Declaración de principios. El presidente de la Nación Javier Milei disertó este lunes en el Foro del Instituto Milken celebrado en Los Ángeles, en Estados Unidos, donde presentó -otra vez- un discurso construido a medida de los grandes empresarios del mundo, a quienes reconoció como verdaderos “benefactores sociales”, y de las mayores superpotencias, a las que apuntó al pedir hacer de la Argentina “la nueva Roma del siglo XXI” y advertir que “occidente está en peligro” por el avance del “modelo del Estado como una cárcel”.

Occidente está en peligro porque sus líderes se alejaron de las ideas de la libertad, ideas que hicieron de Occidente la hazaña civilizadora más importante de la historia humana. En vez de defender las ideas que generaron la prosperidad de la que todos aquí gozan, escuchan cantos de sirena que conducen inexorablemente al socialismo y en consecuencia a la pobreza”, sostuvo el jefe de Estado en su exposición, de media hora aproximadamente, que significó una virtual continuación de aquella presentación en el Foro de Davos en enero.

“Estoy convencido, sin la más mínima duda, de que la Argentina tiene todas las condiciones para ser la nueva meca de Occidente. Ayúdenme ustedes, que son el progreso humano encarnado, a hacer de la Argentina la nueva Roma del siglo XXI, a hacer de la Argentina una tierra de oportunidades para todos aquellos que estén dispuestos a habitar nuestro suelo”, expresó a continuación en el evento organizado en el Hotel Hilton en Beverly Hills, ante un auditorio de 5.600 personas. Su disertación llevaba el nombre de “Oda al capitalismo”.

En tanto, en otro fragmento del discurso, Milei aseguró que “la responsabilidad social del empresario es ganar dinero y eso solo lo puede hacer sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad a mejor precio; por lo tanto, los empresarios son benefactores sociales, lejos de las críticas que suelen hacerles los políticos gastadores y despilfarradores”. Junto a ello, indicó: “Son los héroes de la historia. Si creen, como yo, en la superioridad del capitalismo de libre empresa, quiero invitarlos a que apuesten por la Argentina”.

“En algún sentido, los argentinos somos profetas de un futuro apocalíptico que ya hemos vivido. Todas estas discusiones de hoy, sostenidas por teorías económicas que han sido largamente refutadas por los datos y la empiria, nosotros los argentinos las vivimos hace cien años. Bajo la premisa bienpensante de querer distribuir entre todos la riqueza producida, la dirigencia argentina comenzó a aplicar la mal llamada doctrina de la justicia social, que concibe que el Estado tiene que hacerse cargo de las infinitas necesidades de la gente”, argumentó.

“Por cien años repetimos este patrón tóxico amontonando experimentos colectivistas sobre experimentos colectivistas. Y llegamos el año pasado a uno de los pisos más profundos de este ciclo, cuando asumimos el gobierno y encontramos una situación crítica donde, de continuar todo como estaba, la economía se encaminaba a una hiperinflación del 15.000% al año”, mencionó luego el presidente; y consideró: “La sociedad entendió que requiere dar un cambio de rumbo. El modelo del Estado grande es una cárcel y la sociedad argentina lo entendió”.