La dolorosa crisis económica que castiga los bolsillos de la mayoría de los argentinos no cesa de intensificarse. El índice de inflación de febrero volvió a marcar un altísimo registro, superior al de cualquier medición mensual del ciclo del Frente de Todos. Los precios treparon un 13,2% el mes pasado, llevando la inflación acumulada en lo que va de la gestión de LLA casi al 72%. En tres meses de mandato, el economista tuvo más inflación que el peronismo en todo 2020 y todo 2021. Por otro lado, la disparada de alimentos en la primera semana de marzo, y los aumentos que aún no se ejecutaron en tarifas, amenazan con un nuevo rebote del IPC para marzo.

Mientras tanto, el presidente y su Gobierno navegan en una realidad paralela en la cual festejan no solo la “desaceleración” de la inflación, sino también el desplome de la economía real por efecto de su plan motosierra. Su euforia contrasta con el sufrimiento de la vida cotidiana de los ciudadanos de a pie, que pierden poder adquisitivo día a día, que necesitan $700.000 por mes para que su familia no caiga en la pobreza y que comienzan a padecer el peor punto de llegada de la crisis, el aumento del desempleo.

EN TRES MESES DE MANDATO, MILEI TUVO MÁS INFLACIÓN QUE EL PERONISMO EN TODO 2020 Y TODO 2021.

La disparada inflacionaria fue el gran talón de Aquiles del gobierno del Frente de Todos. En los 12 meses que fueron desde diciembre del 2022 a noviembre del 2023, cuando Milei ganó las elecciones, el promedio mensual del IPC estuvo en el 8,3%. El trimestre que lleva la gestión de libertaria, considerando el descenso del índice de febrero, registra un promedio mensual de 19,75%. Un nivel de inflación demoledor por sí mismo para los bolsillos de la población, mucho más si se lo contrasta con los aumentos salariales a la baja.

En enero, el incremento de los salarios de los trabajadores registrados fue del 14,7%, volviendo a perder contra una inflación que alcanzó el 20,6%. Sumada a la caída de diciembre, el atraso de los ingresos frente a la inflación fue de un 18% en tan solo dos meses, una pérdida del poder adquisitivo del salario inédita en su volumen para un período tan corto de tiempo.

El dato más contundente para graficar la distancia entre precios y salarios es el aumento de la canasta básica total, el conjunto bienes y servicios que se considera necesario para no caer en la línea de la pobreza. Mientras que en enero el salario bruto promedio fue de $555.269 para los trabajadores registrados, la canasta básica de febrero para una familia de cuatro integrantes se ubicó en los $690.902. El incremento de la canasta básica entre enero y febrero fue del 15,8%, por encima del IPC general que hoy el Gobierno festeja. En lo que va del año, la suba total fue de 39,4%.

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X de Oficina del Presidente

La “desaceleración” del aumento de precios que Milei y Caputo celebran tiene una contracara sombría. El 13,2% de inflación febrero, que siguió al 20,6% de enero y al 25,5% de diciembre tiene su única raíz en un fenomenal desplome de la actividad económica y del consumo. Al festejar el dato que se conoció esta tarde, el presidente y su ministro de Economía están festejando una caída tan estrepitosa de la producción argentina como la que se vivió durante la cuarentena.

Los últimos datos publicados por el Indec correspondientes al Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), arrojaron un panorama desolador para el mes de diciembre, que se profundizarán cuando se conozcan los de los primeros meses del año. La economía cayó en el mes de asunción del nuevo Gobierno un 4,5% en relación a diciembre del 2022.

UN 70% DE LA CAÍDA DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA DEL 2023 SE DIO EN DICIEMBRE BAJO LAS POLÍTICAS DE MILEI Y CAPUTO. 

Hilando fino, gran parte de esa caída económica corresponde a la gestión Milei: de esa contracción total de 4,5 puntos en todo 2023, 3,1 puntos se perdieron en diciembre con respecto a noviembre del año pasado. Es decir, un 70% de la caída de la actividad económica del 2023 se dio en diciembre bajo las políticas de Milei y Caputo.

Datos más recientes por ramas ensombrecen aún más el panorama. La semana pasada el Indec publicó su índice de producción industrial manufacturero, el registro que mide la actividad de la industria argentina. Enero contra enero, la caída de la industria fue de 12,4%, con un retroceso de 1,3% con respecto a diciembre.

Los 9 rubros de la actividad industrial mostraron caídas, producto de la recesión impulsada por el Gobierno. La fabricación de equipos y aparatos electrónicos cayó un 32%; los muebles y afines un 24,6%; los productos de metal y maquinarias un 24,9%; la producción de minerales no metálicos se contrajo un 17,8%; la de productos textiles, cueros y calzados, un 12,7%; la refinación de petróleo y químicos cayó 10,1%; la industria automotriz y de motos se contrajo un 9,8%; la de la madera, el papel y la impresión, un 7,9%; y hasta la producción de alimentos y bebidas cayó 6,1%.

Otro dato enero refleja el impactante parate económico. La construcción suele tomarse como un termómetro de la marcha de la economía, ya que es la actividad que más rápidamente refleja un aumento o una caída en las inversiones. La construcción se contrajo un 10,2% solamente en enero, y acumuló una caída interanual con respecto a enero del 2023 de 21,7%. Todos los insumos de esta rama de la economía cayeron significativamente, con un pico abrumador de  -61,9% en la producción de asfalto, -38,6% en hierro y acero, -28,6% en hormigón elaborado, -19,9% en cemento y -18,1% en ladrillos huecos.

Lo más desolador de este recorrido descendente de la economía argentina tiene que ver con el inevitable aumento del desempleo que ya está generando. La construcción vuelve a ser un indicador termómetro: en enero la pérdida de puestos de trabajo registrados se incrementó en un 3,2% solo en el sector privado. A eso hay que agregarle la enorme sangría que significa la suspensión total de la obra pública por parte del Gobierno nacional.

¿QUÉ FESTEJA EL GOBIERNO?

Esta catarata de “numerazos” de la economía Milei obliga una pregunta: ¿Qué festeja el Gobierno? La inflación se mantiene altísima y la consultora LCG ya informó una suba en los alimentos del 3,7% sólo en la primera semana se marzo, marcando un rebote del 1,7% de la última semana de febrero. Además, aún no impactan los aumentos plenos en tarifas de servicios, que el Gobierno demora para intentar forzar una desaceleración inflacionaria incompatible con la desregulación brutal de la economía que implementó. Marzo seguramente volverá a dejar un registro altísimo del alza de los precios.

Pero independientemente de eso, el dato crudo de la realidad es la brutal recesión económica en la que se está sumiendo al país. Los últimos años del gobierno del Frente de Todos dejaron una inflación creciente, que limó el poder adquisitivo de los salarios, pero también unos niveles de actividad económica y empleo que distan años luz de la realidad actual. Hoy la Argentina se sumerge en el peor de los mundos: la inflación más alta de las últimas décadas, la peor recesión económica de las últimas décadas, y la peor depresión del salario incluso comparada con la salida de la convertibilidad.

MARZO SEGURAMENTE VOLVERÁ A DEJAR UN REGISTRO ALTÍSIMO DEL ALZA DE PRECIOS. 

El combo explosivo es un reguero de pólvora al que le falta la chispa más explosiva: es cuestión de tiempo para que la merma en la actividad económica incremente a niveles insostenibles el desempleo. Una sociedad empobrecida y sin trabajo, a la que además se le retira toda asistencia del Estado, es un camino que de no mediar alguna rectificación del rumbo, conducirá inevitablemente a un clima de altísima conflictividad social.

El presidente se vendió en campaña como “experto en crecimiento, con o sin dinero”. El candidato resultó altamente efectivo. El gobernante va conduciendo al país a una crisis comparable a la del 2001. No se entiende qué festejan.