Después de años de gobiernos denominados de centro-izquierda (los llamados gobiernos de la nueva izquierda), varios países de América Latina experimentaron a lo largo de los últimos años un giro hacia alternativas más cercanas al opuesto en el espectro ideológico. Pensando en los países fronterizos con la Argentina, en la actualidad todos ellos cuentan con gobiernos en dicha dirección: Áñez en Bolivia (quien no fue electa popularmente, sino que asumió interinamente luego de la salida de Evo Morales), Bolsonaro en Brasil, Piñera en Chile, Abdo Benítez en Paraguay y Lacalle Pou en Uruguay (quien asumió el 1 de Marzo de 2020).

La literatura ubicó al kirchnerismo dentro de los gobiernos de la nueva izquierda. En 2015, el Frente Para la Victoria (coalición identificada con el kirchnerismo) fue derrotado en las elecciones presidenciales luego de doce años de gobierno ininterrumpido. La victoria correspondió a Cambiemos, una coalición cuya fórmula presidencial estaba encabezada por dos referentes del PRO, una alternativa partidaria de centro derecha. Por lo tanto, en 2015 Argentina fue parte de este giro político-partidario hacia gobiernos alejados de la centro-izquierda. Sin embargo, en la elección presidencial de 2019, dicha coalición gobernante (ahora llamada Juntos por el Cambio) fue derrotada por Unidad Ciudadana (integrada por muchos referentes del kirchnerismo). La fórmula presidencial se conformó por Alberto Fernández (quien fue Jefe de Gabinete durante dos de las tres presidencias kirchneristas y Cristina Fernández de Kirchner, quien fue la presidenta también en dos de las tres presidencias indicadas).

La consecuencia de lo anterior, es que el gobierno argentino que asumió en Diciembre de 2019 fue rápidamente vinculado con aquellos que estuvieron en el poder entre 2003 y 2015. Es decir, una vuelta de la centro-izquierda al poder. Esta visión no solo correspondió a dirigentes nacionales, sino también a dirigentes en el exterior. El más notorio ha sido Jair Bolsonaro, quien ha manifestado en repetidas ocasiones no solo diferencias con el nuevo gobierno argentino, sino que expresó públicamente una comparación (en términos peyorativos) del mismo con el kirchernismo. Es de destacar que Bolsonaro no asistió a la asunción de Fernández a la presidencia.

Adicionalmente, también hubo roces con otros gobiernos, podemos mencionar algunos de ellos. Con Bolivia por la situación de Evo Morales, quien se asiló en la Argentina luego de su salida del poder en noviembre de 2019. El gobierno chileno, transmitió una queja ante las críticas de Alberto Fernández sobre el accionar de los carabineros en la represión frente a las protestas socio-políticas en el país trasandino. Por su parte, Alberto Fernández (cual Brasil con la Argentina) decidió no asistir a la reciente asunción de Luis Lacalle Pou a la presidencia en Uruguay (con la excusa de la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional).

Argentina y la necesaria convivencia con sus vecinos más cercanos en un mundo globalizado

Muchas veces los países de la región se han movido en “bloque”. La tercera ola de democratización, la llegada de los gobiernos neoliberales, la posterior presencia de los gobiernos de la nueva izquierda y luego de los gobiernos más relacionados con la centro y la centro-derecha. La Argentina hoy está afuera de este bloque, lo que no significa estar afuera de la región. La diplomacia y la coordinación de la política exterior en un marco de diferencias, será fundamental para encontrar las coincidencias. 

*Politólogo y Doctor en Ciencias Sociales (UBA). Twitter: @hernant81