Se acercan las elecciones mexicanas y las expectativas en torno a los posibles resultados crecen, principalmente frente a la posibilidad de que gane el candidato progresista Andrés Manuel López Obrador, lo que significaría una importante derrota para el Partido Revolucionario Institucional (en adelante PRI), tradicional partido político de México del cual es parte el actual presidente, Enrique Peña Nieto. ¿Es un resultado posible?

Al día de hoy las encuestas colocan a López Obrador muy cerca de convertirse en el próximo presidente de México. Si se hace un promedio de los sondeos de intención de voto, éste obtendría el 49% de los votos, mientras que sus rivales quedarían bastante lejos: Ricardo Anaya con el 27% y el candidato del PRI, José Antonio Meade, con tan solo el 21%.

En este sentido, se observa que las probabilidades de victoria del candidato Lopez Obrador son ampliamente superiores a las que poseen sus contrincantes. Su margen de diferencia (22 puntos) es tan grande que incluso resiste a cualquier margen de error que posea cada una de las encuestas de intención de votos analizadas.

No obstante, sería un error dar por cerrada la elección por el hecho de que es estadísticamente imposible que una encuesta asegure un 100% de efectividad, sino que siempre se consideran márgenes de error, por más mínimos que sean.

Además, si bien resulta difícil revertir una diferencia tan grande entre el primer y segundo candidato en un plazo de 4 días, no se debe descartar la posibilidad de que suceda algún hecho que pueda deteriorar o mejor la imagen de alguno de los candidatos.

Dicho esto, sólo resta esperar a los resultados del domingo que determinaran quién será el próximo presidente mexicano, al cual lo espera un escenario para nada complejo, tanto desde lo que hace al escenario económico social del país como también en lo referido a la actual coyuntura internacional, donde su principal socio comercial (Estados Unidos) bajo la administración Trump se presenta como un eje de preocupación más que de soporte.