Mientras todas las miradas mediáticas están depositadas en la crisis por coronavirus, la investigación por la muerte de Fernando Báez Sosa continúa su curso. En este caso, un nuevo peritaje genético complicó aún más la situación de dos de los rugbiers involucrados en el crimen ocurrido en Villa Gesell a principios de este año.

Se trata Matías Benicelli y Blas Cinalli, dos de los jóvenes acusados por la golpiza que ocasionó la muerte de Báez Sosa a la salida de un boliche en Villa Gesell. El peritaje de ADN encontró rastros de sangre de Fernando en la camisa que Benicelli tenía puesta durante la madrugada del asesinato, y a su vez se hallaron también huellas de ADN de Benicelli en una uña de la víctima.

La fiscal de la causa, Verónica Zamboni, recibió los resultados de la pericia genética y ahora debe aguardar el resultado de la prueba de scopometría realizada sobre la zapatilla atribuida a Máximo Thomsen, encontrada por la Policía Bonaerense en la mañana posterior al crimen.

Mientras tanto, tanto Thomsen, Benicelli y Cinalli, como también Ciro Pertosi, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Enzo Comelli y Ayrton Viollaz continúan detenidos en la alcaidía de Melchor Romero, en La Plata, imputados como coautores del delito de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”, cometido frente a la discoteca Le Brique de Villa Gesell, el pasado 18 de enero.

Cabe destacar que también estaban pautados peritajes psicológicos y psiquiátricos para los acusados, programados en principio para el 13 y el 24 de abril en la Asesoría Pericial de La Plata. Debido al aislamiento social, preventivo y obligatorio, la medida se pospuso por tiempo indeterminado.