La realidad del fútbol femenino nacional, en comparativa con la relevancia, el lugar y espacio que se le brinda en el rango europeo es aún demasiado lejano a cómo se vive, y se compite en el Viejo Continente, donde no obstante, también se pide y se pelea todavía por mayor inclusión y derechos.

Lo cierto y concreto es que en Argentina se ha dado un buen primer paso con la semi-profesionalización, que consta como ya es de público conocimiento con el mínimo de 11 contratos por equipo sustentados por la Asociación del Fútbol Argentino, además de la televisación de un par de juegos por fecha, si bien en ello ya se han dado pasos atrás, puesto que comenzaron siendo cuatro, ahora son dos y siempre en el incómodo horario de las 9 de la mañana y algunas de dichas transmisiones son incluso en diferido.

Cabe recordar que sólo Boca Juniors le ha hecho contrato a todo su plantel: y River, San Lorenzo, Racing y Gimnasia superan los 11 vínculos que sustenta AFA. Desde lo organizativo, la diferencia ya es sencillamente abismal, como en casi todo orden entre una latitud y otra: en la Liga Iberdrola de España, como así también en el resto de las competencias de Europa, el calendario se sabe de antemano: los días están preestablecidos normalmente con un mes de anticipación y los horarios usualmente van de la mano. En Argentina, en cambio, todo se sabe con apenas 72 horas previas y a menudo se termina sufriendo alguna modificación.

Para ser concretos, el fútbol femenino nacional dio un paso, pero le quedan muchísimos para completar el casillero; aunque a esta altura, por idiosincrasia, por su sociedad en sí, que un paso esté dado resulta demasiado valioso para nuestro país, donde el rol y el espacio para la mujer, en cualquier sitio y ambiente, todavía está lejos de ser amplio.

España y su Liga Iberdrola van en desarrollo constante y continuo: en las últimas semanas se firmó un convenio colectivo que consta de varios derechos con los que ahora contarán las futbolistas, entre los que se destacan un contrato mínimo de 8.000 euros anuales, programas de recolocación, asistencia ante situaciones de violencia de género y varios puntos más realmente loables. Todo esto, aún más allá de contar ya hace años con, justamente, lo que recién ahora se tiene en nuestro país.

En este sentido, todo el crecimiento mencionado se ve reflejado luego en el campo de juego: en el caso preciso y exacto de España, hay que hablar de una selección que por primera vez llegó a fases definitorias de una Copa del Mundo, y que justamente en este "parón FIFA" ha sido invitada, también en modo estreno,a jugar el torneo más prestigioso que tiene hoy el fútbol femenino a nivel selecciones después del Mundial que es la "She Believes Cup" que se disputa en Estados Unidos -la gran potencia en la materia-, junto a Japón e Inglaterra, todas selecciones gigantes y campeonas del mundo.

Argentina dio un paso. Deberá dar otro, y otro, y otro. La clave parece estar, o mejor dicho está, en no quedarse con ello e ir por más. Con un par de sencillas atenciones, la Selección nacional ya dio la talla en la última Copa del Mundo, donde sólo una diferencia de gol las privó de su primera clasificación a segunda ronda. Todo va de la mano. AFA se comprometió a solventar los gastos de los clubes equivalentes a once contratos y se cumplió: pero ojo, el acuerdo culmina en junio de este año y habrá que seguir con atención como continuará esa historia culminado el semestre. Que las pibas tendrán que luchar, seguro. Con, o sin el acuerdo, Incluso con uno mejor. Y seguramente así será.

Por Manu Surasky, desde España