Después de la represión de Recoleta, la política entró en una espiral de confrontación en el que las dos principales coaliciones caminan hacia adelante tanteando a ciegas costos y beneficios. La pregunta sobre “a quién beneficia” la agudización de los conflictos pasados y por venir es la incógnita de ahora y no tiene una respuesta clara para ninguno de los dos bandos. Lo que sí, todos comparten una certeza ineludible: lo que empezó con un alegato judicial proscriptivo de la vicepresidenta para sacarla del juego provocó el efecto absolutamente contrario, al punto que el entusiasmo sobre un posible “Cristina 2023” empezó a resonar con una fuerza que resultaba improbable apenas unos meses atrás. 

"Le sobra coraje. Quiero que me gobiernen los mejores y la mejor es Cristina", dijo sin repetir y sin soplar nada menos que el diputado nacional y referente de la Cámpora, Máximo Kirchner, esta mañana en diálogo con El Destape. El hijo de la máxima líder del peronismo dijo en voz alta lo que ya venían afirmando sucesivamente algunos otros dirigentes del espacio más afín a la vice, como el titular de la UOM, Abel Furlán, o el jefe de asesores de la gobernación bonaerense Carlos Bianco. 

“Creo que la Argentina merece otro gobierno de la compañera”, soltó un enfático José Mayans durante un encuentro este miércoles con la jefa en el Congreso, del que participaron diputados y senadores del Frente de Todos. Cristina le contestó apenas con un gesto, como desechando la idea, pero no emitió palabra. 

“Me encanta”, dijo sobre la idea el diputado sanjuanino y ex gobernador de esa provincia (y presidente del PJ durante el macrismo), José Luis Gioja. 

La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, también se sumó al operativo clamor. El de Estela fue un comentario sincero: por ahora la idea no pasa de un deseo, y la política no suele cumplirlos todos. “Yo la designé candidata”, dijo, casi parafraseando a los miles de fieles que vienen cantando esa consigna en Recoleta desde hace más de una semana.  

En ese juego de recuperar los sueños se basa el optimismo repentino de un sector del oficialismo, que cree haber recuperado “mística” con las movilizaciones espontáneas a Juncal y Uruguay pero también en varios otros puntos del país. En esa línea vienen expresándose dirigentes de todo tipo y color. 

También son tiempos de “catarsis”. Así lo definía en diálogo con Diagonales un dirigente con trayectoria peronista en la provincia. La centralidad de CFK fue clave para superar el pozo negro que venía siendo este 2022 para el Gobierno, en ese sentido la Vice volvió a poner el cuerpo, una vez más, para empujar al resto. Otorgó alivio, aportó un nuevo eje, ayudó a superar la asfixia de la economía y las internas y eso, explican, se verá reflejado en los discursos y en la rosca de las tribunas durante el acto de este sábado en Merlo. 

Pero el problema vendrá después, cuando el vendaval -como todo vendaval- amaine en intensidad. La idea de “todos con Cristina” es unánime (este medio confirmó que hasta el Movimiento Evita será de la partida en el oeste bonaerense), pero también hay reparos, lo que explica que, pese al operativo clamor de buena parte del PJ, también hubo silencios importantes, muchos de los cuales provienen incluso del tercer cordón, donde CFK tiene su base histórica. 

Las razones detrás de esa posición son varias, pero se puede resumir en una: Cristina ocupa tanta centralidad que hasta se sale del cuadro, y ahoga otras discusiones que traen otros dirigentes. Y esas discusiones en este contexto del país son tantas que el peligro real de la hora es que el árbol tape al bosque.