La economía argentina sigue en una situación de extrema debilidad. Las reservas del Banco Central se encuentran a mínimos de 2011 y el equivocado rumbo de las políticas económicas puede llevar al país a una década perdida.

¿Por qué se mantiene una política monetaria y fiscal extractiva y confiscatoria que solo lleva al país a empobrecerse? En el poder político se ha instaurado una visión de “juego de suma cero” económico que asume que todo lo que genera crecimiento debe expoliarse a impuestos y todo lo que está en declive debe subvencionarse.

El equipo de gobierno ve las materias primas subir en los mercados internacionales y cree que eso es lo que va a salvar a Argentina de la debacle. Y es un error confiar solo en los precios de la soja o el petróleo.

Las materias primas pueden subir mucho, pero si se ahoga a los sectores productores, la economía seguirá en colapso.

No podemos olvidar que el peso argentino y la economía se han desplomado en periodos de alza de las materias primas y que el destructivo cepo cambiario ha terminado por ahogar hasta a los exportadores de ganadería y agricultura.

Por ello, Argentina debe mirar hacia el futuro entendiendo que el crecimiento y empleo no van a venir de una estructura estatal y administrativa hipertrofiada.

Argentina debe hacer una doble apuesta: fortalecer los sectores exportadores tradicionales y atraer inversión financiera hacia tecnología y nuevas industrias.

Los sectores exportadores, desde el agro hasta el petróleo, necesitan que se elimine el cepo cambiario y las trabas fiscales y administrativas. Una inyección de inversión internacional y poder recuperar la fortaleza que tuvieron hace décadas.

Pero no es suficiente. Argentina tiene un elevado capital humano y todos los ingredientes para convertirse en un líder mundial en inversión tecnológica, en desarrollo del sector financiero y fortalecimiento de las nuevas industrias, desde las energías limpias a la farmacéutica.

¿Qué necesita Argentina para alcanzar esa posición de liderazgo que permita retener el talento, atraer inversión y aumentar valor añadido?

La clave está en la seguridad jurídica e inversora. Un marco regulatorio, fiscal y normativo sencillo, atractivo y que esté en sintonía con los líderes mundiales de la Unión Europea y Estados Unidos. Como parte de esa seguridad jurídica e inversora, se debe revertir la fiscalidad confiscatoria y la política monetaria destructiva y eliminar el cepo cambiario, por supuesto. Argentina no tiene un problema de oportunidades. Es el gobierno el que limita esas oportunidades haciendo la actividad de invertir una auténtica quimera.

Argentina podría atraer una enorme cantidad de inversión si hicieran zonas de empleo y desarrollo económico como las que existen en Corea del Sur o Singapur, con sistemas legales y fiscales que sigan las mejores prácticas de los líderes mundiales.

Este país podría hacer despegar sus sectores tradicionales con una fiscalidad, seguridad jurídica y política monetaria serias, con las mejores prácticas y a imagen de los líderes globales. Además, con ello, dispararía los sectores de futuro. Es una pena ver como el sector financiero, tecnológico y la industria disruptiva muere en el país antes de florecer, como las start-ups desaparecen antes de ser empresas formadas y productivas.

Argentina debe entender que tiene todos los ingredientes para ser una nación que atraiga la inversión de la nueva economía y que esa es la llave para el empleo de alta calidad y salarios reales crecientes. Argentina debe abandonar el modelo centrado en aumentar un sector público sobredimensionado y supeditar la economía a sostenerlo para atraer mucho más capital y empleo y, con ello, tener servicios públicos mucho mejores porque no se financiarían con pesos devaluados constantemente, sino con una moneda fuerte gracias a la entrada de inversión mundial y, con ello, muchas más reservas aunque las materias primas fluctuen.

*Doctor en economía, profesor de Economía Global y autor de bestsellers entre los que se cuentan La Gran Trampa, La Madre de Todas las Batallas y Viaje a la Libertad Económica, traducidos al inglés, chino y portugués. Twitter: @dlacalle