Gimnasia festejó en el día de ayer la boda de plata de la obtención de la Copa Centenario 1993/94 en el estadio Juan Carmello Zerillo, escenario donde se escuchó el grito de campeón al derrotar por 3 a 1 a River con los goles de Hugo Guerra, Pablo Fernández y la estrella de ese equipo: Guillermo Barros Schelotto. En el agasajo estuvieron presentes ex dirigentes y algunos de los jugadores que consiguieron la hazaña, entre ellos, el capitán del equipo, Dario Ortíz, quien rememoró aquel momento y equipo en dialogó con el medio.

“Recordar estos momentos me generan emoción y orgullo. Toda la gente que estaba en esos años era del club y todo el plantel estaba identificado con Gimnasia. Fue un logro que alguno no quisieron valorar, pero nosotros lo ganamos dentro de la cancha, le ganamos a todos los equipos de Primera División, vencimos al eterno rival con autoridad y derrotamos en la final a River, que después fue multicampeón”, destaca el segundo defensor central de ese elenco que fue dirigido en la final por Roberto Perfumo.

Darío Ortíz: “Ese equipo siempre creyó que iba a ser campeón"

Siguiendo con el repasó del torneo y su desarrolló, el hoy "Catador" de jugadores que tiene el Lobo en sus inferiores, hizo referencia a los duelos ante el Pincharrata y comentó cual fue el juego más duro: “Contra Estudiantes estábamos muy fuerte mentalmente, sabíamos que le íbamos a ganar, porque estábamos muy bien. El partido más complicado fue contra Belgrano, porque fue la semifinal, jugando de visitante y hasta el último minuto ellos fueron superior y pudimos ganarle por penales”.

Ante la pregunta de ¿Por qué ese equipo fue campeón?, el Indio fue contundente:  “Ese equipo siempre creyó que iba a ser campeón. Nosotros íbamos por la gloria y estábamos muy convencidos”. Y agregó: “Nosotros teníamos un plantel muy fuerte, de gente con experiencia, como Dopazo, el Chaucha Bianco y en los momentos malos lo hablábamos dentro de la cancha. Además, contábamos con nuestra estrella que era Guillermo, él siempre hacía la diferencia y nos dio un salto de calidad”.

A la hora de recordar una anécdota, el defensor que por ese entonces usaba el pelo largo, pintó una escena en la cual detalló la autoridad y mañas que se aplicaban dentro de la cancha: “En la final, me acuerdo que íbamos 2 a 1 y River nos estaban atacando por todos lados, no los podíamos parar y entró Crespo por Silvani. En un córner el Cabezón Dopazo le pegó una trompada en el pecho y lo agarramos los dos, le marcamos la cancha y el nos dijo: ‘yo entré a jugar’. Éramos bravos, eran otras épocas”

Por último, el ídolo de Gimnasia concluyó la nota destacando a los jugadores y colaboradores de esos años: “Yo siempre mencionó que  los que jugaron en la década del ´90 hicieron crecer el club. Yo llegué en 1989 y sacar 40 puntos era salir campeón. Pero a partir de Gregorio Pérez se hizo un click, se empezaron a pelear títulos y entrar a copa”.