Nombrar al Estado Islámico significa pensar en el grupo terrorista que se ha transformado en una verdadera amenaza a nivel mundial, especialmente en el transcurso de los últimos años con sus ataques sobre los principales países como Francia, Alemania y España.

Esta organización encuentra sus antecedentes en lo que fue a principios de siglo el grupo terrorista Al-Qaeda. Su accionar se justifica por una causa religiosa, la que sintetizan con el concepto “yihad”, el cual significa la guerra santa y que, en efecto, dirige sus ataques a lo que se considera como el mundo occidental.

El último de estos fue el realizado en España, en el cual 13 ciudadanos fallecieron y más de 100 resultaron heridos luego de que un individuo los atropellara con una camioneta en la ciudad de Barcelona, al cual se le sumó al día siguiente el ocurrido en la ciudad de Cambrils, dejando en estado de alerta y conmoción al país español.

Estos hechos, junto a otros tantos que han sido noticia en los últimos años, se enmarca en una nueva lógica terrorista, en la cual el nuevo instrumento utilizado son los denominados “lobos solitarios”, es decir, personas que pasan desapercibidos frente a la mirada del resto hasta el momento en que –inspirados en la organización- perpetran un ataque.

La existencia de estos sujetos significa un tipo de ataque de menor magnitud pero, a su vez, genera una mayor dificultad a los países en la lucha contra el terrorismo, ya que resulta imposible investigar a todos los ciudadanos, teniendo en cuenta que ya no existen patrones completamente efectivos de distinción entre alguien que “puede ser terrorista” y alguien que no.

Como si fuera poco, el otro gran instrumento del Estado Islámico es el uso de la “deep web”, es decir, la parte del internet que no está regulada ni controlada por el hecho de que los usuarios son anónimos. 

En líneas generales, son estas variables las que generan una inmensa dificultad a los distintos gobiernos nacionales –quienes se han visto sobrepasados por la problemática- en su lucha contra el terrorismo, ya que resulta casi imposible rastrear estos grupos que, si bien tienen territorios de ubicación conocidos, están disipados por todo el mundo.