia, los mudos de la justicia, ¡la mataron! Y ahora quién carajo nos explica cómo seguir, cómo seguirá su familia íntegramente internada, cómo seguirán sus hijas Maia y Guada, en silla de ruedas, contagiada, con oxígeno, con discapacidad, sin hablar, totalmente dependiente, ¡ahora sin su mamá!"