Hablando con un sociólogo que trabaja intentando analizar la realidad en los medios de comunicación -cosa difícil si las hay- le decía que cada día sonaba “más generalista”, muy teórico y poco vinculable con la realidad. Difícil tratar de decir algo sobre lo que pasa en la actualidad. Intentaremos aquí deslizar algo sobre lo que creemos que está pasando.

LA DEMOCRACIA Y LA REPÚBLICA CONDICIONADA

La democracia representativa (que el pueblo vote a sus representantes) y la república (división de poderes) no funcionan. ¿No funcionan porque se gestionan mal, o porque el mundo cambió, y necesita que modifiquemos dichas instituciones? Un poco y un poco, diría mi tía. Pero ambas instituciones fueron profundamente condicionadas luego de la dictadura militar.  Porque dicha dictadura, con todo lo aberrante que tuvo en cuanto a la represión, aniquilación y desaparición de ciudadanos argentinos, destruyó el aparato productivo argentino, y concentró la economía en pocas manos, por lo cual las instituciones de las que hablamos, están profundamente condicionadas por los intereses económicos concentrados nacionales y extranjeros. El reconocimiento legal de dicha sociedad fue instaurado en la constitución del 94. Ese corsé legal mostró su limitación más grande durante los gobiernos de Cristina Fernández y Alberto Fernández que pretendieron y pretenden mejorar las condiciones de los sectores subalternos de la Argentina. Por mas votos que se logren en las elecciones presidenciales, el Estado existente, las instituciones existentes, no permiten ningún grado de modificación del status quo. Si no se modifica la forma en que se gobierna y en que se articulan los poderes de la sociedad, la política ya no puede “hacer milagros”.

ESTADO IMPOTENTE, AJUSTE INEVITABLE

No solo en estos días, sino quizás desde que el Frente de Todos se empezó a constituir, por debajo los referentes planteaban, que después del desastre del gobierno de JxC, el ajuste era inevitable. ¿Por qué el ajuste era inevitable? En la economía macrista, algunos actores se beneficiaron de la riqueza que produce la sociedad Argentina, y no se podía ir a golpear la puerta de esos sectores para que “el ajuste” se aplique a esos sectores. El Estado heredado no permite responsabilizar a los sectores que fugaron las riquezas del país, o se beneficiaron en una economía que iba en caída. No puede porque no tiene herramientas, pero tampoco puede porque el neoliberalismo es tan profundo a nivel mundial, que cualquier injerencia del Estado es vista como algo populista, comunista, antiguo, etc. O por decirlo de otro modo, el mercado (o sea los sectores concentrados, beneficiarios de la última dictadura y del menemismo) es el que impone lo que se tiene o que se debe hacer. Es lógico que la respuesta contra el Estado impotente venga mas por el lado libertario, por el cansancio respecto de lo que no hace y ya se considera que no podrá hacer, más que por el lado de construir un Estado eficiente, eficaz, que garantice las premisas que inauguraron la República y la democracia “libertad, igualdad y fraternidad”. El Estado impotente hace que la única posibilidad sea siempre el ajuste, y de alguna manera esa situación genera que los representantes políticos sean los que reproducen dicha lógica.

LA CLASE POLÍTICA Y LA IMPOSIBILIDAD DE CUMPLIR PROMESAS 

Frente a cada proceso electoral, en cada ciudad del país, se generan las famosas mesitas electorales. En las mismas se registra, en distintos momentos, el malestar de los distintos ciudadanos indignados que desprecian “la política” diciendo “prometen y no cumplen”. La mayoría promete lo que necesita el pueblo: Trabajo, Vivienda, Salud, Educación, Prosperidad, Ascenso Social, etc.  Pero promete cosas que no puede cumplir, no puede porque no tiene las herramientas para hacerlo, por que desde el 76 en la Argentina, el que se presupone que resuelve esas cuestiones es el mercado y cómo cada ciudadano se relaciona con el. La contradicción entre el decir y el hacer lo tienen aquellos que quieren cambiar algo, que realmente quieren ocupar un lugar en el Estado para mejorar las condiciones de vida de los argentinos. Sin Estado, la democracia representativa y la república, son solo nombres que no tienen sustancia, impotentes frente a una organización social, a una forma de vivir, cada día más injusta, cada día más difícil para la mayoría de la población. La política es solo gestionar la reproducción de dicho sistema, que cada día genera más irascibilidad de los ciudadanos, punto para los libertarios y los halcones (¿Quién no lo es?) de Juntos por el Cambio.

TRABAJANDO PARA MASSA 2023

En los pasillos del Frente de Todos, se venía escuchando esta frase desde mediados del 2020. Si no se podía vencer el cascarón de la política condicionada (la estatización de Vicentín, la concesión de la hidrovía del Paraná, Acuerdo con el FMI, que la deuda la paguen los que la fugaron, aplicación de retenciones y/o ganancia inesperada) se trabajaba para la candidatura del elemento más claramente conservador del Frente de Todos. Es lógico que si no se quiebra el consenso neoliberal y se aceptan los condicionamientos del Estado, de la democracia y de la República , el candidato sea Sergio Massa dentro de dicho frente. Las medidas anunciadas, seguramente necesarias para la estabilidad general de la economía, no parecen ser más que un típico ajuste, que no parecería “ajustar” a los que desajustaron nuestra vida, sino a los que sufrimos los ajustes desde diciembre del 2015. Por otra parte, si los sectores más afines a los elementos subalternos del frente (trabajadores, economía popular, pymes, etc.) no articulan un acuerdo de rumbo general, muy difícil será que se expresen otras ideas fuerzas, que las que se vienen reforzando desde el gobierno de Mauricio Macri.

QUÉ VA A PASAR EL 2023

Si no podemos quebrar los limites que la Argentina arrastra desde 1976 (“la miseria planificada” al decir de Rodolfo Walsh) es muy posible que triunfe nuevamente la fuerza gobernante que hace de esa Argentina heredada, su programa de gobierno, Juntos por el Cambio.