Por la causa de las fotocopias de los cuadernos Gloria, el ex jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y el ex juez federal Norberto Oyarbide, fueron convocado a declarar por el juez Claudio Bonadio, ya que aparecía mencionado en los escritos. El primero, admitió que recibió dinero en negro de varias empresas del rubro de la construcción pero que siempre pensó que "eran voluntarios"; el segundo, amplió su declaración, y apuntó contra la familia Kirchner: "si me quieren matar que me maten".

El ex funcionario está mencionado en las fotocopias que entregó Oscar Centeno, el chofer del subsecretario de Coordinación del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta: "Lazarte y Hugo Martín Larraburu retiran dinero en una oficina de Puerto Madero para luego llevárselo a Juan Manuel Abal Medina".

Según fuentes judiciales, Abal Medina presentó un escrito en el que explicó que hubo aportes en negro para la Campaña electoral de 2013 y que "siempre entendí que dichos aportes de privados eran voluntarios y de ninguna manera exigidos bajo coerción".

A su vez, aseguró que no conoce los nombres de los aportantes y negó vínculos con ellos. El ex jefe de Gabinete remarcó que las anotaciones que figuran en las fotocopias, coinciden con tres meses de la Campaña de 2013 y se defendió: "no hay ninguna otra referencia a mi persona fuera del espacio de tiempo de la campaña legislativa".

Por otra parte Oyarbide se presentó a declarar el miércoles en los tribunales de Comodoro Py y dijo que le "apretaron el cogote" para cerrar la causa por enriquecimiento ilícito contra la familia Kirchner y hoy amplió su declaración luego de hacer declaraciones radiales. 

El ex magistrado, que renunció a su cargo para evitar un juicio político, fue entrevistado el jueves por el periodista Baby Etchecopar, al aire se largó a llorar y expresó que "estoy muy mal". Además, indicó que "eran empleados, por llamarlo de alguna manera, de una persona de la que emanaban todas las responsabilidades, es la persona que falleció, el esposo de la Presidenta"

En ese sentido manifestó: "lo voy a llamar a Bonadio ahora mismo si está escuchando, yo necesito verlo y ampliar mi declaración" y consideró posible entrar al programa de arrepentidos para aportar mayores datos. 

Por último, se lamentó: "si me quieren matar que me maten, ya está". Además, deseó que sus declaraciones las "escuche el presidente" y que Bonadio "me venga a buscar a mi casa, no tengo problemas". Luego contó que se iría a almorzar al Paseo de la Recova "a tomar un plato de sopa, por si me quieren servir el plato de sopa o dispararme por la espalda".