En la red social Twitter circula una broma política interesante. El posteo dice lo siguiente: “compañeros tomemos con calma la transmisión de los resultados de la elección. Es probable que primero carguen los votos de Córdoba, y luego los de Belgrano y Recoleta. Paciencia”. Esos usuarios aluden con ironía un hecho que dista ser de ciencia ficción.

En las primarias bonaerenses de 2017, unos comicios que concentraban la atención nacional por la candidatura a Senadora de la ex presidenta Cristina Fernández, las autoridades electorales incurrieron en dos hechos que hicieron ver la administración del proceso informativo con un claro sesgo partidario a favor del oficialismo. En primer lugar, los datos del escrutinio en el interior bonaerense, donde primaban la simpatía del electorado hacia Cambiemos, fueron oficializados con celeridad. Por el contrario, la Justicia Electoral demoraba, y por lo tanto sucedía algo similar en la pantalla televisiva, el registro de lo sucedido en las urnas del conurbano bonaerense.

La lentitud del conteo era más exasperante en relación a cómo habían votado los ciudadanos empadronados en el denominado tercer cordón del extrarradio metropolitano. En segundo lugar, cuando la oficialización de lo sucedido en Lomas de Zamora o La Matanza comenzó a revertir el primer lugar en la elección a favor de Unidad Ciudadana, el recuento de votos fue demorado. La entonces candidata Cristina Fernández dio una conferencia de prensa a la medianoche desde el bunker montado en Avellaneda para alertar sobre “el fraude informativo”.

El gobierno desestimaba lo dicho por CFK en ese mismo momento como una lectura exagerada y paranoide. El correr de las horas le dio la razón a la actual candidata a Vicepresidenta de la Nación. Los canales de noticias habían informado durante toda la noche de ese domingo sobre un triunfo del hoy Senador bonaerense Esteban Bullrich. Una vez contado todos los votos, incluidos los de La Matanza y Lomas de Zamora, donde había realizado una gran elección el peronismo, el resultado de la elección se revirtió y el kirchnerismo quedó al frente de las PASO.

Alberto Fernández va a esperar los resultados de las PASO en el centro cultural capitalino de Javier Grosman, quien organizó en su momento los festejos del Bicentenario, además de ser uno de los gestores de Tecnópolis. La fórmula presidencial del Frente de Todos estima que la guerra informativa sobre lo acontecido en las primarias será el primer acto electoral de cara a los comicios generales de octubre. No es casual que el último domingo el diario La Nación, a través de su editor en política Jorge Liotti, haya titulado su columna de opinión con un título sugestivo: “Macri y Alberto ya se disputan el relato del día después”.

¿Leer la transmisión de los resultados en clave política es demasiado susceptible? ¿Por qué razón Juntos por el Cambio buscaría  teñir el prime time televisivo del domingo a la noche con una noticia que con el correr de las horas se tornaría falaz? ¿El relato informativo sesgado de las  PASO puede ser considerado una fake news? El consultor Artemio López advierte a Diagonales como factible la posibilidad de que se replique lo sucedido en el 2017, cuando TN estuvo hasta las primeras horas del lunes informando sobre una victoria de Bullrich que no había sido. “La manipulación de la información está en la base del formato de gestión de Cambiemos por lo que lo intentará también el próximo domingo, tal como lo hizo en las PASO bonaerense del 2017 donde por primera vez en la historia el resultado del escrutinio provisorio revirtió lo expresado por el escrutinio definitivo en un evidente fraude informativo”, concluye Artemio López.

En la mencionada columna del editor Jorge Liotti emerge la administración informativa de lo que vaya a suceder en las PASO como el primer capítulo en disputa del nuevo segmento de los comicios, cuya línea de tiempo nacerá esa misma noche de cara a los comicios, quizás definitivos, de octubre. “Sobre la geografía incierta de los comicios puede darse una escena curiosa: que el próximo domingo a la noche haya festejos tanto en el búnker del Frente de Todos como en el de Juntos por el Cambio, porque tan importante como el resultado final de la elección será la lectura política que se haga del escrutinio de cara a octubre. La que hagan los propios protagonistas esa misma noche, la que hagan los medios de comunicación, la que haga al otro día el mercado y, lo más importante, la que hagan los votantes. Todos recuerdan las imágenes de 2015, cuando Daniel Scioli había ganado la primera vuelta y se sabía derrotado, y Macri estaba eufórico aunque había perdido. Ironías del sistema electoral”, observa el influyente editor de La Nación.

Todo lo explicitado, el interés del oficialismo por manipular los datos de la elección para ganar, aunque sea de forma momentánea, la agenda informativa cobra mayor validez como hipótesis en un contexto de paridad de fuerzas. Es decir, ante un escenario equilibrado de acuerdo a lo anticipado por los sondeos, la carga distrital en el recuento alterará los resultados provisorios. Por lo tanto, la audiencia televisiva no solo debería ver el domingo a la noche cuál de las dos placas partidarias, si la del Frente de Todos o la de Juntos por el Cambio, concentran más votos. Más importante que eso pasará por escudriñar qué votos se están contando. Si los de la Matanza, los de Córdoba, los de Belgrano, o los de Lomas de Zamora.