“Esto parece una tarde de mates entre militantes y dirigentes, pero vale la pena hablar estas cosas” dijo CFK sobre el final de su discurso de este lunes en aeroparque, donde se presentó un avión que participó en los vuelos de la muerte de la ex ESMA recuperado por el Estado argentino. La comparación fue precisa: la vicepresidenta dejó mensajes para todos los sectores, pero fundamentalmente para esa base propia que en buena parte sufrió como una derrota política el amague con Wado de Pedro y la candidatura final de Massa.

“Y vale también la pena desdramatizar y que la gente sepa de qué se trata una discusión política o un  debate en los partidos políticos. Esto también hace a la construcción” continuó inmediatamente CFK, a punto de cerrar sus palabras y marcando un punto central de su intervención: pasar la página de una rosca que tuvo en vilo al país hasta último momento y reconectar con la motivación militante que Unión por la Patria necesita para salir a ganar las elecciones desde el minuto cero de la campaña.

La vicepresidenta sintió la necesidad de salir a ordenar. El cierre caótico con el volantazo a último momento dejó un sabor amargo en su núcleo duro, refractario a la figura y la trayectoria de Massa y que se había ilusionado en las pocas horas que duró la alternativa Wado. Rápida de reflejos, CFK comprendió que le debía una explicación a los propios y una muestra de firmeza y autoridad en su decisión que escenificó y ejecutó con magistralidad política, empezando por el teatro, la obra y los actores que eligió para que la acompañen.

EL TEXTO: REAFIRMAR SU APUESTA

Si alguien tenía alguna duda sobre su bendición a la candidatura de Massa, la vicepresidenta no dejo pasar un solo día hábil sin despejarla. Se armó un acto de ADN 100% K: Derechos Humanos, militancia contra el terrorismo de Estado, memoria, verdad y justicia y una primera plana de asistentes sin albertistas, totalmente hegemonizada por cuadros del kirchnerismo y de DDHH. Estela de Carlotto y Taty Almeida; Axel Kicillof, Wado de Pedro, Jorge Taiana, Horacio Pietragalla, Carlos Zannini, Tristán Bauer, Martín Soria, Martín Mena; Agustín Rossi y Juan Manuel Olmos, lo más cercano al Presidente junto al mensaje grabado que el primer mandatario envió desde Brasil, pero ambos con su juego propio; Malena Galmarini como única acompañante del ministro-candidato.

En ese escenario, frente a esa platea y para esa obra CFK sentó a su derecha a Sergio Massa, que no fue como un mero invitado. El ministro fue clave en la gestión para recuperar el avión de la dictadura y se lo reconocieron desde la vicepresidenta hasta los familiares de los desaparecidos y la propia Taty Almeida. No sólo eso. Massa se encargó de contar la anécdota de cuando recibió el pedido por parte de los organismos de DDHH, jornada en la que horas después se reunió con CFK. La vice le pidió entonces que quería “que se involucrara en una cuestión”, y relató el mismo caso que a ella le había llegado por Oscar Parrilli. Massa, a esa hora, ya había iniciado las gestiones y tenía resultados para ofrecerle a la dueña de la estrategia de UP incluso antes que ella se lo pidiera. Dato de color que quizás explique bastante de la relación entre ambos.

El ministro fue actor de reparto y habló apenas algunos minutos. No le correspondía a él esa parada y se limitó a hablar, un tanto errático, de memoria, verdad y justicia, un territorio que frecuenta tanto como la base kirchnerista quisiera y que deberá afilar si pretende conquistarla. Con las lágrimas de emoción de Malena Galmarini en primer plano, Massa se limitó a convocar a construir “una pared para frenar a todos aquellos que quieren derribar derechos en Argentina”.

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A su turno, el  primer gesto contundente de CFK luego de avalar un pedido por una ley anti negacionismo que había sido enunciado por una de las familiares de las víctimas de los vuelos de la muerte, fue bancar fuerte a Massa. Recordando la misma anécdota, la vice bromeó con la voluntad Massa para trazarse objetivos, puesto que el ministro había planteado traer el avión en cuestión en apenas unas semanas. “Es buena la voluntad, creo que los militantes tenemos en la voluntad  un valor. Pero si hay demasiada voluntad puede devenir en voluntarismo y entonces hay que corregir y moderar” lanzó CFK, quizás chicaneando al ministro por haber proyectado un 3% de inflación para mayo en diciembre, quizás explicando su decisión por un moderado para la fórmula presidencial.

La vice continuó la anécdota contando que Massa le había propuesto una apuesta a que lograría traer el avión en ese plazo. “Hay gente que apuesta, y está bien apostar, porque para ganar también hay que apostar siempre, ¿no?” cerró el bloque CFK entre aplausos y risas de la asistencia y lanzando un clarísimo mensaje que destierra las lecturas derrotistas que se le atribuían: su apuesta por Massa es una apuesta para ganar. Si estuviera pensando en perder probablemente, como desarrolló luego, hubiera ungido un candidato propio para revalidar el capital político de su espacio. Pero la vice se inclinó por la unidad y Massa como su resultado porque entiende la responsabilidad del peronismo ante lo que tiene en frente.

EL CONTEXTO: LA UNIDAD EN EL CENTRO

La vice puso blanco sobre negro con el sector al que responsabilizó por el confuso cierre de listas. “Cómo no va a haber sorpresas, si durante un año y medio nos estuvieron batiendo el parche con PASO, PASO, PASO, PASO y la democratización del peronismo; vamos, vamos , que soy peronista de muy joven y todos los cargos que ocupé en mi vida fueron por el voto popular” fustigó CFK contra un albertismo al que llamó por sus cargos pero no por sus nombres. “El Presidente de la Nación y de nuestro partido” y “la ministra de Desarrollo Social” fueron los blancos de todos sus dardos, de lo que se salvó incluso Daniel Scioli.

Acto por la recuperación del avión que se utilizó en los "vuelos de la muerte" de la ESMA

A Alberto Fernández le criticó “embanderarse” en unas PASO luego de “la derrota parlamentaria más importante del peronismo” en 2021 y difícil contexto económico.  La vicepresidenta, como Massa, entiende que una interna hubiera sido sangrienta y con derrames en un desorden político que agravaría el duro momento de la economía. Por eso fustigó al Presidente por sostener las primarias hasta último momento, y a Tolosa Paz por haberse querido subir hasta a la vicegobernación bonaerense, intenciones que se terminaron arreglando con dos lugares en diputados. “Esta es la verdad de la milanesa, en esto terminaron las PASO en la República Argentina” disparó.

CFK hizo un claro énfasis en que la unidad del peronismo era una necesidad frente a la situación económica que atraviesa el país y la crisis política que podría desatar un enfrentamiento en el oficialismo. “Que nadie se haga los rulos que nosotros tenemos una gran responsabilidad con la sociedad, de estar no discutiendo entre nosotros sino fundamentalmente ocupándonos de los problemas de la gente” soltó para las interpretaciones múltiples que pueden englobar desde  qué interna planteará Grabois hasta las críticas de la propia base al candidato que eligió. A todo ese universo de kirchneristas desencantados por la fórmula que terminó decidiendo Unión por la Patria CFK les dobló la apuesta. “Yo les dije a ustedes varias veces lo de la comprensión de texto. Quiero que entiendan también la comprensión de contexto. Hay una situación de contexto cuando uno mira la sociedad y el momento político en el que está” expresó casi a modo de justificación de la decisión por la unidad detrás de la candidatura de Massa.

En otro pasaje, cerca del final de su discurso, CFK fue aún más explícita: “la política también es conducir el desorden y tratar de ordenar de la mejor manera posible para convertirla en un instrumento de transformación y de cambio, y en todo caso, si todavía no podés transformar por lo menos de tranquilizar”. La frase fue directo al hueso del nudo argumental que le reclamaba a su conductora una mayor radicalización en el contexto político actual como la forma más eficaz para enfrentar a la derecha. Desde su óptica de dirigencia y sabiendo el peso de la responsabilidad que carga con sus decisiones, CFK le marcó la cancha a los propios: “yo quiero que ustedes entiendan que los dirigentes que tenemos responsabilidades institucionales o políticas, desde la conducción debemos hablar con nuestros militantes o nuestros dirigentes, pero a quien le debemos todo es a la sociedad, tenemos que darle tranquilidad, certeza y seguridad a la sociedad”.

CFK sabe que no eligió una fórmula a gusto del paladar de su base social electoral. Pero su decisión no se basó en la militancia y sus deseos sino en una lectura del contexto social, económico y político. Su apuesta por una unidad que permita ampliar el alcance electoral de UP, disputar un electorado con JxC que el menú de opciones propias difícilmente abarcaba, se muestra tan clara como las diferencias entre el contexto que ella está viendo y el que ven muchos de los suyos.

CONTENCIÓN E INDULTOS

Las palabras de CFK hacia los suyos no fueron sólo para la militancia que seguía el discurso por Youtube. También había heridas profundas que suturar en la primera línea de la asistencia. Wado de Pedro, el candidato que no fue, estuvo visiblemente incomodo a lo largo de todo el acto. Hasta que llegó un reconocimiento de CFK en forma de un bálsamo que le llenó los ojos de unas lágrimas inocultables.

La vice relató la trama de las negociaciones y contó que el lunes pasado tenía decidido ir a unas PASO con De Pedro como candidato si el albertismo no bajaba sus listas. “Algunos me sugerían que le hablara a Daniel. Ni con una 45 en la cabeza me hacían hablarle a nadie, ni para subir, ni para bajar, ni para acá ni para allá, yo respeto profundamente las decisiones de cada persona. No se puede obligar a las personas a hacer algo que no quieren o ir a un lugar que no quieren, esto es en la responsabilidad de cada militante y cada dirigente” sentenció CFK explicando un momento en el que aún había internas en UP. Quizás en forma inconsciente, su explicación describió mejor la decisión que se le adjudica a Kicillof de no haber aceptado la candidatura a presidente que la de Scioli por sostener la suya hasta último momento. Para los lectores de sutilezas quedará el hecho que el gobernador fue el único a quien CFK nombró sólo por su cargo y no por su nombre, tal como hizo con Fernández y Tolosa Paz.

La vice continuó el relato: “y le dije a Sergio, si hay una lista de unidad apoyada por gobernadores, intendentes, nosotros no tenemos ningún problema, pero si hay PASO nuestra fuerza va a ir con candidato propio, va a ir con Wado de Pedro, que era nuestro candidato si hubiera habido PASO”. La cámara ponchó al ministro, que hacía lo imposible por contener la emoción. CFK rescató “sus valores, su convicción, su pertenencia a un proyecto colectivo que va a donde le sirve al proyecto, independientemente de que le sirva a él es de muy pocos, poquitísimos les diría”, y repitió enfáticamente cuatro veces el “poquitísimos” mientras la cámara volvía a un De Pedro emocionado, junto a un Axel Kicillof que quizás haya sentido otro dardo pasando cerca.

CFK fue explícita y contundente. Leyó el mensaje de un gobernador, a quien no nombró que manifestaba su apoyo a De Pedro si había paso, como una forma de desmentir el rumor de que los gobernadores habían resistido su candidatura. “Es obvio que para llegar a ese consenso Wado de Pedro no iba a tener la aprobación del Presidente” afirmó responsabilizando a Alberto Fernández. “No te preocupes, no te preocupes” repitió al instante en la única frase enunciada directamente el ministro de Interior, en la que dio a entender que en el contexto actual del peronismo no contar con la simpatía de Alberto Fernández no es un obstáculo al que haya que darle mucha importancia.

La evidencia de la furia de CFK con el Presidente quedó expresada también en el indulto a dos de las que fueron sus espadas en los últimos meses. “Anoche hablé con Daniel Scioli, con quien siempre me unió una relación de respeto mutuo desde siempre, tuvimos una charla excelente” dijo la vice en referencia a quien hasta hace pocos días encabezaba la interna que buscaría “democratizar” el peronismo que ella conduce. “Gracias Agustín por la sinceridad y por decir las cosas como son, ese es un valor muy importante para mí, gracias” le dispensó a un soldado de sus presidencias como Rossi, que reacomodado como candidato a vicepresidente podrá volver a expresar un kirchnerismo que le corre en sangre como a pocos por la experiencia de tantos años de defensa de los gobiernos tanto de CFK como de Néstor Kirchner.

LAS BANDERAS EN ALTO

CFK salió a jugar fuerte para ordenar el escenario tras el volantazo de la fórmula presidencial y el cierre de listas más explosivo en muchos años, y dejó mensajes para todos. A la militancia y la base propia le explicó su decisión, explicitando una cronología de los hechos y la responsabilidad de los actores implicados que, de mínima, desterrará todo tipo de interpretaciones conspirativas y lecturas sobre ideologizadas, al menos en quienes la sigan en su pedido de comprensión de texto y contexto. Al Presidente y su tropa los expuso no solo de cara a la base peronista sino a toda la sociedad, responsabilizándolos de una mezquindad política que puso en riesgo la mejor estrategia electoral posible para el oficialismo. A quienes se encuadrarán en la campaña de Juan Grabois, les dejó en claro el riesgo de jugar con fuego en una interna que se base más en el ataque a la fórmula de Massa-Rossi que en una búsqueda de ampliar el espacio electoral de UP. A todos les mostró que quiere ganar y está decidiendo en consecuencia.

Por supuesto, también hubo mensaje para el candidato ungido. CFK no firma cheques en blanco y se lo hizo saber en la primera aparición juntos tras la confirmación de la fórmula. Leyendo una nota. “Para el FMI las ganancias de las empresas explican buena parte de la inflación actual” dijo leyendo una nota periodística y en seguida agregó: “hola qué tal, teléfono para el ministro, para el ministro y para el candidato”. La nota en cuestión marcaba a la puja distributiva como la raíz de la inflación, y la vicepresidenta sumó a ese análisis un cuadro en el que expuso las exorbitantes ganancias del sector empresarial en los últimos años. “El neoliberalismo quiere a como dé lugar, a palos o como sea, que los trabajadores acepten cualquier resultado. Le tenemos malas noticias, hay muchos peronistas todavía en la república argentina” sentenció CFK dejando en claro que sus banderas no terminan en un candidato y marcándole la cancha a Massa hacia adelante. Ahora, deberá convencer de ello a los suyos y motivarlos para una campaña que está a la vuelta de la esquina y una elección en la que cada voto significa un triunfo.