El candidato presidencial Alberto Fernández orientará, en caso de ganar en octubre, la primer etapa de su gobierno a intentar disminuir la insuficiencia alimentaria en el país. Los equipos técnicos del Frente de Todos, coordinados por el rector de la universidad metropolitana de los trabajadores UMET Nicolás Trotta, elaboraron una batería de propuestas para garantizar que las familias argentinas puedan comer cuatro veces al día. La hoja de ruta está volcada en una plataforma de gobierno de la fórmula justicialista a la que pudo acceder Diagonales. Esas medidas contra el hambre en un país exportador de alimentos irán ganando lugar en la agenda de campaña de la fórmula Fernández- Fernández 2019 a medida que se disipe los rumores informativos del post cierre de listas.

Diagonales habló con el diputado nacional Daniel Arroyo, ex Viceministro de Desarrollo Social, parte del primer círculo de asesores de Alberto Fernández en la temática social, para conocer cómo podría instrumentarse una meta de gobierno loable pero en inevitable tensión con los sectores concentrados que controlan la producción y distribución de alimentos.  

“Es evidente que ha empeorado mucho la situación alimentaria en Argentina porque hay más gente en los comedores comunitarios, porque hay más chicos que se quedan a comer en las escuelas, porque los sectores medios están comprando terceras marcas de alimentos. Hoy la gente que asiste a las personas con insuficiencia alimentaria, ya sea en el comedor de una escuela o en un merendero improvisado en la propia casa, se ve desbordada por la cantidad de gente necesitada que se acerca a pedir ayuda. No sólo hay hambre en Argentina, es decir cada vez son más los que cenan mate cocido y un pedazo de  pan, sino que hay insuficiencia alimentaria, muchos argentinos comen poco o mal, y eso pasa porque los costos de la canasta básica son exorbitantes”, comienza diciendo Arroyo.

A partir de ese diagnóstico Arroyo enumera las cinco medidas elaboradas por el equipo de Alberto Fernández en pos de disminuir la insuficiencia alimentaria: “Primero, decretar la emergencia alimentaria. Eso significa tomar partidas presupuestarias de otras áreas para volcarlas en un tema tan urgente como el hambre. Para eso, hay que reforzar a los comedores y merenderos con partidas de dinero adicionales a lo fijado en el  presupuesto nacional. Segundo, hay que bajar los impuestos a la canasta básica de alimentos. Deberíamos eliminar el IVA en algunos productos. Eso no es difícil de instrumentarse porque las tarjetas bancarias de los planes sociales pueden ser una vía de transacción que facilite eso. Tercero, establecer una Ley de Góndolas para fijar que ninguna marca pueda acaparar más de un tercio en el espacio de determinado sector del supermercado. Hoy una empresa de harina pone tres productos en una góndola, acapara el lugar, y termina fijando los precios. De esa manera, daríamos lugar a los productores locales, evitaríamos la cartelización y bajaríamos los costos. Cuarto, incorporar a los actores de la economía popular en la distribución y venta de alimentos. Ellos necesitan más escala y acompañamiento del Estado. Por último, debemos hacer hincapié en generar una canasta saludable. El Estado debe garantizar que haya más frutas, verduras y lácteos en la mesa de los argentinos”.

Por otro lado, Diagonales habló con Nicolás Trotta para conocer por qué decidieron los equipos técnicos de Alberto Fernández poner énfasis en la elaboración de un programa contra la insuficiencia alimentaria. “En principio, el eje central de la plataforma del Frente de Todos se vincula a la construcción de un nuevo contrato social con la participación del sector del trabajo, el sector capital empresario y el aporte de los movimientos sociales y las universidades con una mirada puesta en el mediano y el largo plazo, pero también en la emergencia. Y es ahí, en el corto plazo, donde se hace más evidente la necesidad de revertir indicadores sociales muy agudos por la caída adquisitiva de los salarios y el aumento de la desocupación. En Argentina hay una situación de explosiva pobreza, tres millones de argentinos cayeron al piso de la pirámide social en el año 2018. Hoy tenemos al 51% de los niños, niñas y adolescentes bajo la línea de la pobreza. Por eso, vemos prioritario que un futuro gobierno despliegue medidas relacionadas a paliar la crisis alimentaria”, respondió el rector de la UMET, y mano derecha de Alberto Fernández.

Por último, Diagonales consultó a Daniel Arroyo sobre cuáles serían las zonas del país dónde se requiere una mayor intervención pública para hacer realidad una promesa que, en boca de Cambiemos, quedó solo como consigna electoral, el llamado horizonte de Hambre Cero. “Hay varias zonas afectadas en la cuestión del déficit alimentario. En principio, el conurbano bonaerense y los grandes centros urbanos emergen como los territorios más vulnerables. A su vez, en el noroeste y noreste del país los índices de pobreza son fuertes, ahí debemos enfocar también la emergencia alimentaria. Ahora bien, en Argentina no atravesamos una crisis social segmentada, sino algo más profundo. En Venado Tuerto, por ejemplo, una zona agrícola industrial, duplicaron la entrega de bolsones de alimentos. En Villa María, otra zona con mucho desarrollo económico, sucede algo parecido. Lo mismo vemos en Río Grande, en la Patagonia, o en Bariloche. Repito, el aumento de la demanda de alimentos es transversal, cruza a todos los sectores sociales y regiones del país. Y la falta de alimentos genera otro problema tremendo, las familias se endeudan para poder llenar el changuito, y lo hace pagando intereses usureros al financista del barrio. Por eso decimos que estamos en emergencia alimentaria, y hay que darse de políticas para revertirlo”.