La ex vicepresidenta y líder del kirchnerismo reapareció en el escenario político la semana pasada con un extenso documento de 33 páginas en el que se explayó sobre la situación actual del país y lo que puede venirse por delante. No fue su única intervención de los últimos días. Siempre cuidadosa de sus movimientos en las redes sociales, en un opuesto total al del Presidente Milei, las cuentas de CFK mostraron una actividad poco usual a partir de la publicación de su documento. Retuits de notas y de posteos de soldados propios pegándole a figuras del Gobierno como Patricia Bullrich o Luis Caputo muestran su decisión de participar con más presencia en el debate público.

Este lunes, día de su cumpleaños, lo inició temprano con un posteo en el que resaltó un gráfico del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA que muestra la evolución de la pobreza y la indigencia en las últimas dos décadas. Lo hizo para destacar el crecimiento de esos indicadores a partir del 2018 y el endeudamiento macrista, y que “hoy ya estamos peor que en el año 2004”, punto de partida de la secuencia de la UCA en el que la pobreza llegaba al 54,8%. La pregunta que surge, entonces, es qué es lo que identifica CFK en el momento actual para decidirse a salir del silencio táctico en el que venía sumergida, con misiles en paralelo para Macri y Milei.

La respuesta está en el documento de la ex vicepresidenta y se repite en las múltiples reuniones que viene manteniendo con referentes de sectores varios desde su nueva-vieja plataforma de operaciones, el Instituto Patria. CFK considera, en acuerdo con el propio Milei, que las condiciones económicas para avanzar con la dolarización están cerca. “Cada vez estamos más cerca de poder dolarizar. Tenemos acumulados cerca de 7.000 millones de dólares de reservas y la base monetaria son 7.000, 8.000 millones de dólares. O sea, estamos a nada” afirmó el Presidente en Roma, antes de volver de su gira. “Dolarización y aumento del endeudamiento soberano en moneda dura están entre nosotros y han comenzado a desplegarse” escribió CFK, y agregó una línea que deja en claro su mirada y revela el motivo de su reaparición: “La dolarización de la economía argentina implicará la clausura definitiva a la posibilidad de desarrollar nuestro país”.

Efectivamente, el Gobierno Nacional concentra toda su política económica en la acumulación de reservas. Los recursos surgidos del violento ajuste del gasto primario en estos meses, el fin de las transferencias no automáticas a las provincias y el freno a las importaciones se dirige de lleno a la compra de dólares cuya oferta aumenta, como extrañamente destacó el propio Milei, se nutre hasta de pequeños ahorristas que venden ahorros para llegar a fin de mes. Sin embargo, la contracara de ese avance de la estrategia dolarizadora de Milei es una fuerte caída del apoyo al Gobierno, a raíz del impacto en la sociedad de la crisis promovida para licuar el poder adquisitivo del salario y conducir a una recesión, recetas que en la perspectiva del Presidente conducirán a una baja de la inflación y luego de la brecha cambiaria. Ambos pasos necesarios para levantar el cepo, conseguir inversiones y dolarizar.

MILEI Y CAPUTO, MÁS RESPONSABLES DE LA CRISIS QUE ALBERTO FERNÁNDEZ Y MASSA

Como bien percibe CFK al momento de decidir volver al tablero, el principal condicionante de una posible dolarización no será tanto económico como político. Los límites que Milei pueda encontrar no surgirán ni de la falta de dólares para un eventual reemplazo de la base monetaria, ni tampoco de un freno que pueda poner una justicia que, en la historia del país, supo avalar las peores tragedias para la sociedad.

Un interesante estudio de la consultora Zuban Córdoba que se conoció este domingo presenta datos relevantes que pueden alimentar esa perspectiva. Las decisiones del Milei Presidente lo llevaron a dilapidar su imagen en tan solo dos meses, pasando del 56% de los votos en el balotaje a cosechar una imagen negativa del 55% en febrero. Si bien el primer mandatario conserva una imagen positiva del 44,6%, sus niveles son bajos para un período que aún debería ser de luna de miel y su caída se da en tiempo récord. El propio Gustavo Córdoba expresó en una entrevista radial el domingo que una retracción similar en la imagen de Alberto Fernández tomó alrededor de un año, pandemia mediante, y dos años en el caso de Macri.

Pero lo peor para el Presidente no es la caída de su imagen personal sino las percepciones negativas que su gestión genera en la sociedad. Mientras que un 37,1% aprueba totalmente la gestión del Gobierno Nacional, el 51,7% la desaprueba totalmente. Si se agregan las respuestas intermedias del estudio de Zuban Córdoba, la aprobación llega al 45,2% y la desaprobación al 54,7%. A su vez, el 52,8% considera que el país va en una dirección incorrecta desde que asumió Milei, frente al 44,7% que expresa que este el rumbo correcto.

Más allá de los porcentajes, lo interesante es la tendencia en el tiempo. En diciembre, los niveles de aprobación y desaprobación al rumbo del Gobierno eran prácticamente inversos, y comenzaron a cambiar más cerca de enero. Otra pregunta interesante del estudio permite observar esto con claridad.

La encuesta preguntó por quién es más responsable de la mala situación económica en este momento, ofreciendo como posibles respuestas “el gobierno de Fernández y Massa” o “el gobierno de Milei y Caputo”. En diciembre, las respuestas de los encuestados ubicaban la responsabilidad del FdT en un 50,8% y la del nuevo gobierno en 25,5%. En febrero, el Gobierno Nacional es visto como el responsable de la crisis económica por el 50,8% mientras que el 47% sigue culpando a la administración anterior. Independientemente de la cuasi paridad y el alto nivel de responsabilidad que todavía se atribuye al gobierno de los Fernández (podría decirse la herencia), lo contundente es el vertiginoso crecimiento de quienes culpan a Milei y Caputo por su situación actual, que se duplicaron en un mes y medio.

Todas las otras preguntas del módulo del estudio dedicado a la gestión mostraron una mayoría en el rechazo y la desaprobación. El 54,5% respondió tener desconfianza en que Milei pueda mejorar la economía; el 62,4% dijo estar en desacuerdo con que el ajuste los esté pagando la casta, y el 79,9% estuvo de acuerdo en que el ajuste lo está pagando la gente. A su vez, un 67,3% se mostró en desacuerdo con que no envíen alimentos a los comedores populares.

NUEVA POLARIZACIÓN QUE ASOMA

“El escenario político de tercios que apareció hace más de dos años con la irrupción de La Libertad Avanza está comenzando a desdibujarse. Hoy contamos con elementos para confirmar que ese rediseño sigue en marcha, ahora marcado por la disolución de los tercios y el armado de un nuevo sistema de polarización, con dos polos cada vez más nítidos” concluye el análisis del informe de Zuban Córdoba a partir de los datos de su encuesta de febrero. La consultora destaca la imagen positiva del 45% que aún mantiene el Gobierno, a la vez que señala el desplazamiento de buena parte del electorado de JxC hacia Milei y la gran aceptación entre votantes del PRO y LLA ante una alianza o posible fusión de ambas fuerzas.

Efectivamente, entre los votantes de Bullrich y de Milei, el nivel de acuerdo ante una alianza es del 80%, porcentaje que se replica o incluso se supera pero por el desacuerdo entre quienes votaron por Massa, Schiaretti o Bregman. Nítidamente se recorta una nueva grieta con el PRO y LLA de un lado y el resto del sistema político del otro, aunque esto no significa que ninguno de esos polos sea homogéneo en su interior.

En plena disputa interna del bloque gobernante, otra pregunta encontró percepciones contrapuestas ambos lados de la nueva polarización. Consultados sobre quién tendría más poder ante un eventual desembarco del PRO en el Gobierno Nacional, los votantes de Bullrich y Milei se inclinaron por el Presidente en un promedio del 70%, mientras que quienes votaron por Massa, Schiaretti o Bregman opinaron casi al mismo nivel que Macri será quien concentre mayor poder en ese caso hipotético.

“Este no es un fenómeno nuevo, en otros países ya hemos visto cómo la irrupción de fuerzas potentes de extrema derecha logra absorber por completo la representación política de las fuerzas de centro-derecha” analiza el informe de la consultora, a la vez que plantea una “incógnita sobre la estrategia política de los distintos sectores de JxC, especialmente ante la posibilidad de alianzas legislativas o incluso de un cogobierno” como uno de los elementos centrales para interpretar la nueva polarización.

En el reordenamiento de la fichas del tablero, quienes aparecen en una posición preponderante son los gobernadores. Señalados por el propio Gobierno Nacional como los responsables de haberle propiciado su primer gran golpe político con la caída de la ley ómnibus, los mandatarios provinciales se encuentran en la disyuntiva entre negociar los recursos que necesitan para gobernar, o hacer una oposición dura frente a un gobierno que pierde apoyo rápidamente.

La definición no es sencilla para los gobernadores. Si bien un 61,8% de los encuestados opinó que el Gobierno Nacional debe dialogar y buscar consenso con ellos, frente a un 28,3% que se inclinó por un gobierno por decreto y la confrontación con las provincias, los niveles de confianza en los mandatarios provinciales no necesariamente superan a los del Presidente. Un 44,4% expresó que confía más en Milei que en el gobernador de su provincia, y un 44,3% se inclinó por su gobernador frente al Presidente.

En la misma línea, un 53,9% de los consultados expresó que espera que su gobernador defienda los intereses de su provincia, incluso si eso lo lleva a enfrentarse con el Presidente, pero un nada despreciable 41,2% opinó que su mandatario provincial debería ayudar a Milei aunque eso represente pérdida de recursos para su provincia. La nueva polarización encuentra a un Milei con niveles de aceptación en retroceso pero todavía importantes, y con capacidad para marcar el pulso de la conversación social e instalar su narrativa en buena parte de la sociedad.

MIENTRAS TANTO EL PERONISMO

En los primeros y violentos meses del Gobierno, el peronismo se dio la estrategia de esperar. Con los gobernadores, sectores de JxC y la propia sociedad civil encabezando los rechazos y poniendo límites al intento de ley ómnibus, el PJ se limitó a filtrar sus críticas por esas hendijas y desde roles institucionales pero sin asumir el protagonismo. Para botón de muestra basta recordar que el presidente del partido sigue siendo Alberto Fernández, recluido en España.

Por ahora, la estrategia parece haberle dado frutos al peronismo, que pudo ser parte del bloqueo legislativo y político a Milei sin volver a quedar en el lugar de la obstrucción permanente de todo gobierno que no sea de ese signo en el que siempre se lo ubica. Sin embargo, marzo y abril aparecen como meses determinantes para las posibilidades de éxito del plan dolarizador de Milei, y allí el PJ deberá asumir otro protagonismo. Desde ahí hay que leer la reaparición de CFK, y los trascendidos que dejó correr en torno a que es tiempo de los gobernadores y de trazar estrategias comunes en lo legislativo, campo al que el Gobierno mandará nuevamente la ley ómnibus reacomodada en varias leyes tanque de guerra.

El equilibrio es frágil. El debate en el Congreso mostró a distintos sectores tan preocupados por frenar a Milei como por no quedar pegados al kirchnerismo en una votación. Pero también mostró atisbos de nuevos puentes que pueden trazarse, como los contactos entre Máximo Kirchner y la estructura del cordobecismo, encabezada por un Martín Llaryora cada vez más empujado por el propio Milei a un rol de oposición firme. Las disputas que vendrán por los fondos para las provincias serán el escenario para observar el devenir de estos reacomodos. El reclamo por el Fondo Nacional de Incentivo Docente o el Fondo Compensador al transporte público en el interior mostraron alineamientos impensados meses atrás, emergentes de la nueva polarización a la que quedó lanzado el sistema político argentino por la brutalidad del Gobierno Nacional.

¿Cuánto seguirá cayendo el crédito político de Javier Milei en los próximos meses? ¿Qué chances tiene de construir un consenso social suficiente como para dolarizar la economía? ¿Se consolidará esta nueva polarización o la oposición terminará fragmentada y allanándole el camino al Gobierno? ¿Qué lugar buscarán ocupar CFK y el kirchnerismo, y qué posibilidades reales existen de acuerdos con otros sectores políticos para frenar las embestidas del oficialismo? Algunas preguntas abiertas para seguir avance del contexto político en el que, como expresa el informe de Zuban Córdoba, la principal respuesta será económica:

“Esta nueva polarización, sin embargo, no debe leerse como un escenario necesariamente ventajoso para el gobierno. La cuestión económica sigue siendo el gran flanco débil del gobierno. Y una aceleración en esa área puede generar coletazos graves para el oficialismo, sobre todo con un presidente que no abandona el mood campaña y sigue hablando a su núcleo duro”.