A semanas de haber dejado el fútbol de manera profesional y disfrutando de su entorno, el Payaso Lugüercio dialogó con Diagonales y manifestó cómo será su futuro en su empresa Wake Up, donde buscará brindarle herramientas al futbolista. Además, habló de su afán por la música, pasión que lo unió con el Mono Burgos en Racing, Bilardo y sus locuras; opinó de la falta de objetivos/herramientas en los jóvenes futbolistas y más.

Pasaron más de dos semanas de retiro. ¿Cómo estás?

-Bien, disfrutando cada momento con mucha alegría, acomodándome con los horarios. Estoy cumpliendo con aquello que más me demandaba el fútbol, estar más presente en mi casa, puedo compartir espacios con mis hijos y con mis señoras. Todo sin dolores en el cuerpo (risas).

En esta decisión, ¿Influyó lo físico o era algo externo?

-Fue un poco de todo. En lo físico quizás no tenía lesiones importantes, había podido salir de esa molestia que tenía que anteriormente me llevó a pensar dejar, pero tenía la necesidad de estar más presente en mi casa. Yo tenía una edad, donde la recuperación posterior a un entrenamiento te lleva mucho más tiempo, con más dolores y eso me llevaba a no poder disfrutar del cotidiano en mi casa. Mi hijo me decía vamos a jugar y yo estaba tirado en el sillón (risas).

Mucho descanso no tuviste, ya estás en otro emprendimiento. ¿Qué es esto de coaching deportivo?

-Me decidí a seguir por este rubro, debido a las necesidades que fui sufriendo yo durante toda mi carrera, a la falta de apoyo y a no tener gente cercana que pueda acompañarte. Es muy difícil ser futbolista, emprender el camino de la profesión porque a veces desde chico más allá de recibir el cariño y la contención de familiares y gente querida; no están capacitadas cómo abordar las necesidades que tienen los futbolistas para acompañarlo.

"Es muy difícil ser futbolista".

Eso me fue gustando, interesando, me llevó a mejorar mí día a día como jugador, teniendo muchas más herramientas para disfrutar mi profesión; sino también para poder compartirla en este nuevo rol, buscando un espacio donde el futbolista pueda crecer, conocerse, apoyarse, pueda entender los hábitos para estar preparado para la demanda.

¿Qué va a tener la empresa Wake Up?

-Lo principal, que a la casa puede venir cualquier persona, no solo jugadores de fútbol. Va a haber profesionales con la experiencia de trabajar con personas que tengan una necesidad: hay psicólogos, nutricionistas, osteópata, masajistas con técnicas novedosas como la ventosa. Después vamos a estar nosotros con la parte solamente del futbolista.

¿En qué momento te faltó ese acompañamiento durante tu carrera?

-En toda. Pero no habló solo por mí, sino por la cantidad de compañeros de mi edad que me van diciendo “nunca pude disfrutar, siempre me lo tomé con presión”. Los que me dicen son personas que le ha ido muy bien. Hoy lo vemos mucho, en jugadores de la Selección que les cuesta disfrutar jugar con esa remera por toda la locura que se vive.

Ahí creo que falta el tema del conocimiento y lo que queremos empezar a mostrar, porque muchos quieren ser futbolistas, porque ven al exitoso, hay mucha información de todo lo que puede lograr un jugador, desde lo material, hasta la fama. Pero siempre se ve el lado lindo, pero al trascurrir la carrera, te vas encontrando que las cosas no son todas fáciles, comenzas de chico y dejas muchas cosas de lado. Además, la gente que está cerca del futbolista que sufre mucho: la familia que te acompaña continuamente dejando sus cosas de lado. A mí me pasó con mi hermana, que le gustaba patín y nunca lo pudo hacer, porque siempre fue prioridad el fútbol.

¿Cuándo te diste cuenta?

-Cuando colapsé fue en Racing, empecé a buscar una mejoría interna y arranqué. Ya hace nueve años que voy a terapia, comencé a estudiar, capacitarme, me recibí de coaching hace un año. Presencié muchos talleres, donde me dio la oportunidad y la posibilidad de mejorar en el día a día cotidiano, más allá de lo futbolístico. No se puede separar la persona del jugador, entonces ser más sano, mas consciente, tener bueno hábitos y herramientas, para sostener y mejorar como persona, te lleva a evolucionar como futbolista.

¿Hoy el jugador de fútbol llega menos preparado que antes?

-Si porque hay muchas más cosas que lo sacan del foco. Antes no había tantas cosas que te alejaran del objetivo de jugar al fútbol y tratar de llegar a primera. Hoy los chicos tienen mucha información donde en cierto modo le genera una presión, porque en nuestra época nosotros no sabíamos lo que era ser un futbolista, qué le pasaba al futbolista cuando llegaba, su vida. En la actualidad, se ve éxito y todo lo que podes lograr. Los chicos van teniendo esa imagen y se van poniendo la vara muy alta y no ven su propia vara, creciendo de a poco, poniendo metas a corto plazo, eso lo saca de su objetivo y no disfrutan en el momento.

Sin dar nombres. ¿Cuántos compañeros viste que le sucedió eso?

-Muchísimos. Hasta incluso yo me pongo en primer plano, yo me di cuenta de grande, a los 28 o 29 años y soy un afortunado de haberme dado cuenta. Yo vi muchos compañeros que terminaron su carrera y me dicen ojalá hubiese tenido alguien en quien apoyarme, con quien poder charlar los problemas que sentía, dudas o temores, quizás antes no había esos espacios. Hoy en cierto modo haber creado algo donde el futbolista pueda entender, apoyarse y trabajar sus emociones, está buenísimo y me pone feliz también.

¿Por qué consideras que te reconocen en todos lados?

-Por tratar siempre de mantener valores y conducta, más allá del rendimiento. Entender la palabra del profesionalismo, requiere un hábito de hacerte cargo de la responsabilidad que lleva eso también. Por eso somos bien remunerados también, el club te contrata para dejar algo, cada club tiene su identidad y hay que cuidar su nombre. Me parece que hay que trasmitir esos valores, nosotros a veces perdemos la noción del que el club tiene muchos años de vida y hay que tomar conciencia de que los jugadores tenemos que cuidar su imagen. Yo lo aprendí de chico de acá Estudiantes, con formadores donde priorizaban mucho ese tema, el trato, el ser humano y el vínculo.

Lo tuviste a los dos. ¿Qué tiene en común Bilardo y Simeone?

-La pasión. Eso es lo que más destaco de ellos, como cada uno vivían el fútbol, cada uno tenía su forma y su librito, pero con la misma obsesión. Ese es el gran motor de porque han logrado tantas cosas los dos. Por eso nosotros como futbolista, tenemos que saber elegir una profesión adentro del fútbol, vi muchos casos de jugadores que hacen el curso de técnico por hacerlo, sin conocer su pasión y creo que ahí donde a veces le erramos.

"Bilardo y Simeone tienen en común la pasión".

Estás haciendo el curso. ¿Es una pasión tuya?

-No, ni cerca. Ni se me cruza por la cabeza ser entrenador, pero lo hago porque lo considero como una parte de la capacitación, porque está bueno ver de diferentes lugares el fútbol. Yo encontré mi pasión, con el coaching y la empresa que armé, que tiene que ver con el apoyo del futbolista del lado más social. Me gusta mucho trabajar con el jugador, de un lado más integral donde pueda crecer más como persona primero y a largo plazo será seguramente mejor jugador. Es un camino más largo, pero es más sano.

Siempre se dice que cuando elegís una profesión, matas otra. ¿Qué le mató el futbolista a Pablo Lugüercio?

-La amistad. Dejé muchas cosas de lado porque fui muy fiel a mi profesión, le dediqué todo, pasé poco tiempo con mis amigos. Pero ello lo entendían porque lo tomé como una responsabilidad, de entrenar a parte con un preparador físico, de apoyarme por afuera en profesionales con el objetivo de llegar a los partidos lo mejor posible. Entonces desde ese lugar le sacaba mucho tiempo a mi entorno. Por eso también tome la decisión, de dejar de sacarle tiempo al futbolista y empezar a ponerlo en otro lado.

"Ni se me cruza por la cabeza ser entrenador". 

¿Qué lugar ocupa el Rock ad Roll en Pablo Lugüercio?

-Hoy, bastante (risas). Me gusta mucho, no miro tele, uso muy pocas redes sociales, pero si escuchó mucha música, cada vez voy aprendiendo más. Yo nací en un barrio en que se escuchaba cumbia todo el día, pero con el tiempo y la edad fui involucrándome en el gusto, que hoy me doy cuenta que es el mío. Es un género que me gusta mucho, más que los demás y depende mucho de los estados de ánimos.

Hablando de estado de ánimos, cuando estas mal. ¿Agarras la viola y te olvidabas de todo?

-Si (risas), era clave poner un poco la cabeza ahí. Por eso creo que el arte va vinculado al futbolista y siempre hay que involucrarlo. Hoy en cierto modo, que ya voy teniendo chicos que vienen a tomar sesiones y a interactuar en Wake Up, lo tratamos de guiar por ese lado. Que puedan encontrar otra pasión paralela desde el disfrute, pensando que le gustaría ser, donde se ven y empiecen a bajar un poco la tensión que hay en el fútbol.

"No miro tele, uso muy pocos redes sociales, pero sí escucho mucha música". 

¿Sos de analizar música?

-Hoy en día paso por todos. Son momentos. Guns N' Roses me fascina, me gusta mucho Slash (guitarrista de la banda). Pero con el tiempo fui conociendo animales de la música como el Flaco Spinetta, Gustavo Cerati, Pink Floyd. No manejo el inglés, pero trato de ver las letras, lo que van diciendo, por qué y me llama mucho la atención que a esta época todavía estén tan vigentes esas bandas, manteniendo el furor de hace tantos años, la capacidad que han tenido para que estén tan vigentes. También me pasa con el Chavo de 8 (risas), que prendó la tele y está, si lo veía cuando era chico y me digo como no hay algo mejor.

Hoy los vestuarios tienen mucha cumbia. ¿Quién fue el compañero que te bancaba con el rock?

-La cumbia estaba a full (risas). Marcos Angeleri, arrancamos juntos tocando la viola. La entrabamos a escondida a la concentración cuando estaba Carlos Bilardo (risas), la bajamos en silencio y cuando no estaba empezábamos a tocar un poco. Concentrábamos mucho, de miércoles a domingo, era matar un poco el tiempo. De a poco fuimos enganchándonos y fue el compañero que cierto modo necesité para arrancar.

"Cuando estaba Bilardo entrabamos la viola (la guitarra) a escondida a la concentración".

¿Nunca lo pudieron convencer a Bilardo que los escuché? 

-No (Risas). En la época que estaba Carlos nos mostraba vídeos partidos, por ejemplo, de la Selección de Haití contra Ucrania. Lo pasaba en una tele de 14 pulgadas, por videocasetera y era difícil. Nosotros no teníamos confianza para que nos venga a ver.

¿Qué fue lo más loco que te hizo hacer Bilardo?

-Estar tanto tiempo concentrado era picante. Muchos días y teníamos otras necesidades (risas). A veces nos metía un sábado a la tarde y recién salíamos el domingo, si ganábamos.  Pero disfruté mucho lo que nos ha enseñado, el nos inculcó como tenía que pensar un futbolista, cuidarse de las declaraciones, de ver acciones que no estábamos capacitados para descifrarlas. Nos ayudó a muchos jugadores de nuestra camada y luego nos reencontramos en el campeón del 2006.

¿Con qué técnico disfrutaste la música? 

-Con el Mono Burgos, el único. Lo tuve en Racing con el Cholo Simeone, estuvo seis meses de ayudante de campo y luego de las prácticas o en los días libres, nos íbamos a comer unas empanadas, a tomar cervezas (los días que podíamos) y hablábamos de música. Él estaba solo, no tenía su familia y nos juntábamos con Gabriel Mercado, Lucas Aveldaño.

Él hablaba mucho de su banda, armó su banda, tiene un disco y no sé cuántos futbolistas hacen eso. Es admirable en las dos cosas, como arquero un fenómeno y hoy sigue vinculado al fútbol desde otra pasión, porque se lo veía cuando arrancaba con el Cholo que iban a tener un buen camino.

Volvemos a la pelota ¿Lo que más se perdió en el fútbol fue el respeto?

-Sí, creo que ese respeto, los valores, la tolerancia, el alegrarte por el otro. Eso en cierto modo se fue perdiendo, por una necesidad a sobresalir a como dé lugar. En cierto modo trataré de poner semillitas, para generar buenas relaciones dentro del fútbol con las injerencias que tenemos, tanto los periodistas, los futbolistas y los dirigentes, porque muchos chicos quieren ser como nosotros, por eso si nosotros somos consiente que podemos modificarle la conducta o la vida a un chico es buenísimo.

¿Qué fue lo que más te sorprendió de tomar la decisión de retirarte?

-Los mensajes de mucha gente. Porque me escribió hasta gente con la que nunca he jugado en su club, pero generé el respeto en el hincha, en el colega y eso es lo que más destaco. Soy agradecido, en cierto modo eso me ha hecho caer la carrera que pude gestar. Es algo que no lo imaginé.

¿La familia que dice?

-Están fascinado, contentos. Mi señora sobre todo hacía tiempo que venía diciendo basta, no vayas más, porque me veía en cierto modo sufrir cuando me levantaba a la mañana, los dolores. Hoy estamos viviendo un presente muy bueno, muy consistente del camino que hemos construido juntos, porque sin ellos no hubiese podido lograr lo que hoy soy y lo disfrutan a la par mía.

¿El momento del país perjudica mucho en el jugador?

-Sí, sin dudas. A todos nos involucra, somos parte de la sociedad y entre todos debamos mejorar si la buscamos. Es un momento donde hay que tomar conciencia de cada uno lo que genera, más allá del lugar de lo que haga, tenemos que dar el ejemplo y si nos equivocamos tenemos que pedir disculpas y seguir mejorando.

Ya pasó el sueño de ser futbolista y de armar una empresa. ¿Qué te falta ahora?

-El día que me muera sentir que fui un buen papá. Es mi mayor objetivo, que puedan seguir el camino que hoy transitan, estoy orgulloso porque de su entorno voy recibiendo palabras positivas sobre ellos.  Ojalá los pueda seguir acompañando.