En el día de ayer –y en uno de los puntos centrales a nivel mundial- se volvió a cometer un atentado terrorista, donde se registraron hasta el momento 8 víctimas fatales. El autor del hecho se llama Ayfullo Saipov, de 29 años y proveniente de Uzbekistán.

Este caso demuestra una vez más el afianzamiento que el terrorismo mediante la utilización de “lobos solitarios” está tomando a nivel mundial, ya que el autor del hecho era un conductor de Uber que poseía residencia legal en EEUU desde 2010, lo que deja en evidencia la dificultad con la que se enfrentan las autoridades estatales a la hora de identificar y prevenir un posible ataque terrorista.

A nivel nacional, el caso genera mucha conmoción debido al hecho de que 5 de las víctimas fatales eran ciudadanos argentinos oriundos de la ciudad de Rosario, quienes se encontraban visitando New York. Es el primer hecho de terrorismo bajo esta nueva lógica que registra víctimas fatales directas de nacionalidad argentina.

Inmediatamente, el Estado argentino a través de Cancillería expresó su condolencia hacia los familiares de las víctimas. En consonancia, el Presidente Macri afirmó que "en el mundo de hoy no hay lugar para zonas grises" por lo que llamó a "comprometerse de pies a cabeza" con la lucha contra el terrorismo internacional.

Las declaraciones del gobierno nacional no deben pasar desapercibidas, ya que se enmarcan en una decisión política del macrismo de alinearse con el accionar de las principales potencias occidentales, lo cual se observa por ejemplo en el rearme militar impulsado por el oficialismo, política que se viene expresando en la reiterada compra de equipamientos militares a países como EEUU y Francia. En este sentido, el hecho del día de ayer podría darle el sustento público que hasta el día de hoy no tiene esta estrategia que ya ha generado muchas dudas y controversias en diferentes sectores de la sociedad.

Es importante señalar que Argentina no es hasta el día de hoy un punto de conflicto directo con el Estado Islámico, lo que genera interrogantes sobre cuán poco conveniente podría ser una política exterior argentina que la posicione en un rol activo en la lucha contra el terrorismo a nivel internacional. Una lucha que, hasta el día de hoy, no es propia de nuestro territorio. De todos modos, esto no significa que el país esté exento de poseer víctimas como ocurrió el día de ayer en New York.

En relación a la reacción estadounidense, el presidente Donald Trump respondió al ataque en Twitter diciendo que “En Nueva York, parece que hubo otro ataque de una persona muy enferma y trastornada. Los funcionarios de la ley están siguiendo esto de cerca. ¡NO EN ESTADOS UNIDOS!”.

Una posición que debe ser considerada principalmente en relación a las declaraciones del líder ruso Vladimir Putin, quien días atrás –luego de que el Estado Islámico amenazara a la organización del mundial 2018 mediante la publicación de una polémica foto de Messi y Neymar-  amenazó con que "si ISIS comete un ataque terrorista en Rusia, en media hora Arabia Saudita es destruida". Una declaración fiel al estilo Putin, quien asegura mantener a Rusia en alerta máxima teniendo en cuenta la celebración del mundial en su país el año próximo y también el amistoso que la Selección argentina jugará allí el próximo 11 de Noviembre.

Por último, se debe tener en cuenta que lo ocurrido ayer en New York se trata de otro episodio de terrorismo, el cual se enmarca en una nueva lógica de ataque que –además de la utilización de los lobos solitarios- también incluye llamados a sus seguidores que se hacen en revistas terroristas, como en la edición reciente de Rumiyah (revista del Estado Islámico), donde se anima a atropellar peatones con camiones, continuar los ataques con cuchillos o armas y reclamar el crédito gritando o dejando folletos del EI.

Un tipo de accionar terrorista que deja en evidencia que este fenómeno se presenta como una amenaza que supera incluso a las estructuras estatales de los principales países como EEUU, lo cual genera la necesidad de pensar en nuevas formas de enfrentar este fenómeno.