“La política de vivienda”, de la realidad al relato
El drama que viven miles de argentinos que sacaron un crédito UVA para acceder al sueño de su casa propia
Juana se acercó a mi Escribanía a mediados de 2016 a firmar con mucha ilusión la escritura de su vivienda con un crédito de Banco por el sistema UVA que había sido anunciado con bombos y platillos por el Gobierno de Macri. No pude con mi genio y le conté que temía por su posibilidad de pago, que si bien era accesible el crédito, también lo consideraba una trampa que cuando caes en ella es muy difícil salir.
Traté de darle explicaciones técnicas, le conté lo que había pasado en la Argentina con Martínez de Hoz cuando se había indexado el Capital que te prestaban, también de la furia extractiva de los bancos y de la falta de sensibilidad del gobierno para actuar ante estas situaciones. Claro todo eso estaba muy alejado del relato del gobierno y de los grandes medios de comunicación.
Juana a pesar de confiar en mi como profesional, no escuchó mis consejos por dos razones. El sueño de la casa propia estaba ante sus ojos y además mis palabras venían del otro lado de la tristemente llamada grieta (conocía que había sido parte del Procrear del gobierno de Cristina y mi pensamiento político). Hace unos días Juana vino a verme, estaba angustiada, me contó que había empezado pagando ocho mil pesos de cuota, que hoy paga diecinueve mil y que del millón que le prestaron debe más del doble. Además llorando me explicó que la cuota ya no la puede pagar porque ha perdido su trabajo en la industria del calzado y su marido apenas puede con su salario para alimentos y transporte.
Claro que lo que cuento es muy doloroso y no se trata de mostrar tener razón. Intento decir con nombre propio la angustia de Juana y de miles de argentinos que no sólo hoy ven como utopía tener la casa propia (incluso de quienes con créditos UVA las compraron) sino de miles ( más de 400 mil argentinos que han perdido su trabajo registrado en estos tres años). Tampoco busco convencer que quienes pensamos distinto que Macri hayamos hecho todo bien y tengamos la verdad revelada. Tanto para Juana en 2016 como ahora, siguen en juego modelos de país y eso aplica para todo, es como el sentido común.
Cuando Axel Kicillof como Ministro de Economía explicaba que no se podía sacar impuestos y a su vez sostener prestaciones y políticas distributivas, ante la exigencia de quitar el impuesto a las ganancias, estaba abordando lo que debería ser de común sentido. Esto es que debe ejercerse el Gobierno con responsabilidad. Porque si el Estado no redistribuye sus ingresos, no se hubieran podido construir 1 millón de viviendas, participar del mercado inmobiliario por otras 200 mil en tres años a través de Procrear o generar instrumentos como la ley de Hábitat en la Provincia de Buenos Aires para urbanizar las villas con recursos genuinos y llenar de loteos populares las ciudades y los pueblos. Pero bueno todo, incluso Macri y sus mentiras ya están en el pasado. Juana, los miles de tomadores de créditos UVA, los muchos más que han perdido el trabajo y los que directamente ni buscan, esperan soluciones que no podrán ser mágicas.Por eso los espacios políticos de oposición a este gobierno sin mezquindad y personalismos deberán en este breve tiempo que queda hasta las elecciones, plantear una agenda de concertación posible que con prioridades pueda ir revirtiendo la desilusión sin escapar de la realidad.
Recuperar el mercado interno a través del trabajo genuino sin duda debe estar al tope de las urgencias y para ello la política de vivienda es virtuosa. Nuestras ciudades tienen un déficit habitacional muy grande y también capacidad instalada, contamos además con la experiencia de política de vivienda social como el plan Federal y el Procrear e instrumentos novedosos como la Ley de Hábitat. Concertar acciones en esta dirección no solo va a dar respuestas necesarias a sectores de la sociedad que buscan un lugar para vivir, sino también recuperar el trabajo sin el cual no hay proyecto de país posible.