Los clásicos son partidos aparte,  jamás se saca ventaja con los resultados previos y eso quedó demostrado una vez más en la final de anoche en la cual River, que venía jugando mal en el torneo le ganó a Boca, el mejor equipo de la Superliga que viene dominando el torneo domésticos desde hace 15 meses, pero que no pudo quedarse con el  encuentro más importante del año.

La medicina que utilizó Marcelo Gallardo fue la que tuvo que sufrir en su época de jugador en los Derbys y la que viene aplicando en los partido ante Boca cada vez que le tocó enfrentarlo en partidos decisivos, convertirle cada vez que tenga la chance para herir lentamente al rival de toda su vida. Y anoche  fue aplicada de forma correcta.

El partido comenzó siendo dominado por el conjunto de la Rivera, pero no lograba llegar con profundidad al arco rival. Sin embargo, en la primera aproximación clara de los Millonarios, Edwin Cardona lo agarra del hombro a Nacho Fernández dentro del aérea cuando recibía un pase de Mora y Patricio Loustau no duda sanciona penal que Gonzalo Martínez cambia por gol, para que empiece a soñar la gente Millonaria con el triunfo.

En la vereda de enfrente, las caras eran largas y después de no entrarle la vuelta en la primera parte, se decidieron salir a buscarlo de lleno en el complemento, pero se encontraron con la figura de Franco Armani que fue el héroe de la noche. En veinte minutos le sacudieron la valla de todos lados, la primera  saca un cabezazo de Paolo Goltz por arriba del travesaño, luego evita un gol de Pavón sacando una pelota que alcanza a desviar y con ayuda del travesaño evita el gol.

Armani se hacía más grande de los que es debajo de los tres palos y la mejor revestida de la noche fue una doble atajada ante Fabra y Nández que termina en un córner que finalizaría en el segundo gol de River.

Edwin Cardona ejecuta el disparo, Ignacio Scocco –había ingresado dos minutos antes por Lucas Pratto- lo rechaza en el primer palo, la pelota le cae a Nacho Fernández que empezó a crear una contra en la cual dejó pagando por su velocidad a Cardona que jamás lo alcanzó, le da el pase a Pity Martínez que pisa el aérea le amaga a Fabra y tira el centro atrás para que a los 25 de la segunda parte, Nacho Scocco, el que había iniciado la jugada,  fusile a Rossi que nada puede hacer y ponga el 2 a 0 para que la gente comience a delirar en la noche con el título ante el rival de toda la vida.

Los dirigidos por Guillermo Barros Schelotto, jamás encontraron la forma de revertir la situación, no lograron crear más juego y se le fueron escurriendo los minutos que lentamente le marcaban que estaban cayendo ante su máximo rival

El pitazo final hizo explotar a la gente de River en las tribunas y a los jugadores que festejaron como en los últimos años. Los abrazos entre los protagonistas de la victorias se hiceron interminables y Marcelo Gallardo, que de once finales al mando de River ganó, se descargó después de todas las críticas recibidas en los últimos dos meses.

La final de 1976 ganada por Boca ahora quedó en la historia. El elenco de Nuñez se quedó con la Supercopa, torneo que ninguno de los tenían y fue merecedor del título, porque supo cómo y a que tenía que jugar para quedarse con el partido más importante del año, que le permite crear el sueño al hincha de River de oder conseguir la Copa Libertadores que está en juego.

Formaciones:

Boca: Agustín Rossi; Leonardo Jara (Wanchope Ábila), Paolo Goltz, Lisandro Magallán, Frank Fabra; Nahitán Nandez, Wilmar Barrios, Pablo Pérez; Edwin Cardona; Cristián Pavón y Carlos Tévez.

D.T: Guillermo Barros Schelotto.

River: Franco Armani; Gonzalo Montiel (Camilo Mayada),  Jonathan Maidana, Javier Pinola, Marcelo Saracchi, Ignacio Fernández, Leonardo Ponzio, Enzo Pérez (Bruno Zuculini), Gonzalo Martínez; Rodrigo Mora y Lucas Pratto (Ignacio Scocco).

D.T: Marcelo Gallardo.

Goles: 18 ´PT Gonzalo Martínez (Penal) y 25´ST Ignacio Scocco.

Árbitro: Patricio Loustau.