Centros de estudios y gremios cuestionaron la fidelidad del índice de pobreza
La UCA aseguró que hay “un descenso sobrerrepresentado de la pobreza”, el CEPA hizo hincapié en la falta de actualización de los datos sobre los que se construye el indicador y ATE sostuvo directamente que “la pobreza es el doble” de la publicada por el INDEC
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó ayer el índice de pobreza en Argentina, que en el primer semestre de 2025 alcanzó al 31,6% de la población. La cifra refleja una caída de 6,5 puntos con respecto de diciembre de 2024 y es la más baja desde 2018. Como era de esperarse, el Gobierno de Javier Milei infló el pecho y se felicitó a sí mismo por el descenso del indicador. Sin embargo, rápidamente, organismos y centros de estudios independientes al oficialismo salieron a cuestionar el dato y poner en duda su fidelidad.
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica (UCA) aseguró hay "un descenso sobrerrepresentado de la pobreza" y remarcó que “en contextos de alta volatilidad tanto por fuertes incrementos en los precios como ante la desaceleración inflacionaria, la medición de la pobreza por ingresos tiende a ser menos precisa”.
El Observatorio de la UCA reconoció que es cierto que “se evidencian mejoras”, pero subrayó que “los datos oficiales sobrerrepresentan la magnitud del alivio social” dado que hay un “sesgo” en la medición que hace el INDEC.
Para corregirlo, la entidad sostuvo que “el Indec debería acelerar la actualización de las canastas de referencia, evaluar el impacto de los cambios en los instrumentos de captación de ingresos y transparentar su efecto sobre las series históricas”.
En esa misma línea, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) habló de una “subestimación de la medición de la pobreza”, producto de la falta de actualización de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo). "En la actualidad el INDEC hace uso de la ENGHo 2004/05 cuando tiene disponible la realizada en 2017/18", señalaron.
Desde CEPA indicaron que “las alzas y bajas bruscas de la tasa de incidencia de la pobreza despiertan las dudas en torno a la metodología de su medición” y explicaron que la súbita modificación de los precios relativos no sólo distorsiona el índice de inflación, sino es extensible a la estimación de la incidencia de la pobreza por ingresos".
Para medir la indigencia en Argentina se establece una canasta de alimentos de una cantidad de calorías que -se supone- son las calorías que necesita una persona adulta para vivir, con el sesgo de los patrones de consumo propios de la cultura. Luego ese dato se cruza con ingresos de un sector particular de la sociedad y se establece que cantidad queda por debajo o por encima. Por su parte, el índice de pobreza no se hace de manera “directa” como la indigencia, sino indirecta: a partir de la Canasta Básica Alimentaria, el INDEC establece la Canasta Básica Total y estima cuántos pesos de gastos no alimentarios emplea un segmento determinado de la sociedad, por cada peso de alimentos.
Esta medición se realiza a partir de la Encuesta de Gastos de los Hogares. Actualmente, el INDEC utiliza una encuesta correspondiente al período 2004/5, que establece que el 38,4% del gasto de un hogar se destinaba a alimentos, mientras que el 61,6% restante se utilizaba para los rubros no alimentarios.
La realidad es que esa proporción cambió a lo largo de los años y también los patrones de consumo de la sociedad argentina. Más aún, con las suba de tarifas, servicios, alquileres, transporte, entre otros rubros del último tiempo surge la pregunta sobre si es o no representativo de los consumos de los hogares argentinos destinar el 38,4% de los gastos a alimentos y sólo el 60% a gastos no alimentarios como sostiene el dato que utilizó el INDEC.
Por otro lado, con un tono más político que técnico, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) denunció que “la estimación oficial del 31,6% de pobreza es ridícula”. El secretario general del gremio, Rodolfo Aguiar, apuntó al INDEC “no solo por contener una interpretación errónea y maliciosa de los datos, sino además por pretender una tergiversación de la realidad”.
“Esa interpretación maliciosa está vinculada a que las autoridades compararon el primer semestre de este año contra el periodo anterior. De manera deliberada se están omitiendo los 12 puntos de pobreza registrados con posterioridad al 10 de diciembre de 2023. Ese pico de pobreza es responsabilidad de este Gobierno“, lanzó el dirigente sindical y aseguró que en realidad, "la pobreza es el doble" del dato oficial.
Al igual que los economistas de CEPA, desde ATE señalaron que la Encuesta de Gastos de Hogares no contempla el peso real de los servicios, el transporte ni el gasto en alquileres. Además, advirtieron que la medición se hace en 31 centros urbanos, donde viven 29 millones de personas, y que de esa manera alrededor de 18 millones de habitantes quedan afuera del relevamiento.
“En este momento los pobres son más del doble de los considerados por el Gobierno, superan el 62%”, lanzó el secretario general de ATE.
Lo cierto es que mientras que el Gobierno celebró el dato oficial del índice de pobreza, en varios sectores de la sociedad generó dudas y desconfianza sobre la confiablidad de los números oficiales.