Uno de los principales problemas de la economía argentina es la inflación. ¿Qué la causa?, ¿Hay alguna forma de frenarla? Infinitas preguntas más son las que nos hacemos día a día. El común denominador de los argentinos utiliza el índice de precios como un proxy del estado de la economía. ¿Es tan malo tener inflación o solo es dañino en caso que sea alta? Diversos artículos académicos han tratado de demostrar la relación no lineal entre el crecimiento del producto y la tasa de inflación encontrando un umbral inflacionario para los países industrializados de 4.1%, mientras que para los no industrializados de 19.1% (2011, Ibarra - Trupkin). ¿Sucederá de igual manera en Argentina?

Personalmente, creo que es difícil desagregar la composición inflacionaria argentina, debido a la multicausalidad de la misma. La inflación anual en el 2017 arrojó 24.8% para el nivel general, mientras que para el rubro alimentos y bebidas lo hizo en 20.4%. Se puede ver en la siguiente tabla tanto la tasa de inflación anual como la mensual en 2017, mostrando en la misma el rubro con mayor o menor inflación para cada mes.

¿Es tan malo tener inflación?

La inflación provoca grandes distorsiones y desequilibrios en la economía generando una desorientación tanto a los consumidores, como también a los comerciantes y productores. Una de las consecuencias más importantes es el desaliento a la inversión y el freno al crecimiento. Esto sucede debido a que al existir una inflación alta, el estado deba aumentar la tasa de interés generando un desaliento en las inversiones, provocando únicamente especulaciones financieras. Además, disminuye las posibilidades de generar un planeamiento debido a la incertidumbre que genera el constante aumento de precios. Asimismo, hace que se encarezca la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT), valor monetario requerido para dejar de ser indigente o pobre respectivamente. Al aumentar a mayor velocidad los precios de los componentes de la canasta que el del salario, aumentan la cantidad de indigentes y pobres, empeorando las condiciones sociales.

La inflación era una de las batallas con las que prometía lidiar el actual gobierno. A pesar de la decisión de reducir el déficit fiscal, tomar una política monetaria contractiva y aumentar la tasa de interés: ¿Es cumplible la meta de inflación del 15% para 2018, 10% para 2019 y 5% para 2020? Personalmente creería que para fines de 2018 se ubicaría en 18,5% aproximadamente, valor por encima de la primera meta que habían planteado del 10% anteriormente. Según el relevamiento de expectativas de mercado (REM) del Banco Central de la Republica Argentina (BCRA) la inflación del nivel general de precios esperado rondaría el 19,4% para 2018 y 13,5% para 2019.

La primera posible causa para la inflación de este año es por el ajuste tarifario; como además, la negociación salarial que refuerza el efecto arrastre causado por la inflación de esta última década. Además, un factor importante a tener en cuenta es que los precios se encuentran influenciados por el tipo de cambio, ya que este último es un precio de referencia en nuestra economía.

Como cierre a esta columna, debemos destacar que un país tenga inflación no es del todo dañino. Como hemos manifestado anteriormente, si el índice de inflación se encuentra por debajo del umbral, habría mayor probabilidad de crecimiento que si se encuentra por encima del mismo. De todas formas, las medidas que ayudan a adquirir un índice de inflación bajo para obtener crecimiento, desarrollo, como además mejoras en las condiciones sociales, deben ser compartidas y apoyadas.

*Docente e Investigador. CIMaD - EEyN (UNSAM). Twitter: @FedeFavata