Paradójicamente, el sector financiero es hoy una de las principales amenazas para el Gobierno nacional; digo paradójicamente debido a que, el macrismo llegó a la presidencia presentando a ese mismo sector como uno de sus principales aliados (véase pago a los holdouts como uno de los primeros gestos en materia financiera).

Hoy, transitando el último trimestre del tercer año de gestión de Cambiemos, estabilidad es un concepto que quedó atrás, un anhelo imposible de alcanzar por el macrismo. Así lo reflejan los principales diarios del mundo, donde el país es noticia –junto a casos como el de Turquía- por su hasta ahora insuperable crisis económica.

Conceptos como “crisis”, “riesgo”, “inestabilidad”, representan hoy al país frente a la comunidad internacional. Por ejemplo, una de las tres principales Agencias Calificadoras de Riesgo del mundo, Moody´s, advierte a la Argentina que “los riesgos son fuertes”, en relación a la reciente ampliación del préstamo adquirido con el FMI.

Ampliación por la cual se accedió a u$s 7.100 millones, los cuales se suman a los u$s 50 millones iniciales, y un adelantamiento de los desembolsos. Recursos que apuntan a darle estabilidad a la macroeconomía y al sistema financiero, al tiempo que buscan despejar los miedos sobre la capacidad de pago del país.

Pero a la hora de analizar la confiabilidad de un país en términos financieros, las principales Calificadoras no solo tienen en cuenta factores económicos como la capacidad de pago, sino que también –y no menos importante- se observan variables que hacen a la estabilidad política, de la cual carece el país al día de hoy. Basta observar la reciente renuncia de Caputo a la presidencia del Banco Central.

Luego de la misma, la revista Forbes expresó en Twitter que “si la historia sirve de guía, la economía de Argentina y su liderazgo político podrían explotar en cualquier momento”. A lo que agregó que el funcionario (Caputo) deja su cargo porque “el barco se está hundiendo” y que “a partir de acá esto podría caerse muy rápido”.

Considerando lo dicho hasta acá, el panorama financiero del país no es para nada favorable, por lo menos a la vista de quienes dirigen tal mercado a nivel internacional.

La actual política monetaria que se propone tiene una fecha de caducidad, a lo que se suma el riesgo de no poder cumplir con las exigencias del FMI, lo que se traduciría en un cese de pagos por parte del organismo multilateral.

A todo esto, se debe sumar los efectos que las medidas monetarias y fiscales que aplique el gobierno tienen y van a tener por sobre la economía real.