El presidente Alberto Fernández dijo que el "verdadero poder en Argentina está en la gente" y reafirmó su convicción de que la política "es el arte de convencer al otro de que uno va en el camino correcto".

En una entrevista con Página/12, titulada "Un día en la vida de Alberto Fernández", el Presidente afirmó que hubiera aceptado igual el desafío de conducir el país, aún si hubiese sabido que le iba a tocar lidiar con una pandemia de coronavirus. "Yo creo que sí. Porque el secreto de la política es hacerla no con quienes uno quiere ni en el momento que le gusta, sino cuando le toca. Si no, uno haría política sólo en los momentos de prosperidad y el resto del tiempo se retiraría. Era necesario que la Argentina cambiara. Lo que sí es verdad es que esto no estaba en mis cálculos. Pero es lo que me tocó, expresó. 

Sobre la política, dijo que "para mí es el arte de convencer al otro de que uno va en el camino correcto. El arte de convencer no se trata de encontrar un enemigo".

Al preguntarsele si no lo entendía "el poder real", respondió: "Hay un poder real que cada vez es más débil porque está evidenciado en el valor de sus empresas, en el valor de los bancos. Es un poder que existe, es un poder fáctico que está acompañado en los grandes medios. Eso ocurre en la Argentina y en el mundo. Pero el poder verdadero de la Argentina está en la gente. Eso también hay que grabárselo porque, si no, el peronismo no hubiera existido"

"Lo que yo intento es que todos entendamos que tenemos por delante un desafío muy grande que hay que asumir en conjunto para construir otra sociedad. Yo sé muy bien que la política es contradicción de intereses y sé muy bien cuáles represento yo y contra cuáles me choco, pero lo que busco es que la gente me acompañe para defender los intereses de la mayoría de los argentinos", expresó Fernández.

Y agregó: "Si la política sólo fuera el arte de chocar contra otro, dejaría de lado la ética. Y para mí lo ético es central. Saber por qué hago lo que hago".

Por último, le preguntaron por el mejor y el peor momento que vivió desde el 10 de diciembre a esta parte.  "El mejor momento fue el día de la asunción porque ahí sentí que con Cristina y con otros habíamos logrado el objetivo y que empezábamos a hacernos dueños de la construcción de otro tiempo. El peor momento todavía no llegó", señaló.