La prolongada duración de la guerra en Ucrania repercute fuertemente en la economía mundial, principalmente vinculado a un fuerte impacto en los precios de commodities y energía. Para tomar una dimensión del asunto, Rusia y Ucrania representan más del 10% del trigo mundial y la producción de petróleo, y más del 20% del gas natural del mundo. En posicionamiento a nivel mundial, Rusia es el principal exportador mundial de gas natural y metales y junto con Ucrania el mayor de trigo y maíz.

En las semanas posteriores al inicio de la guerra, los precios del petróleo subieron más del 30% y los precios del gas natural en Europa más del 60%. Los precios de los alimentos y los metales también se dispararon. Este shock de precios de commodities y energía ha tenido un fuerte impacto sobre el crecimiento y la inflación, aunque con respecto al crecimiento, el impacto es diferente si se trata de países exportadores o importadores de esos bienes.

Este shock trajo importantes revisiones en las proyecciones de crecimiento e inflación. En Perspectivas de la Economía Mundial del Fondo Monetario Internacional (WEO, por sus siglas en inglés) de abril de 2022, el FMI proyecta que el crecimiento mundial se va a desacelerar de un 6,1 % estimado en 2021 a un 3,6 % en 2022 y 2023. Esto es 0,8 y 0,2 puntos porcentuales menos para 2022 y 2023 que lo proyectado en enero. Sin embargo, revisa levemente al alza la proyección de crecimiento para las economías en desarrollo y mercados emergentes que son exportadoras de commodities.

En cuanto al impacto inflacionario, según el FMI, los aumentos de los precios de las materias primas inducidos por la guerra han dado lugar a proyecciones de inflación para 2022 del 5,7 % en las economías avanzadas y del 8,7 % en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, lo que representa 1,8 y 2,8 puntos porcentuales más que lo proyectado en enero pasado. Esto implica una importante aceleración inflacionaria para países caracterizados por un bajo nivel de inflación.

Recientemente publicado, un informe del BIS estima que un aumento del 10% en los precios del petróleo impulsado por una reducción de su oferta mundial reduce el nivel del PIB en promedio para las economías avanzadas en alrededor de un 0,5% después de dos años. Y que incluso esos efectos son mayores en los bienes agrícolas. Asimismo, afirman que el aumento de los precios agrícolas podría reducir el PIB en las principales economías emergentes en alrededor de 0,7 puntos porcentuales para fines de 2023. Sin embargo, como lo señala también el FMI, los efectos de los precios más altos de las materias primas difieren entre los países importadores y exportadores. Los precios más altos de las commodities conducen a un aumento modesto en la producción de los países exportadores y grandes caídas del producto en los países importadores.

En cuanto a los efectos sobre la inflación, encontraron que un aumento del 10% en el precio del petróleo eleva la inflación interanual después de 12 meses en 0,2 puntos porcentuales en promedio entre los importadores y exportadores. Los aumentos de precios de los bienes agrícolas son el doble de inflacionarios: un 10% aumenta la inflación en más de 0,4 puntos.

En un trabajo reciente que publicamos con Gabriel Montes Rojas y Fernando Toledo en el blog Alquimias Económicas, obtenemos resultados en línea con los del FMI y el BIS. Tomando una muestra de 40 países para el período 1995-2020 y utilizando metodología VAR en paneles, encontramos que un incremento del 10% en su tasa de variación genera un aumento de 0.1% sobre la tasa de inflación en el primer y segundo trimestre, cayendo de forma continua a partir de entonces. El efecto acumulado es alrededor de 0.5%. Efectos similares se observan para el precio del gas. El análisis conjunto de estos dos bienes indica que se encuentra un traslado considerable a la tasa inflación local. En cuanto el impacto del incremento en el precio de los alimentos (suponiendo un shock del 10%) observamos un aumento contemporáneo significativo de 0.6%, el cual se vuelve no significativo en los periodos posteriores. En este caso, entonces existe un traslado inmediato a la tasa de inflación local sin efectos de rezagos. Finalmente, el índice general que está compuesto por alimentos y energía tiene un efecto que es un promedio de los dos anteriores

En Argentina

Todo esto nos sirve para poner en contexto la pregunta que motiva esta nota, ¿cuáles son los efectos de la guerra y el shock de precios en términos de crecimiento e inflación para Argentina? En un trabajo publicado el año pasado, Montes Rojas y Toledo analizan un alza en el precio internacional de los commodities agropecuarios exportados por nuestro país. Utilizando metodología VAR en cuantiles, encuentran que los shocks de precios internacionales del agro se asocian a un efecto expansivo sobre el nivel de actividad económica como resultado de la mejora en los términos de intercambio. En cuanto al efecto inflacionario, un incremento exógeno del 100% del precio de los commodities exportados tiene un pass-through a tasa de inflación local de 10%.

Si bien es indudable que existe un efecto positivo sobre el crecimiento en los bienes que exportamos, no hay que dejar de mencionar que existe un efecto negativo por el lado de la energía, donde hace varios años somos importadores netos. El efecto total sobre el crecimiento del producto, por lo tanto, no es claro.

En cuanto a la inflación, en el caso de Argentina estamos inmersos hace casi dos décadas en un proceso de inflación moderada, aunque persistente de dos dígitos y acelerándose. Aunque todavía no nos encontramos en un régimen de alta inflación, no deja de ser elevada en comparación a la inflación vigente en las últimas décadas a nivel mundial.

Argentina sufre un importante proceso de inercia inflacionaria que el último año terminó de consolidar un piso de 50%. Este nivel de inflación fue sobre el que se montó la reciente aceleración inflacionaria producto del shock internacional. En otras palabras, la culpa de nuestro nivel de inflación no es del shock, sino que este impulsó una aceleración sobre una inercia ya preexistente. También hay que considerar que el shock puede tener un efecto de mayor magnitud que en países que se encuentran en un régimen de inflación baja.

Para cerrar la nota, es indudable que una parte importante de la aceleración inflacionaria en Argentina (y en el mundo como explicamos anteriormente) de estos últimos meses y los venideros está asociada al shock de precios de commodities y energía. Más allá de que no suele aparecer mucho en el debate actual sobre la aceleración inflacionaria, es necesario poder ver un fenómeno que es global y nos afecta directamente. Sin embargo, eso no implica que no haya otros factores que estén operando y/o lo exacerben, como por ejemplo el acortamiento del horizonte temporal de los contratos. Conocer cuánto contribuye con exactitud el shock internacional a esta aceleración tiene que ser el objeto de futuros estudios, pero no es arriesgado afirmar que el efecto es considerable.

Trabajos citados

Bertholet, N., Montes-Rojas, G. & Toledo, F. (2022). “El efecto de los shocks en los precios de las commodities sobre la inflación”. Blog Alquimias económicas.

https://alquimiaseconomicas.com/2022/04/17/el-efecto-de-los-shocks-en-los-precios-de-las-commodities-sobre-la-inflacion/

Montes-Rojas, G. & Toledo, F. (2021). “External shocks and inflationary pressures in Argentina: A Post-Keynesian-Structuralist empirical approach”

Documentos de Trabajo del IIEP Nº 64

https://alquimiaseconomicas.com/2021/03/05/shocks-externos-y-tensiones-inflacionarias-en-argentina/

http://gabrielmontes.com.ar/Montes-Rojas%20Toledo%20ROPE%202021.pdf

BIS Bulletin N°42https://www.bis.org/publ/bisbull54.pdf

WEO 2020 https://www.imf.org/en/Publications/WEO/Issues/2022/04/19/world-economic-outlook-april-2022