Hay innombrables en Morón. Al menos así manejan la campaña del kirchnerismo en el distrito. El precandidato a intendente del Frente de Todos, Lucas Ghi no puede nombrar a Sabbatella. Ni a Hernán, que perdió las últimas tres elecciones, ni a Martín, quien lo candidateó. La estrategia es dirigida por el ex prensa de AFSCA, Fernando Torrilate, quien deja muy en claro que el apellido que dio origen al "sabbatellismo" les "resta votos". Por este motivo, en su campaña Ghi busca despegarse.

El único objetivo de distanciarse de su “maestro” es llegar con más fuerza al 11 de agosto. La ausencia de Sabbatella en el discurso político es contradictorio ya que circularon imágenes de ellos juntos en carteles en los barrios de todo el Partido. De hecho, en el lanzamiento de campaña, aparecieron afiches con la imagen de Ghi y Sabbatella bajo el lema “Volvemos”.

Por otra parte, si bien optaron por alejarse y no mencionar a Sabbatella, rechazado por los vecinos ajenos a la militancia K, aún mantienen a Diego Spina en la lista. Es la mano derecha del líder de Nuevo Encuentro y acompaña a Ghi a cada acto partidario. Spina tiene un pasado turbulento: en 2012 fue presidente del Club Deportivo Morón, donde se lo conoce como uno de los peores presidentes de la historia del club ya que se fue emitiendo $888.318 en cheques rebotados. También trabajó en el Hospital Posadas, donde usaba dinero del presupuesto para cubrir gastos de micros para militancia.

El sabbatellismo desilusionó al ciudadano común por las obras desfinanciadas y las promesas incumplidas. Ahora viene sufriendo el desaire de varios intendentes del PJ en distintos tramos de la actual campaña. Juntaron nombres pero no lograron una unidad que se traduzca en votos. Al parecer también hay ruido puertas adentro.