Los argentinos eligieron ayer la fórmula Fernández-Fernández para rencauzar un país que arrastra dos años de inflación acumulada en torno al 50 por ciento, un índice de desocupación por encima de los dos dígitos, una deuda impagable, 35 por ciento de pobreza, que tiene a emisarios del FMI sentados en los despachos del Banco Central y que llegó a esta elección con los nervios de punta por una nueva corrida cambiaria, que quizás no sea la última en medio de una transición presumiblemente conflictiva.

Alberto y Cristina anoche festejaron la vuelta al poder, pero tendrán que lidiar a partir de ahora no sólo con semejante lastre sino, además, con el 39 por ciento de los votos que obtuvo Mauricio Macri, un núcleo duro opositor nada despreciable a lo que vendrá a partir del 10 de diciembre. Macri se va, pero con más aire del que se presumía en Agosto.

Quizás por eso Cristina, antes de cederle la palabra a Alberto, se dirigió directamente a Macri. “Quiero pedirle al presidente en funciones, en calidad de ex presidenta constitucional, que con responsabilidad, como yo lo hice, tome las medidas necesarias para resolver la situación dramática que estamos pasando”. Enseguida, también, pidió “no volver a romper esta unidad” que permitió ganar las elecciones y será clave para la gobernabilidad. Cuando giró, se topó con Sergio Massa, que la aplaudía apenas unos metros más atrás.

Alberto Fernández: “No va a ser fácil, pero lo vamos a hacer entre todos”

“Me reuniré con Macri y empezaremos a ver como transcurrimos el tiempo que nos queda” dijo enseguida Alberto, que dedicó más tiempo del discurso a la situación económica y a la transición que a festejar. “Ojalá que el diálogo que dijeron que iban a tener y nunca tuvieron lo recuperen ahora. Lo único que nos preocupa es que los argentinos dejen de sufrir”, agregó después. “La argentina que viene necesita el esfuerzo de todos”, parafraseó a CFK.

“Gracias Néstor donde estés”, siguió, devolviéndole emotividad a un bunker que todavía se recuperaba del golpe de la distancia reducida y de a poco, a medida que transcurrían los discursos, lograba soltarse y recuperar la avalancha de abrazos y ojos llorosos que supo vivir en las PASO.

“No es verdad que estamos condenados a este destino. Vamos a recuperar las fábricas y las pymes, para que vuelvan a levantarse. Vamos a recuperar el país. Y no lo vamos a hacer sólo Cristina y Alberto, lo vamos a hacer todos los argentinos”, cerró, eufórico. Afuera arreciaba, ahora sí, la fiesta de la militancia, que literalmente padeció cada segundo de los cuatro años de Macri en el poder.

La sorpresa del resultado, con la ventaja reducida a poco menos de 10 y con Macri arañando los 40 puntos, había apaciguado los ánimos. Hasta que los candidatos no se subieron al escenario, el público estuvo un rato largo contenido. Los cantos en memoria de Néstor Kirchner dieron lugar a los murmullos. “Ahora tenemos que volver a subir esto”, le decía a Diagonales uno de los técnicos que están detrás de cada detalle, incluso de la música que sonaba entre las cuatro paredes del Centro Cultural “C”.

“La que ganó fue la politización popular, todo ese esfuerzo que se hizo”, dijo Axel y la militancia, aludida, sintió la primera caricia de la noche. “Se viene una etapa de reconstrucción de la provincia, y después a pensar el futuro y tirar para adelante. Así llegamos, por eso nos votaron”, remató el gobernador electo.

Alberto Fernández: “No va a ser fácil, pero lo vamos a hacer entre todos”

A esa hora, el conteo, clavado en el 95 por ciento de las mesas escrutadas, marcaba 47,98 por ciento para Fernández-Fernández contra un 40,90 por ciento de Macri Pichetto a nivel nacional. En provincia, Axel se imponía sobre Vidal por un margen mayor, de 52 a 36. Macri, en cambio, festejaba en el reducto de la Ciudad, donde Horacio Rodríguez Larreta llegó al 55 por ciento, superando ampliamente la mitad mas uno para evitar el ballotage; y se recuperaba en varios distritos de interior respecto de las PASO. En Mendoza, por caso, dio vuelta la elección de agosto y terminó 3 puntos por encima de Fernández. El peronismo, por su parte, sostenía los guarismos por encima de los 60 puntos en provincias como Santiago del Estero y Corrientes, y municipios del conurbano como La Matanza y Moreno.

El barro respecto al resulto empezó con la conferencia de prensa del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, desde el café Tortoni, a las nueve de la mañana. Casi en simultáneo a la apertura de las escuelas, dijo que los resultados definitivos y no los provisorios pondrían al próximo presidente, dejando la puerta abierta a una segunda vuelta cuando casi no se había depositado una sola boleta dentro de un sobre. Eso, sumado a la imposibilidad de auditar el software de la empresa que contó los votos, la anglo-venezolana Smartmatic, hicieron crecer las suspicacias respecto de los guarismos, aunque todos los voceros del peronismo reconocían que Macri había hecho una mucho mejor elección que dos meses atrás.

Alberto Fernández: “No va a ser fácil, pero lo vamos a hacer entre todos”

“La situación económica que tenemos hoy adelante después de 4 años de gobierno de Macri y Vidal es de tierra arrasada”, siguió Axel y siguió con una descripción de la situación económica: “Los números hablan solos: al cabo de 4 años hay una caída de 9 puntos del PBI per cápita, es un retroceso total, la desocupación pasó de 5,8 en 2015 al 10,6 de hoy”.

“No va a ser fácil, pero lo vamos a hacer entre todos”, largó Alberto Fernández, ya hablándole al público que llenó la Avenida Corrientes, antes que los micrófonos se apaguen y la fiesta empezara en las calles.