El gobierno, increíblemente, sigue con la misma respuesta: “es por la emisión monetaria”. Falso: hace ya casi seis meses que han hecho desaparecer el dinero de las calles, “secando la plaza” incentivando a los bancos a tomar todos los pesos posibles colocándolos en leliqs que les garantizan superganancias con tasas astronómicas.

Pero la inflación no baja. ¡Obviamente: porque los precios suben por otro motivo!

La inflación sube porque el propio gobierno autorizó aumentos siderales de las tarifas de luz, agua, gas, transportes y peajes. Porque liberalizó el mercado de combustibles, permitiendo subas descomunales. Esta es la mitad de la explicación.

Pero vamos a la otra mitad: también están subiendo los alimentos y todos los productos de primera necesidad. Acá tampoco se trata de nada misterioso. Las grandes empresas oligopólicas de cada sector envían quincenalmente listas de precios con remarcaciones increíbles. Las cadenas de hipermercados le agregan lo suyo. Se trata, de un brutal abuso por parte de estos formadores de precios. Que el gobierno los deja correr. ¿Por qué? El lector lo podrá adivinar por sí mismo: el encargado de controlar todo esto es Miguel Braun, actual secretario de Política Económica (el “número dos” del ministerio detrás de Dujovne). Su familia es dueña de La Anónima, una de las mayores cadenas de hipermercados del país.

El Gobierno se justifica diciendo que este es el único plan “posible”. Desde la izquierda decimos que hay que oponerle otra política económica. Primero y principal: necesitamos un aumento de emergencia de salarios y jubilaciones para recuperar todo lo que se perdió con la inflación. Y de ahí en adelante, debe haber reajustes salariales mensuales acordes al alza de precios.

Tenemos, efectivamente, que parar la carestía. Hay que fijar inmediatamente precios máximos a los productos de la canasta familiar. Y obligar a las empresas y a los supermercados a respetarlos, bajo severas sanciones de multas, clausuras o expropiaciones.

Hay que parar los tarifazos, y retrotraerlos. Tenemos que terminar con este juego de empresas que saquean nuestros recursos como el gas o el petróleo, mientras reciben cuantiosos subsidios y cada día hacen más caja con tarifas impagables. La salida es re-estatizar todas las privatizadas.

Y, por supuesto, todas estas medidas sólo serán posibles si empezamos por lo más básico: romper el acuerdo con el FMI, dejar inmediatamente de pagar la deuda externa, nacionalizar la banca y el comercio exterior para terminar con la fuga de capitales y poner todos esos recursos al servicio de las más básicas necesidades populares de trabajo, salud, educación y vivienda.

*Economista. Dirigente de Izquierda Socialista. Twitter: @josecastillo_is