La Municipalidad de La Matanza anunció la semana pasada que prepara una demanda millonaria contra el Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires, en reclamo de lo que considera una “deuda histórica”. El planteo se remonta a las relocalizaciones forzosas de las villas porteñas durante la última dictadura, una historia de desarraigo que tiene como protagonistas a miles de familias y que hasta ahora pertenecía al ámbito de los estudios urbanísticos y de derechos humanos. 

La denuncia en la que trabaja el equipo jurídico del distrito gobernado por Fernando Espinoza trae aquella historia al presente y plantea que su territorio fue utilizado como el “patio trasero” de “la Ciudad que miraba a Europa”, tal como lo definen en el entorno del intendente. Según esa postura, La Matanza albergó a centenares de esas familias desalojadas en terrenos que habían sido adquiridos por la Ciudad y donde hoy cobran forma buena parte de las villas o barrios populares locales. 

La Ciudad, dicen del otro lado de la General Paz, nunca pagó los impuestos municipales de esos terrenos ni tampoco “levantó nunca ni siquiera una capilla”. Por las tasas municipales, La Matanza estima que la deuda a reclamar asciende a los 20 mil millones de pesos. Pero también reclaman una deuda social y ambiental que, según dicen, “cálculos conservadores de expertos ambientalistas y urbanistas, en concurso con sociólogos, psicólogos sociales” la llevan a unos 100 mil millones de pesos, dado “el daño que el comportamiento del Estado porteño provocó, y sigue provocando, en territorio matancero”.

De Onganía a Cacciatore: la historia detrás de la demanda millonaria de La Matanza contra la Ciudad

Desde la vereda de enfrente se atajan alegando que la demanda es extemporánea. Fuentes del Instituto de Vivienda porteño consultadas por Diagonales contestaron que están dispuestos a pagar la deuda impositiva con la Ciudad transfiriendo precisamente esos terrenos sin costo a La Matanza, algo que está por ahora muy lejos de las pretensiones de la gestión Espinoza, que además encaró en la zona un proceso de urbanización de los barrios en cuestión en conjunto con el Ejecutivo de la Provincia.  

Ambas administraciones reconocen que en mayo del año pasado hubo un intento de acercamiento entre las partes, a través de una reunión en la Rosada con emisarios y funcionarios de primera y segundas líneas. Pero la Ciudad no está dispuesta a reconocer su deuda “social”. La vía judicial terminó siendo el paso obvio. 

Desde La Matanza afirman que se trata de diez barrios, repartidos en unas 400 hectáreas, especialmente en Villa Celina, San Justo y Gregorio De Laferrere. Algunos de ellos tienen historias compartidas, rescatadas por distintos estudios que a lo largo de los años han reconstruido la trayectoria familiar de quienes sufrieron el desarraigo violento de la dictadura y que son las verdaderas protagonistas, que el caso puso sobre la mesa. 

DE ONGANÍA A CACCIATORE

Parte de los terrenos en cuestión fueron adquiridos para la Ciudad por el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, el primero que diseñó un plan sistemático de erradicación violenta de villas tanto en territorio porteño como en el conurbano. Las tierras tenían como fin recibir a familias desalojadas de manera transitoria, hasta que se terminaran de construir las prometidas viviendas definitivas, que nunca se concretaron en su totalidad. Por eso fueron llamadas Núcleos Habitacionales Transitorios (NHT). Se levantaron cinco en la Ciudad y doce en el conurbano. Uno de los más famosos fueron las torres de Lugano 1 y 2 en la Ciudad, pero también las hubo (más precarias) en La Matanza. 

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Los NHT tenían casas “prefabricadas de 13,3 metros cuadrados por familia, de 2,4 por 2,4 metros de longitud por 2,10 metros de alto, y paredes de cuatro centímetros de grosor, la mayoría instalados en terrenos inundables y alejados del centro y los lugares de trabajo, con la promesa de una futura adjudicación de viviendas permanentes”, las describe el estudio titulado “El proceso de erradicación de villas. El caso de Puerta de Hierro en el partido de La Matanza”, de la licenciada en Política Social (UNGS) y Magíster en Ciencias Políticas (IDAES-UNSAM), Marina Luz García. 

Ya en dictadura, se produce la mayor relocalización forzosa. Según un estudio de la Comisión Provincial por la Memoria, “en 1976 la población villera de Buenos Aires ascendía a 226.885 personas, y en 1981 eran 40.533”, La mayoría de la gente fue expulsada de la 31, el Bajo Flores y Lugano, aunque también hubo otros casos, como el del viejo Bajo Belgrano, inmortalizado en la tapa del álbum de Spinetta Jade que lleva ese nombre. La premura en el proceso tenía como objetivo, también, “limpiar” la Ciudad ante la cercanía con el Mundial del 78. 

De acuerdo a ese mismo informe, “la mayor cantidad de erradicados fueron a parar a La Matanza, el 21 por ciento”. Lomas de Zamora absorbió otro 9,6 por ciento, Merlo el 8 por ciento, y “el resto se distribuyó en otras localidades como Moreno, Quilmes, General Sarmiento y Florencio Varela”. 

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Ese plan de erradicación tuvo un protagonista excluyente: el entonces intendente porteño de facto, Osvaldo Cacciatore. Hasta hubo una ordenanza municipal -la 33.652, decretada el 13 de julio de 1977- que ordenaba el proceso. “La potencia de la violencia y las topadores permitieron a los funcionarios erradicadores cumplir meticulosamente con las etapas y tiempos previstos. Cuando el desaliento tomaba demasiado tiempo, las demoliciones comenzaban con las familias adentro. Cuando los “medios propios” escaseaban, allí estaban los camiones de la municipalidad, antes usados para el traslado de basura, donde cargar compulsivamente los pocos muebles y enseres familiares y abandonarlos junto a sus propietarios en algún predio del conurbano, en medio de la intemperie”, dice la CPM.  

LOS BARRIOS

Algunos de los barrios que con el tiempo se fueron consolidando en la zona tienen su propia historia. 

-Puerta de Hierro: fue levantado a inicios de los años 70 en San Justo, sobre las vías del Ferrocarril Belgrano, y fue bautizado en aquella época como NHT Crovara. Según el Registro Nacional de Barrios Populares (ReNaBap) viven hoy unas 320 familias. Sus primeros habitantes provinieron de la Villa 31, Villa Soldati, Lugano, Villa de Escalada (Lugano), Villa Cildañez (Parque Avellaneda), Zabaleta (Barracas) y Villa de Saavedra (Saavedra), y más tarde desde Villa Insuperable (La Matanza), La Tablada (La Matanza). El barrio es lindero de otros que fueron contemporáneos y otros que fueron agregándose al tejido: San Petersburgo, 17 Marzo y 17 de Marzo Bis. A ese conjunto de barrios se los suele llamar el Triángulo de las Bermudas por sus pésimas condiciones de vida. En todo el entramado viven más de 1200 familias. El gobierno municipal encaró el año pasado un proceso de urbanización. 

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Una vecina del barrio Puerta de Hierro, hija de una familia erradicada de Lugano en los 70’s, le dijo a la investigadora Marina Luz García: “A nosotros nos sacaron de la Villa porque tenían que hacer la calle (…) hacían el censo eso para sacar a la gente. Está hecha pelota, pero tengo guardada la tarjetita verde (…) para saber que uno vino de ahí… que le sacó la municipalidad. Porque allá (en Lugano) iban a hacer departamentos entonces empezaban a sacar la gente. Tenía que irse la gente como sea… y nos habían dicho que había una casa acá. Esta casa se la dieron a mi mamá de la municipalidad será, no sé la verdad no se…”

-Barrio Luján: queda en Gregorio De Laferrere, donde hoy viven otras 800 familias, siempre según el Renabap. La mayoría provenía de lo que hoy es la 1-11-14. Entrevistada por los alumnos de la escuela Nº32 de La Matanza en el marco del  “Programa Jóvenes y Memoria, Recordamos para el Futuro”, una ex vecina de Flores reubicada en ese barrio contó: “Censaron primero. Censaban casa por casa comunicándoles que tenían que erradicar la villa por orden del Intendente Cacciatore. Que se les iba a dar un subsidio a la gente para que pudiera irse, irse de ese lugar. No sé. Por lo menos nosotros ayuda de ellos no recibimos”. 

-Las Achiras: Queda en Villa Celina y lo habitan otras 800 familias. Según el “Atlas” de barrios elaborado por el Programa de Estudios del Conurbano, “tiene una superficie de 3,7ha y su traza original se encuentra entre las calles Boulogne Sur Mer, Abasto, calle s/N y Pedro García o Emmanuel, frente al Mercado Central de Buenos Aires”. “Este barrio tiene origen en un Núcleo Habitacional Transitorio (NHT) creado en el contexto del Plan de Erradicación de Villas de comienzos de la década de 1970. Originalmente el Instituto de la Vivienda de Capital era el propietario de los terrenos. Dado su origen, cuenta con un tejido en barraca de aproximadamente 36 manzanas”, lo describen. 

“Yo vine cuando se había sacado la Villa de Escalada (…) Era jovencita cuando vine. Y siempre esperando alguna vivienda… siempre esperando. Y nunca tuve la suerte de tener una vivienda, porque según se hizo este barrio, se había hecho transitoriamente (…) A mí me trajeron. La Comisión me colocó acá”, dice una de las vecinas de los barrios que resume la historia de miles.