“Macri y el presidente de la AFA, Claudio Tapia benefician a Boca, son hinchas de Boca y lo ayudan”, afirman los hinchas de los demás clubes que consideran que el conjunto de la Ribera corre con ventaja en todos los partidos que juega. Esta opinión poco le importó al principal mandatario argentino, que en la tarde de hoy recibió al Mellizo en la Casa Rosada.

Barros Schelotto arribó pasadas las 13 horas y la reunión se llevó en el sector de Presidencia en el primer piso de la sede del Poder Ejecutivo de la República Argentina. Si bien no está claro por qué razón se juntaron, se presume que la charla giró en torno al fútbol y a la actualidad de Boca Juniors. 

Si bien no es la primera vez que el oriundo de La Plata visita a Macri en su despacho -desde su entorno aseguran que se juntan cada quince días para hablar de temas vinculados con la pelota- la visita en este momento resulta importuna en una Superliga donde varias voces de peso, como por ejemplo Matiás Lammens (Presidente de San Lorenzo) y Marcelo Gallardo (Entrenador de River) manifestaron abiertamente que consideran que Boca recibe un guiño desde la política nacional y de la casa madre de nuestro fútbol.

Vale destacar que entre ambos hay una relación de años que se tejió cuando el ex delantero jugaba en Boca y el actual Presidente era el número uno en la política de la entidad azul y amarilla.

El Mellizo se retiró por la puerta lateral en su auto y evitó tener contacto con la prensa que habitualmente trabajaba periodísticamente allí y tampoco brindó los motivos por la cual se juntó.

Sin dudas, más allá de su amistad, este encuentro se generó en un momento inoportuno y alimenta los pensamientos de aquellos que se paran en la idea de que Boca, el puntero de la Superliga, es beneficiado con diferentes decisiones arbitrales a su favor o en contra de los equipos que intentan pelearle el título.

El tema seguirá teniendo tela para cortar y desde ahora los hinchas, todos los fines de semanas, se acordarán del Presidente en las tribunas y en los pasillos de los estadios. La historia continuará...