Este nuevo panorama presenta gran incertidumbre respecto a tres actores principales: Alberto Fernández, el FMI y los bonistas privados. La principal duda respecto a Alberto Fernández es qué clase de político será –en caso de ser electo- con un amplio espectro de posibilidades que van desde Cristina Kirchner a Mauricio Macri. Durante los últimos meses hemos escuchado comentarios de varios de sus asesores económicos, de los cuales se desprende una política de tasas reales bajas, política monetaria menos contractiva, un programa fiscal menos agresivo y poniendo a las exportaciones y al consumo como motor del crecimiento. Estas políticas estarían asociadas a un tipo de cambio real alto o a ciertos controles de capitales. La principal pregunta es si este set de políticas será suficiente para que Argentina logre un crecimiento de largo plazo mayor al 4% junto con un equilibrio fiscal sustentable, necesario para que Argentina logre que su actual nivel de deuda sea sustentable.

Respecto al FMI, no queda claro qué organismo logrará un acuerdo con el nuevo gobierno respecto del programa económico, y lo más importante es si para financiar la transición pedirá a cambio que se lleven a cabo las reformas incluidas en el programa de Macri. Alternativamente, Fernández podría intentar solucionar el problema de solvencia de la deuda a través de una renegociación considerando una reducción de capital, evitando de esa manera un programa económico agresivo. El problema de este último escenario es que los tenedores de deuda podrían no estar dispuestos a aceptarlo, especialmente cuando varios de ellos compraron la deuda hace menos de dos años, implicando que la negociación podría ser más larga de lo deseado.

De acuerdo a nuestros cálculos, la capacidad de pago de Argentina sin recibir asistencia es limitada, con lo cual este es un problema que el próximo presidente  deberá resolver rápidamente. En caso de elegir extender los vencimientos sin quita, no esperaríamos una reacción muy positiva en el precio de los bonos hasta tanto se muestren avances en las negociaciones con el Fondo Monetario y las mencionadas reformas que favorezcan la sustentabilidad de la deuda.

A pesar que los precios de los bonos reflejan un escenario bastante pesimista, el grado de incertidumbre respecto a las decisiones que pueden llegar a tomar los distintos actores, hace que los bonos argentinos sean una inversión únicamente para inversores agresivos buscando potencialmente altos rendimientos pero asumiendo un riesgo importante.

*Jefe de estrategia en Balanz. Twitter: @BalanzCapital