Hace semanas se despidió de sus rutinas profesionales en el teatro que lo formó desde los ocho años, el Colón y de su La Plata natal, y sostiene que nunca dudó de su vocación. Se reconoce con un perfil bajo y enfatizó el camino por sobre la llegada con verdaderas ansias de aprendizaje y superación. Sus excelentes calificaciones le permitieron de muy joven, una beca en el The School of American Ballet dando el inicio a su reconocida carrera que luego continuaría en el Corven Garden de Londres, para no parar y acumular en más de veinte años, escenarios como primer bailarín en diferentes países del mundo. 

Analítico y sensible, conocedor e involucrado en su realidad y la de su país, dirigió y formó el Ballet Clásico Nacional que a comienzos de año fue cerrado por decisión del gobierno. Pisó excelsos escenarios, pero advierte que ninguno supera las vibraciones que le genera el Teatro Colón. En este contexto de despedida y cierre de año, Iñaki Urlezaga se metió en el íntimo de Diagonales para conversar sobre su presente, futuro y los momentos que aún lo siguen marcando.

¿Cómo te encontras en este fin de año?

-Es un momento de cierre de muchas cosas… De una etapa que viví muy hermosa de mi vida que está llegando a su fin, y al menos me estoy relajando. No voy a decir que he mirado tanto para atrás. Y no sé, si voy a darme tiempo para mirar todo lo que hice. Sí, siento la necesidad de estar más libre de horarios, de personas y de compromisos. Era habitual en mí tener una agenda capturada de todo y ahora fluyo con el ritmo de la vida en general.

Iñaki Urlezaga: "Un país en el que se lucha para que no se cierren las escuelas, la cultura no tiene espacios"

El mundo del ballet se ve competitivo…

-Más que nada rígido. Cumplir horarios, tener estructuras que son como leyes ancestrales y que lógicamente está bien que sea así, porque lógicamente son formas que están consolidadas a lo largo de quinientos años de historia. Entonces, no tener que estar tan preocupado por el físico, esa parte tan elemental para el bailarín... Es bastante liberador. Es angustiante sentir que no te da el cuerpo, que no vas a poder, que con los años el dolor se hace más intenso… Son cosas que se van haciendo cuesta arriba. Y cuando esas cosas no están más, uno se distiende naturalmente, porque tenes una vida que antes no la vivías así. Es empezar de cierta forma a ser otro.

"No tener que estar tan preocupado por el físico, esa parte elemental para el bailarín, es bastante liberador".

¿Descargas o entretenimientos ante la presión del ballet?

-Me gusta mucho la literatura, estudio canto lírico, he empezado a jugar al tenis. Cosas diferentes pero nada con desmesura.

Supongo que en este momento de cierres debes haber retomado tus inicios; momentos del comienzo.

-Lo que tengo más en claro es el amor de los maestros, la escuela pública… La devoción por enseñarles a los chicos y la responsabilidad de ver en ello el futuro del país, ser ciudadanos del mundo, gente que pensara en grande y esa enseñanza de valores. 

Iñaki Urlezaga: "Un país en el que se lucha para que no se cierren las escuelas, la cultura no tiene espacios"

Ahora aparecerán nuevos y más momentos para tus creaciones coreográficas

-Para un artista no hay nada más creativo que el ocio. Todo este año tuve tiempos diferentes y honestamente estuve más en combinación con mi persona que con mi trabajo… Tuve tiempo para leer, para ir al cine, para ir al teatro, en definitiva para alimentar ese mundo creativo que tanto uno necesita porque no hay otra posibilidad para sacar algo. Uno siente que va sacándose el estrés… El impulso creativo es como en una persona que estuvo agotada que vuelve a tomar cosas para vivir, esa persona que tiene tiempo para despejar la mente y para hacer cosas que hasta ese momento no había podido vivir. Son posibilidades nuevas que te permiten sacar algo nuevo de vos. Porque si no es repetir la misma vieja receta. Y a todo esto lo tuve; así que el año que viene seguramente alguno de los proyectos que tengo en ideas, terminaré concretando, porque están en la etapa de primer borrador, es algo que está amaneciendo, que está creciendo, que está empezando y no tiene forma definida aún.

"Para un artista no hay nada más creativo que el ocio". 

¿Cómo es cambiar entre el rol de estar arriba y abajo del escenario?

-Es la misma presión pero invertida. Cuando estás arriba buscas seguramente algún buen coreógrafo que te permita hacerte lucir, trabajar en vos; completa en vos, eso que vos no ves. Sos vos el que lo lleva adelante y sos el responsable de lo que te han otorgado. Y cuando sos el creador, sos la persona que otorga eso que vale la pena y lo pones en manos de otros para que lo defienda como vos mejor lo sentís, pero es otro el que lo tiene que llevar adelante. La vida es una paradoja, si uno realmente la mira… Es perfecta por eso. Lo que uno no ve es lo que se pierde, pero es la misma cara, la misma moneda, lo que hay del otro lado.

¿Cuáles son esos planes para 2019?

-Proyectos... Miles. La verdad es que al cerrar una etapa, tampoco… Son ideas que tengo en la cabeza y en el corazón. No podría decir: “me jubilé y desde ahora voy a hacer esto y esto…” No tengo ganas ni de tener un rótulo puesto ni de tener una agenda armada; es en el lugar que menos me veo hoy en día.

Iñaki Urlezaga: "Un país en el que se lucha para que no se cierren las escuelas, la cultura no tiene espacios"

Y en esta recorrida nacional para tu cierre y a esta altura del año. ¿Cómo ves el país?

-Están cerrando muchas cosas… Muchas instituciones públicas también. Es un año complejo, en donde a la economía no la tiene la gente pero aparentemente tampoco la tiene el gobierno; con una deuda enorme. Con una deuda social enorme, una deuda educativa enorme, una deuda cultural enorme. Tristemente desde que yo nací, Argentina vivió con pobres… Y con maestros que cobran dos pesos con cincuenta. Y cuanto más pasa el tiempo, más se agudiza… Y un país en el que se lucha para que no se cierren las escuelas, la cultura no tiene espacios. La cultura con la educación se consolida y nosotros siempre estamos luchando para que la educación tenga su lugar, los maestros cobren lo que tengan que cobrar y que los artistas puedan vivir de eso. Un pueblo sin educación es un pueblo sin futuro.

"Argentina tiene una deuda social enorme, una deuda educativa enorme, una deuda cultural enorme".

¿Cómo ven la danza argentina en otros países?

-No la ven… Directamente no la ven. Argentina a nivel colectivo en el mundo no existe. Hace muchos años que Argentina no da una respuesta colectiva que nos enorgullezca y ahí estamos, en el anonimato.

"Un país en el que se lucha para que no se cierren escuelas, la cultura no tiene espacios". 

Y qué falta…

-Políticas de estado para que puedan capitalizarse todos los talentos. Sin eso es muy difícil que una industria como la danza pueda ser llevada adelante, pero todavía no se ha molestado nadie por asumirlo, por defenderlo y mucho menos por concretarlo.

Iñaki Urlezaga: "Un país en el que se lucha para que no se cierren las escuelas, la cultura no tiene espacios"