El nuevo formato de televisación del fútbol argentino viene con polémica. Tras la decisión del Gobierno de incumplir una promesa de campaña y eliminar el Programa que le permitía a todos los argentinos disfrutar del deporte nacional por excelencia, se conocieron más detalles que incluyen castigos a los usuarios de las redes sociales que atenten contra el negocio privado y compartan los goles.

Aunque parezca increíble, Fox y Turner que cuentan con los derechos para ver los compactos, anunciaron que habrá que esperar al menos dos horas a que terminen los partidos para poder ver resúmenes. Un aspecto más que llamativo y que genera repudio es que las redes sociales estarán fuertemente controladas y con riesgo de suspensión de las cuentas.

Macri había prometido que mantendría el Programa Fútbol para Todos aunque "sin emitir avisos políticos". Durante los últimos meses de vida del FPT, el Ejecutivo difundió spots titulados "Haciendo lo que hay que hacer" donde se ponía el eje en las obras públicas de agua, cloacas, autopistas y aeropuertos en todo el país.

Se podrá ingresar a los estadios con celulares, y aunque suene una obviedad, no estará prohibido grabar durante los encuentros, siempre que no se publique en algún medio o red social.

Twitter, Facebook y YouTube tendrían listas las herramientas para suspender a usuarios que infrinjan las normas sobre contenido protegido, como los partidos del fútbol de Primera de nuestro país. El interrogante que surge es cómo reaccionarán los usuarios ante la restricción, ya que en principio será difícil impedir que se viralicen los compactos.

Por su parte, los canales de TV y medios de comunicación que cuenten con portales web deberán contentarse con pasar el fútbol por diferido y el tiempo de espera será de dos horas. Pero esto no termina aquí, ya que se permitirá pasar sólo compactos que no superen los tres minutos.

Los nuevos dueños de los goles llegan desde afuera para emprender su negocio y dejar afuera a miles de fanáticos que, con sabor agridulce, deberán asumir su posición de argentinos de segunda y esperar para gritar los goles de su equipo favorito.