El primer Paro Internacional Feminista fue convocado el 8 de marzo de 2017en más de 50 países para luchar contra la violencia social, judicial, política, moral, económica y cultural que sufren las mujeres y las disidencias a nivel mundial. Desde entonces, a la histórica lucha y movilización del Día Internacional de la Mujer Trabajadora se suma la huelga como una manera de evidenciar el rol y el peso de las mujeres en la actividad económica formal e informal. 

En Argentina, miles y miles de mujeres y disidencias adhirieron al paro y movilizaron en distintas ciudades y pueblos del país. Los rostros coloridos, las banderas y los pañuelos, el verde y el violeta, los brillos y la pintura en los cuerpos, fueron otra vez acompañados con fotografías de las mujeres, trans y travestis que fueron asesinadas, jóvenes desaparecidas, consignas en contra de la Justicia patriarcal, la brecha salarial, la desigualdad de oportunidades, entre otras tantas deudas que aún mantiene la democracia. 

La última Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reveló que aún hoy, en pleno siglo XXI, las mujeres ganan un 27% menos que los hombres y son ellas quienes más sufren la precarización laboral, además de tener los trabajos más inseguros. 

Además, las mujeres en Argentina enfrentan una doble jornada laboral pues dedican a las tareas del hogar y el cuidado tres horas diarias más que los varones. Esa desigualdad se acentúa aún más en los barrios populares, especialmente en contextos de crisis económica y procesos inflacionarios como el que atraviesa el país, donde se agrega una tercera jornada laboral femenina: la del trabajo en los comedores y merenderos. 

La brecha salarial y la desigualdad laboral no son un dato menor y tienen graves consecuencias en la vida de la mujer: la dependencia económica hace que sea muy difícil salir de situaciones de violencia o incluso que se normalicen, tanto en el hogar como en el lugar de trabajo. 

Ayer, la Casa del Encuentro reveló que en lo que va de 2023 ocurrieron 56 femicidios y trans/travesticidios y según la organización, el 58% de las víctimas fueron asesinadas en sus hogares. 

Tan sólo 67 días pasaron este año y durante este tiempo, una mujer fue asesinada cada 28 horas. El año pasado hubo 301 femicidios, lo que equivale a una mujer asesinada cada 29 horas. 

De las 56 víctimas de este año, el 64% fueron asesinadas por sus parejas o exparejas. Muchas de ellas eran madres o estaban a cargo de niños que quedaron huérfanos; en total 54 hijos e hijas perdieron a su progenitora, la mayoría de ellos menores de edad (58%).

Entre los casos de femicidio, sólo 5 mujeres habían realizado una denuncia previa y 3 femicidas tenían dictada una medida cautelar de prevención. 

UN PARO, DOS MARCHAS

Hace ya algunos años la marcha por el #8M se dividió en dos: por un lado moviliza el oficialismo y por el otro, la izquierda. La ciudad de La Plata, capital bonaerense, no fue la excepción. 

A las 16 horas, se concentró el kirchnerismo en Plaza Moreno y a las 17 lo hicieron las organizaciones de izquierda. Si bien muchos de los reclamos coincidían, las principales consignas de cada una de las convocatorias fueron muy diferentes. 

La marcha oficialista fue encabezada por una bandera que decía “Contra la proscripción, en defensa de la democracia”, en un claro respaldo a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Incluso, durante la movilización, se escuchó en varias oportunidades el cántico “Cristina Presidenta”. 

“Hoy paramos y movilizamos porque es necesario articular las luchas y seguir diciendo basta de travesticidios, basta de transfemicidios y para pedir la reparación para las personas trans mayores de 40 años, pero también para condenar la proscripción y la persecución política y judicial contra nuestra máxima líder que es Cristina Fernández de Kirchner”, explicó Claudia Vázquez Haro a Diagonales. 

La ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz, participó de la movilización en La Plata y remarcó que “denunciar la proscripción de Cristina es un imperativo para las mujeres del campo popular, porque además la violencia política ejercida contra ella es brutal, quiere ser un disciplinador social de la fuerza de transformación de las mujeres”. 

En cambio, la izquierda movilizó bajo la consigna “Basta de violencia patriarcal. No al ajuste de los Gobiernos y el FMI”, para denunciar el impacto de las políticas económicas en el bolsillo de las mujeres y disidencias, además de exigir mayor presupuesto para la implementación de acciones concretas por parte del Estado para prevenir y erradicar la violencia.   

“Las trabajadoras paramos y salimos a la calle para poner fin a la violencia machista. Este 2023 ya lleva más de 50 víctimas y desde el Estado, la respuesta del Estado es nula, tenemos ministerios vaciados, de cartón, sin políticas públicas que frenen la violencia machista”, recriminó Luana Simoni en diálogo con este medio. 

Por su parte, Laura Granillo señaló que “a pesar de que en Argentina el movimiento de mujeres viene de conseguir el Aborto Legal y ser referencia a nivel mundial, hoy no contamos con presupuesto para la implementación efectiva de la interrupción voluntaria del embarazo”. Además, aseguró que la movilización pretende denunciar “el ajuste del Gobierno y el FMI que agranda la brecha y la desigualdad” y al mismo tiempo “frenar a los grupos antiderechos que quieren quitarlos derechos”. 

“Nos parece central enfrentar a los Milei, a los Pichetto y a los Larreta, que hoy dijo que si llega a ser presidente va a cerrar el Ministerio de la Mujer”, cerró.