En el este de la Provincia de Buenos Aires, decenas de familias se quedaron sin ingresos por una repentina medida en una de las fábricas más importantes de la zona. Esta semana cerró la histórica planta de Tía Maruca en Chascomús y echó a todo su personal sin previo aviso; como resultado, casi 30 trabajadores quedaron en la calle. La Provincia de Buenos Aires interviene en el conflicto mientras los despedidos luchan por tener una compensación económica que los ayude a mantenerse a flote hasta encontrar un nuevo empleo.

Este jueves, la emblemática fábrica de Tía Maruca, que desde 1998 produce galletitas y productos artesanales, cerró las puertas de su famosa industria situada en la esquina de Washington y Remedios de Escalada en el municipio de Chascomús. Según precisó el periodista local Sergio Peralta, fue el jefe de Recursos Humanos quien le comunicó la sorpresiva decisión al personal de la planta: un total de 27 empleados fueron "desafectados" y perdieron su fuente de ingresos en un momento de desesperante crisis económica a nivel nacional.

Los trabajadores, entre los que se halla la jefa de planta, negocian una posible compensación económica que les permita a sus familias llegar a fin de mes hasta dar con otro puesto; sin embargo, el conflicto podría extenderse ya que técnicamente el personal no fue “despedido” sino cesanteado. En ese marco, los ahora exempleados solicitaron que, como garantía mientras avanza el proceso formal, se detenga de inmediato el vaciamiento de la fábrica, porque la empresa se está llevando con rapidez toda la materia prima y los insumos restantes.

Este viernes se llevó a cabo una primera reunión entre los trabajadores desvinculados, las autoridades de la compañía y el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, que está interviniendo en el conflicto. El encuentro había sido convocado previamente para dirimir una situación de retraso en el pago del primer aguinaldo de 2025, pero el tema de la cita cambió a la luz de los hechos de las últimas horas. Cabe recordar que Tía Maruca ya había cerrado una fábrica en San Juan en agosto por dificultades económicas.