Cuando parecía que las pesadillas de Roma o Liverpool eran insuperables, llegó la de Lisboa para el Barça. La notable estructura alemana fue demasiado para un equipo híbrido y lleno de fisuras y le dio un piñazo al mentón del que será muy difícil reponerse y que seguramente, traerá grandes y graves consecuencias.

En un partido de ritmo vertiginoso, donde no existió nunca la mitad de la cancha en la primera media hora, Bayern Múnich tachó al Barcelona y le dio el golpe de knock-out definitivo a un equipo que ya rozaba la lona.

En 30', las cosas ya estaban 4-1 para los bávaros, gracias a los goles de Muller en dos ocasiones, Gnabry y Perisic. Sí, a los 7', los de Setién habían igualado por un gol de Alaba en contra, pero duró un suspiro.

Ya en el complemento, Barça achicó la brecha con un gran gol de Suárez, pero una vez más el Bayern fue una aplanadora y no paró de jugar al fútbol total. Kimmich, Lewandowski y dos veces Coutinho, le pusieron las increíbles cifras definitivas a un encuentro que no se olvidará por largos años.

El Barcelona cerró un año horroroso. El peor de su década. Lo hizo acorde a su rendimiento, aunque 8 goles en contra resulten demasiado. De los creadores de Roma y Liverpool, llegó este inesperado Bonus Track. Humillación histórica y los interrogantes se disipan. Es hora de un cambio drástico en el elenco blaugrana. ¿Los coletazos se llevarán puesto al mismísimo Messi? Claro que si eso sucede será por decisión del astro argentino, que no para de acumular decepciones y hoy firmó su peor pesadilla futbolística. Pero habrá un nuevo Barcelona. No hay más espacio para una amplia mayoría, casi que para no decir que sólo Lionel tiene su lugar asegurado y merecido.

Mientras tanto, Bayern desfila, gana todos los partidos por amplio margen y es, decididamente, el gran candidato a alzarse con esta orejona. Fútbol total, mecanizado, robots con botines. El mote que sea no será suficiente para la aplanadora de Flick.

Por Manu Surasky.