Que Argentina, un país rico, esté de nuevo al borde del colapso y con pobreza desbocada es culpa, en gran parte, de la inflación masiva creada por el destrozo del poder adquisitivo del peso imprimiendo moneda sin control y sin demanda. Esa inflación, bien llamada “impuesto inflacionario” por los mejores economistas de Argentina es culpa de la política extractiva y confiscatoria del gobierno.

Y ante la enorme inflación -la segunda más alta del mundo tras Venezuela- ¿qué hace el gobierno? ¿Deja de imprimir pesos sin valor? ¿Tal vez controla la desastrosa monetización del creciente déficit público? No. Interviene precios e impone cepo cambiario. Es decir, empeora un problema creado por el propio gobierno.

Disparar la inflación y luego presentar como solución la sandez de “precios cuidados”, que ni están cuidados ni frenan nada, es la evidencia del rechazo del cálculo económico que lleva a cabo el gobierno.

Curiosamente, el mismo gobierno que no sabe lo que paga ni cómo financiarlo sabe exactamente cuál debería ser el precio de los bienes y servicios.

En el caso de la energía, el gobierno destruye el cálculo económico y con él los incentivos para invertir a largo plazo mediante unas tarifas completamente desligadas de la realidad y encima imponiendo cepo a las empresas. Pierden dinero hagan lo que hagan, y con ello la inversión se desploma.

El gobierno pensaba que la nacionalización de YPF iba a destapar enormes inversiones paradas por codicia o maldad y lo que ha ocurrido es que ha hundido a la misma empresa que pretendía defender como activo estratégico, llevando a la empresa a una situación insostenible que hace que prometa fuertes inversiones y luego no pueda llevarlas a cabo por falta de rentabilidad económica real.

Un país rico en materias primas como es Argentina no tiene por qué tener un desastre en sus empresas energéticas como está ocurriendo. En países como Rusia o Noruega las empresas estatales o semiestatales no se envían a la quiebra con intervencionismo de precios. Se cuidan mucho de que sean empresas rentables y solidas. Los gobiernos no intervienen artificialmente los precios sino que las empresas suministran a un precio que les permite generar una rentabilidad sobre el capital empleado superior a su coste de capital.

Argentina se está empobreciendo por negar el cálculo económico y dejar en manos de políticos extractivos decisiones muy importantes que están destruyendo el potencial del país y encima aumentan la pobreza y la falta de acceso a recursos.

Argentina es un país que importa gas de Bolivia a pesar de tener recursos ricos. Un país que se muere de hambre a pesar de poder ser la despensa del mundo. Un país que echa la culpa a las empresas de sus problemas mientras el gobierno sigue ahogando la economía con intervenciones ridículas y sin parar de destruir el peso imprimiendo, haciéndolo inservible en cualquier transacción internacional o compra de maquinaria para producir… Y encima robando a los exportadores e importadores con el cepo. Esto tiene que parar.

*Doctor en economía, profesor de Economía Global y autor de bestsellers entre los que se cuentan La Gran Trampa, La Madre de Todas las Batallas y Viaje a la Libertad Económica, traducidos al inglés, chino y portugués. Twitter: @dlacalle