¿Apareció el cisne negro ? El triunfo de Trump y la política económica de Macri
Columna de opinión por José Castillo
La política económica del macrismo siempre se planteó como extremadamente dependiente de las buenas relaciones con los centros capitalistas. Así, la vuelta al mundo apareció como el instrumento de política económica excluyente ya desde la presencia del presidente en el Foro de Davos. Todo lo demás (apertura del cepo cambiario, resolución y pago a los fondos buitres, políticas antiinflacionarias , tarifazos, veto a políticas de limitación a los despidos, liberalización de los flujos y operaciones financieras) se presentaban como meros medios para garantizar la tantas veces proclamada lluvia de inversiones .
Que esta no se haya producido o se haya retrasado según las versiones oficiales- no fue obstáculo para que sí ingresaran al país importantes sumas de capital especulativo. Esto asumió diferentes formas desde bonos nominados en dólares (deuda externa pura y directa, con diversos vencimientos), hasta fondos que hacen carry trade (divisas pasadas a pesos para aprovechar el diferencial de tasas locales con las internacionales), sea en bonos o en letras del Banco Central o, incluso, compra de acciones en la Bolsa local.
Desde el punto de vista de la política económica un elemento central fue el endeudamiento público (también existió endeudamiento privado) se terminará 2016 con un stock de nueva deuda de entre 40.000 y 50.000 millones de dólares (sumando Nación más provincias). La acumulación de vencimientos va creciendo y ya impacta fuertemente en el presupuesto 2017, donde se plantea una partida de pago de intereses cercana a los 16.000 millones de dólares (10,5% sobre el total del gasto), pero fundamentalmente una autorización de nueva deuda por 40.000 millones.
En concreto, la apuesta macrista es, primero y fundamental, a que seguirán habiendo fondos internacionales que quieran comprar nuevas emisiones de bonos argentinos, a tasas altas a escala internacional pero descendentes en la comparación local con los años precedentes. Más aún, que esos ingresos tendrán la suficiente fluidez como para sostener los vencimientos de más de 600.000 millones de pesos en lebacs colocadas mayoritariamente a 60 días.
Los supuestos del escenario internacional del gobierno de Cambiemos no culminan allí como segunda cuestión, dado que se plantea que no haya movimientos importantes en el tipo de cambio (usado silenciosamente como ancla inflacionaria ) se apuesta a que los precios de las commodities que exporta nuestro país mantengan al menos los valores relativamente buenos actuales soja, minerales, acero-. Y, tercero, repetimos, está la apuesta mayor que se produzca algún salto más o menos cualitativo en la inversión extranjera directa.
Los supuestos uno y dos deberían darse sí o sí, para que la espera de las famosas inversiones no se transforme en un cruce del desierto . Y todos los economistas oficialistas auguraban, hasta ahora, que todo esto es posible& a menos que aparezca un cisne negro . O sea un acontecimiento inesperado que cambie radicalmente la coyuntura económica internacional. Y efectivamente la elección de Trump reúne todas las condiciones para tener esa denominación.
Existe un alto riesgo que, caída de los mercados financieros mediante, opere el denominado fly to quality una reversión en el sentido de los capitales especulativos, que se refugien en lo seguro, léase los bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Esta probabilidad aumentará si la Reserva Federal aumenta, como todo hace pensar, la tasa de interés de referencia en su reunión del mes próximo. Otro hecho con alta probabilidad es un descenso en los precios de las commodities, sea directamente en su propia cotización en los mercados de referencia, o bien en el mediano plazo por alguna reducción de la demanda internacional. Ambos hechos afectarían y muchísimo a la estrategia macrista de endeudémonos ahora y luego se verá cómo se paga .
La deuda externa argentina nunca dejó de ser el gran problema, lo determinante, lo omnipresente, en la política económica de los últimos cuarenta años. El gobierno de Macri se está jugando irresponsablemente a un endeudamiento astronómico, impagable en el mediano plazo, tan pronto como se revierta la dirección del movimiento de los capitales especulativos. Pero el gobierno apostaba que antes que se produjera ese cambio de mano se produjera la llegada de las tan ansiadas inversiones . En todos los casos era jugar con fuego.
El triunfo de Trump puede acortarle dramáticamente los tiempos. Una vez más, repetimos que no hay salida si no rompemos esta trampa histórica del endeudamiento a la Argentina no le falta capacidad de acumulación ; el problema es que la riqueza se fuga vía ese barril sin fondo. Si dejáramos de pagar la deuda, y de endeudarnos para seguir pagando, tendríamos los recursos para iniciar un verdadero programa de desarrollo que resuelva las urgentes necesidades populares y, a la vez, no estaríamos sometidos a los caprichos que la crisis del capitalismo mundial nos depara, hoy en la figura reaccionaria y cuasi demencial de Donald Trump.