En medio de ebullición interna del Frente de Todos por la renuncia de Matías Kulfas al ministerio de Desarrollo Productivo, el presidente Alberto Fernández viaja a Estados Unidos para participar de la Cumbre de las Américas, evento ya generó idas y venidas en torno a la participación del mandatario argentino. Es que el eje de debate estará puesto en la posible expulsión de Venezuela, Cuba y Nicaragua del organismo, debate que tiene en vilo a Fernández, quien ahora está tironeado en el tablero geopolítico de la región.

Si bien en un principio el presidente argentino había descartado la participación en la Cumbre, la decisión final vino por recomendación de su par mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien sí confirmó su ausencia. En tanto, también hubo un llamado por parte del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien exhortó a Fernández a hablar en representación de los países que integran CELAC.

Asimismo, el líder chavista pidió que Fernández convoque a una nueva reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), a modo de respuesta contra la presión que se empezó a ejercer para expulsar a Venezuela de la Cumbre de las Américas.

“Tendrá que ser la CELAC, presidente Alberto Fernández. Tendrá que ser la Comunidad de Estados Latinoamericanos presidida por usted quien convoque con una agenda de temas prioritarios y de máximo interés para nuestro pueblo, más temprano que tarde, a una reunión cumbre donde vayamos los 33 países de América Latina y el Caribe y sea invitado el presidente Joe Biden a escuchar la dignidad de nuestro pueblo”, dijo Maduro en un discurso público, donde instó al presidente Fernández a sentar posición con una convocatoria a la CELAC, organismo del que es ahora es titular.

De este modo, el mandatario argentino llega a Estados Unidos con la responsabilidad de atender o no el llamado de Maduro y AMLO para hacer escuchar las críticas hacia la propuesta de expulsión. Cabe recordar que la gestión de Fernández ha mantenido posiciones ambiguas y, por momentos, desencontradas respecto de las relaciones diplomáticas con Venezuela. Uno de los casos más recordados fue el “choque” entre el entonces canciller Felipe Solá y el embajador argentino en la OEA, Carlos Raimundi, respecto del mentado informe de la ONU sobre violaciones a los derechos humanos en ese país.

En ese sentido, la presión sobre Fernández también comenzó a llegar de parte de los sectores antagónicos a los gobiernos populistas latinoamericanos. Tal fue el caso de Arturo McFields, ex embajador en la OEA en representación del gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, quien envió su respectivo mensaje al jefe de Estado argentino.

Cabe recordar que McFields sorprendió meses atrás al anunciar en una conferencia de la OEA su propia renuncia, y denunció crímenes contra los derechos humanos bajo el gobierno de Ortega. Ahora, el mismo ex embajador es quien pide a Fernández que hable en representación de los “perseguidos y los oprimidos” y no por pedido de “dictadores bananeros”.

“Fernández ha dicho que no va a ser la voz de una persona en particular sino la de los pueblos de las Américas a los que representa como presidente de la CELAC. Yo le tomo la palabra. Queremos que sea la voz de los pueblos, de los derechos de los perseguidos, exiliados, de los encarcelados, torturados y desaparecidos. En Nicaragua hasta tenemos la última novedad del encarcelamiento de sacerdotes. Queremos que Fernández sea la voz de todos ellos, de los derechos humanos. Esperamos que sea la voz de los pueblos y no la de tres dictadores bananeros”, expresó McFields.