La fuerte caída del PIB, originada por la cuarentena, la destrucción del nivel de actividad, el cierre de empresas, la pérdida de empleo y el gasto financiado por emisión, han hecho que el 2020 cerrara con niveles de pobreza altísimos.

El acuerdo con los bonistas no se tradujo en resultados favorables, la suba de casi 100% del tipo de cambio y una inflación del orden de 50% esperan ahora un acuerdo con el FMI, donde no solo la baja del gasto público es una medida para acordar (medidas cuantitativas) sino también medidas estructurales como la reforma tributaria y previsional.

Cepo cambiario, precios cuidados y tarifas congeladas hacen una escenografía casi wagneriana.  La poca credibilidad de un presupuesto nacional al que nadie creyó y que fue derogado por la realidad a pocos meses de aprobado, echó por tierra la credibilidad de un gobierno que nació débil rodeado de un áurea de científicos que no resultó en la realidad.

El 2021 se presenta con altas restricciones para las importaciones y un aparato productivo no apto para sustituirlas, un tipo de cambio controlado con altísimo costo para aventar corridas, una tasa de inversión que parece la de Sudán, una inflación donde funcionarios de primera y segunda línea controlan góndolas.

Una cosecha que viene maravillosamente acompañada por precios altos de commodities, pero donde los exportadores ven a las retenciones como un espada de Damocles y ponen en jaque los dólares genuinos tan necesarios para las reservas que miran desde el FMI. El gobierno ve sectores en recuperación como automotores y motos, como grandes ganadores, y cómo hacer con dólares por cupo para lograr este éxito.

Pero donde la realidad desnuda con crudeza la falla de gestión es en el consumo masivo, donde en 2020 supermercados y mayoristas han ganado y donde se espera haya un milagro en la recuperación de la demanda. Para eso se deben observar el comportamiento de tres condicionantes en el primer cuatrimestre: 1. Inflación, 2. Poder adquisitivo y 3. Abastecimiento.

Esto, pensando que no suceda una segunda ola de pandemia en el segundo cuatrimestre. Pero fundamentalmente, el gobierno desea llegar bien a las elecciones. Y cómo contraponer la realidad con el relato es la gran cruzada de este gabinete, para algunos degradado

*Docente e Investigador CIME-EEyN UNSAM. Twitter: @EnriqueDentice | @eeyn_unsam