El desplome del peso tras las elecciones refleja el riesgo de volver a la alocada política monetaria e intervencionista de la administración Kirchner. Ya advertimos de ello en esta columna “cuidar el peso es fácil, no lo hundan”  y tregua en el peso ¿espejismo o realidad? .

Curiosamente, ahora leemos con frecuencia que “atacan los mercados”. Primero, analicemos.

Cuando copias a Venezuela, tienes la inflación como Venezuela.

No es que el peso no se haya desplomado antes, cuando ha perdido más del 90% de su poder adquisitivo contra el dólar en la época de “negar la evidencia”, cuando nos repetían que la impresión de moneda no tiene nada que ver con la inflación. Argentina tiene una inflación del 54%. En 10 años, Argentina aumentó su masa monetaria un 1.200% "imprimiendo dinero para el pueblo" para financiar gasto político creciente. Mientras tanto, en Brasil es del 3,22%, Colombia 3,79% y Chile 2,2%. Argentina aumentaba su base monetaria en media siete veces más que Estados Unidos sin ser moneda de reserva global y con demanda decreciente -local e internacional- de pesos. Argentina, durante la época de Kirchner, aumentó su base monetaria más que todos los países de su entorno juntos, solo comparable a Venezuela.

Cuando destruyes la economía productiva, se destruye toda la economía.

Argentina sufre una cuña fiscal que sigue siendo la más alta de la región y una de las más altas para empresas del mundo, mientras la enorme la inflación y depreciación del peso supone una fuerte barrera a la inversión, crecimiento y creación de empleo. Con un gasto público que supera el 45% del PIB, no solo es el más alto de la región, sino el más ineficiente según el Banco Interamericano de Desarrollo. La ineficiencia del gasto público en Argentina alcanza el 7,2% del PIB. Con políticas intervencionistas, el índice de competitividad global del Foro Económico Mundial ubica a Argentina en el puesto 92 sobre 137 países. Argentina destruye la economía productiva confiscando la riqueza vía inflación -el impuesto de los pobres- e impuestos excesivos. Macri se encontró una bomba monetaria y fiscal diseñada y activada por la anterior administración y al intentar un ajuste  gradual no solo no pudo solucionar enormes problemas estructurales, sino que la reacción en el peso y la bolsa tras la victoria del peronismo y sus propuestas intervencionistas (expropiaciones, intervenciones de precios, gasto desbocado e impresión masiva de pesos no demandados) ha sido de huida.

¿Un ataque de “los mercados”?

Pero ¿quiénes son “los mercados”?

Los mercados somos todos. Lo explico en mi libro “Nosotros, los Mercados” (Deusto, 2013). Siendo más estrictos, son los ahorros de todos los padres y madres del mundo, de los pensionistas y estados globales con superávit, con mucho más peso de los países que tienen más patrimonio y pueden prestarlo o invertirlo en otros países. El dinero de los fondos de pensiones, los que garantizan que estos ahorros de toda una vida no se pierdan, está invertido vía “los mercados financieros” en bonos, acciones y divisas como activos básicos. Los gestores de estos grandes fondos de pensiones no deciden qué hacer por capricho, sino siguiendo la estrategia que acuerdan con sus clientes para intentar velar por conseguir una rentabilidad razonable anual para que, cuando las familias se jubilen, reciban la mayor cifra posible. Por tanto, si tienen miedo a que su dinero prestado (bonos) o invertido (acciones) en un país o en una empresa pueda perderse, inmediatamente decidirán retirarlo e invertirlo o prestarlo en otro país o empresa que les transmita confianza y seriedad.

¿Y qué han hecho esos “mercados” ante el riesgo que todo ciudadano argentino conoce bien porque ha vivido la época alocada de la política monetaria “inclusiva” que destruyó el peso, la confianza y el sector productivo del país?

Los “mercados” han hecho esta semana lo que una gran cantidad de ciudadanos argentinos hace con sus ahorros y salario.

¿Qué hacen muchísimos ciudadanos argentinos cada mes ante la evidencia de que le van a sustraer la mayoría de su riqueza a través de la devaluación constante, la inflación y los impuestos? Huir. Esos mismos ciudadanos que venden sus pesos para comprar dólares, oro o bitcoin o cualquier opción para mantener el valor de sus merecidos ahorros y salarios.

El ciudadano argentino es un héroe a la hora de combatir el ataque contra sus ahorros y poder adquisitivo de sus salarios que ha supuesto históricamente la errónea política monetaria del Banco Central Argentino y los gobiernos. Los “mercados” solo han hecho lo que cientos de miles de argentinos hacen cada día, no dejarse engañar.

No se genera fuga de capitales cuando se atrae inversión, se defiende el poder adquisitivo de la moneda y se fortalece la seguridad inversora. Entonces, los pensionistas, ahorradores y estados invierten sus ahorros en el país.

Los inversores y ahorradores no actúan contra las decisiones democráticas. Un pueblo puede votar con todas sus ganas a una opción cuya política monetaria y fiscal sea confiscatoria, pero no puede esperar que el inversor se quede sentado a esperar que le roben su dinero.

Por supuesto, algo que nunca les dirán es que todo lo que se vende se compra. No existe una “acción concertada de los mercados”. La misma cantidad de pesos y acciones que se han vendido se ha comprado a la vez. La caída del precio de estos solo refleja el riesgo del que propone dinamitar la economía llamándolo “política social”.

Otro gravísimo error es asumir que hay unas fuerzas ocultas poderosísimas que manipulan ese mercado. Los mayores intervencionistas en los mercados son los bancos centrales y sus gobiernos. Es curioso que pocos alerten cuando la manipulación de la cantidad y precio del dinero la hacen los poderes políticos con más frecuencia y poder que ningún fondo de pensiones. Pero cuando eso pasa parece que no se generan titulares.

¿Qué mensaje se le da al ahorrador, inversor, pensionista y asalariado argentino cuando se dice explícitamente que no se va a cumplir con el préstamo del Fondo Monetario Internacional, el compromiso más beneficioso, flexible y suave para un gobierno que se puede adquirir? El mensaje es claro: si no se cumple ni con el FMI, no esperen seguridad jurídica, inversora ni defensa del poder adquisitivo de la moneda del pequeño ahorrador. Y huyen.

No, Argentina no puede tener o amenazar con una política monetaria y fiscal extractiva y tercermundista y pretender que los “mercados”, sus ahorradores, pensionistas, asalariados e inversores, lo celebren. Y el riesgo de volver a la época de Kirchner es ese. Copiar a Venezuela da resultados claros: ser Venezuela.

Si la reacción del mercado es “equivocada” como dice alguno, y los políticos tienen la llave mágica que hace que las piedras se conviertan en pan, que los próximos mandatarios y funcionarios de Argentina tengan la obligación por ley de invertir todos sus ahorros y salarios y los de todos sus familiares directos en el país y en su sistema financiero.  

Cuando un político dice que su política económica va a ir contra los mercados y por el pueblo está diciendo una incongruencia. Los mercados somos todos nosotros. Lo que realmente dice es que va a actuar contra el pueblo robándole el fruto de su trabajo y ahorro para beneficiar a una pequeña élite cercana al poder político.