Hace casí dos meses atrás (24 de marzo), las autoridades japonesas tomaban la decisión de aplazar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 por la pandemia del coronavirus que hacía imposible la celebración de la cita olímpica que tenía que comenzar este próximo 24 de julio y se decidían posponer hasta 2021. Semanas después, el comité organizador anunciaba las nuevas fechas previstas: los Juegos arrancarían el 23 de julio de 2021.

Sin embargo, esa nueva fecha, hoy tampoco es segura. El propio presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, ha reconocido que los Juegos de Tokio tendrían que cancelarse sin tampoco pueden celebrarse el próximo año por culpa del covid-19. Una postura que ya había adelantado el propio primer ministro japonés, Shinzo Abe.

"No se puede emplear para siempre a 3.000 ó 5.000 personas en un Comité Organizador", señala Bach. Pero no solo pensó en los organizadores, sino también en los deportistas: "Tampoco se puede cambiar todos los años el calendario deportivo completo en todo el mundo y afectar a las principales federaciones. No puedes dejar que los atletas estén en una constante incertidumbre".

En una entrevista con la BBC, el presidente del COI recuerda que, aunque el organismo internacional se comprometió a celebrar los Juegos en 2021, tienen que estar preparados para varios escenarios y eso incluye una posible cuarentena entre los atletas: "¿Qué podría significar esto para la vida en una Villa Olímpica? Todos estos posibles escenarios están bajo consideración y por eso digo que es una tarea gigantesca, porque hay tantas opciones diferentes que no es fácil abordarlas ahora", destacó.

En los último días, una de las opciones que se ha manejado por parte del Comité Olímpico Internacional es la de celebrar los Juegos a puerta cerrada, pero no es lo ideal, según Bach: "No es lo que queremos, porque parte del espíritu olímpico radica también en la unión de los aficionados, pero necesitamos más tiempo para considerar si eso es factible".

El problema es que las semanas van pasando y no se augura una solución sencilla a corto plazo. Según Thomas Bach, "tenemos que reinventar la rueda día a día. Es muy desafiante, pero, al mismo tiempo es fascinante"

Con respecto a lo económico, se estima que el retraso ya ha provocado unos costes adicionales a Japón de entre 2.000 y 6.000 millones de euros.