El intendente de Mar del Plata, Carlos Arroyo, encabezó el acto central en los festejos del Bicentenario de la Independencia. En su discurso, pidió trabajar por la unión de los argentinos y por un país que "supere definitivamente los odios, las venganzas, los peligros del pasado y la división . Sobre el final se emocionó y rompió en llanto. 

Han transcurrido dos siglos, y hoy nos encontramos con muchas dificultades. Esto es inocultable. En lo personal, a mí me preocupa sobremanera ese tercio de población que está en la pobreza , dijo el jefe comunal marplatense y deseó que en el futuro "todos los argentinos tengan un trabajo, en donde no haya más pobreza, en donde los odios, las revanchas y las discusiones se superen; en donde reinen la libertad, la democracia y el amor al prójimo . 

Además reflexionó sobre el hambre de "nuestras criaturas" porque "van a ser las generaciones del futuro que está muy cerca, y es importante que tengan una vida normal, que reciban los alimentos, las proteínas y los minerales que a veces no llegan y señaló que "la pobreza es un castigo que no debemos admitir". 

Arroyo quiso dejarle en claro a sus vecinos que se siente como un vecino más que "transitoriamente trabaja de Intendente". 

También realizó un repaso histórico del contexto de la Declaración de la Independencia de 1816 y sobre el final se emocionó y lloró ante el público presente al pedir una bendición para "todos los granaderos de mar, tierra y aire".