Unos 20 puntos de ventaja logró sacarle el Frente de Todos a Juntos en las urnas de La Matanza, el distrito que en las últimas semanas se convirtió en un eje de disputa clave tras el crimen del kiosquero en Ramos Mejía. Aunque la oposición puso todo su empeño en utilizar a su favor la angustia social por la inseguridad, no pudo doblegar el histórico voto peronista que aún se mantiene sólido en el distrito más populoso de la provincia de Buenos Aires.

Es que La Matanza votó peronismo tanto a nivel provincial como local, contra los pronósticos que podían esperar un “voto bronca” contra las dirigencias municipales. La nómina de concejales del FdT alcanzó un casi un 47% de probación, contra el 28% de Juntos. A nivel regional, el voto para diputados Provinciales se mantuvo similar y contribuyó a que la Tercera Sección se blinde como territorio ganador para el peronismo. Fue el propio presidente del HCD matancero, Ricardo Rolleri, quien logró ingresar ahora como legislador bonaerense, tercero en la lista.

La Matanza: El uso político de la inseguridad no pudo con el voto peronista

De la misma manera que ocurrió en las PASO, el peronismo hizo valer su peso en la ciudad gobernada por Fernando Espinoza, sobre la cual la oposición intentó profundizar su campaña de sugestión sobre el delito y el “fracaso” de las gestiones peronistas en el AMBA. Los números hablan por sí mismos: con casi la totalidad de las mesas escrutadas, la lista encabezada por Victoria Tolosa Paz cosechó casi el 48% de votos contra un 28% de la nómina de Diego Santilli.

Fue el propio ex vicejefe de Gobierno de CABA quien apostó a mostrarse en las últimas semanas como el abanderado de la lucha contra el delito, apoyándose en los méritos de su antigua gestión como titular de Seguridad de la Ciudad, acaso como una solución porteña para los problemas del conurbano. No fue suficiente.

Incluso fue evidente el marcado giro punitivista que tomó el discurso opositor en campaña, envalentonado por el fuerte malestar social emergido tras el crimen del kiosquero Roberto Sabo. No obstante, el resurgir del perfil endurecido que tanto supieron cultivar los "halcones" PRO de Patricia Bullrich, no coincidía con la retórica moderada con que el propio Santilli transitó este año, bajo la tutela de Horacio Rodríguez Larreta.

Como maniobra de último momento, Juntos se enfiló detrás de los pedidos de mano dura, incluso tomó “prestada” la bajada de línea incendiaria que le era más propia a figuras de derecha intensa como José Luis Espert o Javier Milei, maniobra que fue leída por muchos como un intento de arrimar la "santilleta" al carro ganador de la mano dura. Todo ello adosado a un mensaje de ataque contra los “barones” del conurbano, objetivo ya clásico del discurso macrista, donde intendente y delincuencia parecieran sinónimos.

La Matanza: El uso político de la inseguridad no pudo con el voto peronista

En ese sentido, Juntos depositó una confianza excesiva en la bronca social. Así como el FdT erró en exigirle demasiada aprobación a las vacunas en las elecciones PASO, el macrismo pretendió apoyarse muy sobre la hora en el miedo a la inseguridad, un tema para el cual la oposición casi siempre tiene críticas, pero muy pocas soluciones reales.

En ese sentido, de poco sirvió el esfuerzo beligerante y las recargadas coberturas por parte de medios opositores sobre las protestas vecinales contra el crimen. El voto peronista quedó validado una vez más en La Matanza, y contribuyó a la notable escalada de aprobación que logró este domingo el oficialismo respecto de las PASO.